LA OTRA RUTA MIGRATORIA
Las extorsionan o secuestran y les quitan lo poco que llevan
Por Patricia Chandomí, corresponsal
Tuxtla Gutiérrez, 18 sep 12 (CIMAC).- Las y los migrantes centroamericanos que transitan por México en su camino hacia Estados Unidos, son una mina de oro para autoridades migratorias, empleados del ferrocarril y las bandas criminales.
Al ser víctimas de extorsión y secuestros, la población migrante genera ingresos millonarios a empleados públicos y el crimen organizado, según Blanca Cordero y Carlos Figueroa, autores de la investigación “Triturando a la humanidad”.
Los especialistas hacen una clasificación de las y los migrantes centroamericanos que llegan a México. Explican que el tercer estrato es el más vulnerable porque es el que viaja con menos dinero: entre 500 y 2 mil pesos por persona.
Tal cantidad a nivel individual podría ser insignificante, pero si se multiplica por los 400 mil migrantes que se estima de manera oficial ingresan a territorio mexicano cada año, la cifra es millonaria advierten los investigadores.
Abundan que las y los migrantes generan elevados índices de ingreso por corrupción a los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).
Y es que de acuerdo con Cordero y Figueroa el tercer estrato de migrantes es el mayoritario. Los especialistas señalan que provienen principalmente de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Cuba.
El primer estrato de migrantes está integrado por los que viajan con más de 10 mil dólares (más de 128 mil pesos mexicanos), y pueden transportarse en avión y con documentos falsos, por lo que su tránsito por nuestro país es medianamente seguro.
El segundo estrato lo componen migrantes que con entre 2 mil dólares (25 mil 620 pesos mexicanos) y 5 mil dólares (más de 64 mil pesos mexicanos), pueden contratar a un “pollero” o “coyote” (traficante de personas) y se van quedando en casas de seguridad en su recorrido en autobús por diversos estados.
VULNERABLES
Blanca Cordero y Carlos Figueroa explican que el tercer estrato de migrantes cruza territorio nacional sin guía, ni “pollero”, y su viaje lo hace en trenes y autobuses, además de que viven de la caridad de la gente y duermen en los matorrales.
Las y los migrantes de este estrato pagan una cuota de entre 100 y 200 pesos a los empleados ferroviarios para poder viajar en el tren que sale del estado de Chiapas rumbo al norte de México.
Los que pueden pagar un viaje en camión muchas veces son hacinados y se trasladan hasta 100 migrantes en un solo vehículo.
“No pocas veces se ha sabido de ‘polleros’ que abandonan los camiones con las y los migrantes; a veces los engañan diciéndoles que la frontera está cerca y en ocasiones les dan muchas vueltas en un mismo estado del norte y les dicen que ya están en Estados Unidos”, reseñan los investigadores.
Las mujeres de este estrato son a las que peor les va, además de estar expuesta a asaltos, secuestros, asesinatos también son víctimas de violaciones sexuales, y con frecuencia su cuerpo es una mercancía que puede ser usada para alcanzar el sueño americano.
De acuerdo con un estudio de Amnistía Internacional, 6 de cada 10 mujeres migrantes de Centroamérica que atraviesan la frontera sur de México sufren violación sexual.
Además de esos ataques, ellas son más vulnerables ante los secuestros en sus diversas modalidades. Los investigadores indican que hay “polleros” que una vez que dejaron ir a las y los migrantes, contactan a sus familiares en EU o Centroamérica y les piden una suma de dinero, engañándoles de que están secuestrados.
Hay migrantes que son torturadas para dar teléfonos de familiares y además son retenidas hasta que sus familiares pagan algún tipo de extorsión.
Se estima que al año son secuestrados 20 mil migrantes, lo que significa que al mes ocurren mil 666 plagios y 55 al día. Los secuestros reportan ganancias que van de los 20 millones a los 60 millones de dólares anuales (más de 768 millones de pesos mexicanos).
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