65 Festival Internacional de Cannes
Leonardo García Tsao
Michael Haneke flanqueado por los protagonistas de su película, Emmanuelle Riva, de 85 años, y Jean-Louis Trintignant, de 81Foto Reuters
Cannes, 27 de mayo. A pesar de que la opinión de la crítica ante Post tenebras lux
fue dividida, el jurado presidido por el cineasta italiano Gianni
Moretti le otorgó el premio a mejor director a Carlos Reygadas por su
cuarto largometraje. Eso, sumado al triunfo de Michel Franco por su Después de Lucía
en la sección Una Cierta Mirada, confirman otro año de estupenda
cosecha para la cinematografía nacional. Tomando en cuenta su anterior
premio del jurado por Luz silenciosa (2007), Reygadas se convierte así en el realizador mexicano más premiado en la historia de Cannes.
Por otro lado, parecía inconcebible que el jurado oficial no le diera la Palma de Oro a Amour, de Michael Haneke, ya que desde su primera proyección se mencionaba como la candidata más fuerte al describir, en términos íntimos y honestos, el agónico fin de una pareja de octogenarios. Así, el severo director austriaco se une al enrarecido grupo de colegas –Bille August, Francis Ford Coppola, los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, Shohei Imamura, Emir Kusturica y Alf Sjoberg– que llevan dos Palmas de Oro en su haber. Lo singular es que apenas en 2009 Haneke había recibido la primera por El listón blanco; nadie lo había logrado en tan poco tiempo.
Donde sí se vio cierta mano negra de Moretti fue en la premiación de Reality, de su paisano Matteo Garrone, con el Grand Prix (el segundo lugar). La película semicómica no había convencido a la crítica en su intento por satirizar a la televisión actual y el concepto de la fama instantánea. Por cierto, es el segundo Grand Prix para Garrone, quien hace unos años lo obtuvo en forma más merecida por Gomorra (2008).
En términos numéricos la otra gran ganadora fue la rumana Dupa delauri (Más allá de las colinas), de Cristian Mungiu, al obtener el premio a la mejor actriz en ex aequo
para sus protagonistas Cristina Flutur y Cosmina Stratan, así como el
premio al mejor guión, debido a Mungiu. (Es raro que un solo título se
lleve más de un premio en categorías diferentes.)
Inobjetable también es el premio al mejor actor para el danés Madds
Mikkelsen, por su interpretación del tímido profesor acusado de
pederastia en Jagten (La cacería), quizás la película más convincente de Thomas Vinterberg a la fecha.
Finalmente, el premio de consolación, el del jurado, fue para The Angels’ Share (La porción de los ángeles), la complaciente comedia del británico Ken Loach que, para muchos, fue la película feel good del festival.
La gran sorpresa fue el ninguneo a las tres participantes francesas. Al menos, se rumoraba desde el principio que De rouille et d’os (Óxido y hueso),
de Jacques Audiard, iba por la grande. (Ahora bien, no olvidemos que
Francia participa como país coproductor en un buen porcentaje de los
títulos en competencia. Así sucede con seis de las siete ganadoras,
incluyendo a la mexicana Post tenebras lux).
Y si bien la nutrida representación estadunidense se fue con las
manos vacías en la competencia, la Cámara de Oro fue para Benh Zeitlin,
el debutante director de Beasts of the Southern Wild (Bestias del salvaje sur),
producción independiente que ya había ganado el gran premio del jurado
en el pasado festival de Sundance y aquí fue programada en Una Cierta
Mirada.
Twitter: @walyder
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