Cada vez que vinieron, su presencia fue una interrupción para los comensales", aseguró. "Ellos hacen un gran lío cuando vienen.
¡Qué
a todo dar! ¡Qué bien comen y beben! ¡Se ven tan buenos cuates! A cada
rato las imágenes llegan a los televidentes y leeperiódicos: Emilio
Gamboa, Ernesto Cordero, Luis Miguel Barbosa se reúnen a comer y,
claro, a tratar asuntos trascendentes que, estoy seguro, salvarán a la
Patria. Con el bocado a medio masticar y la copa de un buen vino en la
mano, deciden el futuro de la nación.
Los tres son coordinadores de sus respectivas bancadas en el Senado de la República. Los tres tienen oficinas y comedor –al que bien podrían darle uso-- en el nuevo edificio senatorial que, encargado al PAN, a Banobras y a la Santa Cruz salió mucho más caro de lo presupuestado e, ¡increíble!, sus constructores aún no pueden terminar. Signo de los tiempos cuyo emblema es la fallida Estela de Luz… o de pus.
¿Cuánto nos cuesta a los contribuyentes cada una de estas comidas de los señores senadores? ¿Y las fotografías e imágenes de video que, seguro como inserción pagada, difunden en todos los medios? A lo mejor ellos consideran que es una bicoca, pero le aseguro que en “una sentada” se gastan equivalentes muchos salarios mínimos que por supuesto no salen de sus bolsillos, sino que van con cargo a los presupuestos y gastos “de representación”.
“La política –me dijo alguna vez el ex gobernador tlaxcalteca Tulio Hernández-- no se hace en los edificios del gobierno ni de los partidos… ¡se hace en los bares y restaurantes, con cuates y con “amigas”!
Cierto. Cada vez más, la política digamos que gastronómica se impone a la de los pasillos, antesalas y salas de juntas. Los restaurantes más prósperos, los bares privados de moda, tienen en los miembros de nuestra dizque clase política a sus mejores clientes.
Y antes que ganar, todo ello es una perdedera de tiempo.
Asomémonos imaginariamente a la agenda de cualquier funcionarillo de medio pelo, lo mismo que de los grandes calvos o pelones de la política nacional. Cita a desayunar de las 9 a las 10:30 AM. Si el tráfico y las manifestaciones se lo permiten, arriba a su oficina a “la fresca” de las 11 de la mañana. Sale a las 14:00 horas rumbo a su comida, programada para media hora después. Y si bien nos va a los contribuyentes, regresa a “despachar” a las 18:00 horas, para sólo permanecer ahí un rato pues, claro, tiene cena. ¿A qué hora trabaja? ¿Con cuántas horas efectivas de “chamba” desquita el alto salario que le cubrimos los paga-impuestos?
Por si fuera poco, los políticos en los restaurantes se han vuelto un problema del que es prácticamente imposible escapar. Llegan rodeados de escoltas, ayudantes, secretarios y edecanes que, como heraldos, anuncian su muy importante presencia. A muchos comensales les resulta molesto ser vecino de estos personajes, pues resulta que son vigilados por los guardias armados como si fuesen seguidores del ya difuntito Bin Laden que pretendieran atentar contra la valiosa vida de Don Menganito o de Don Fulanito de Tal.
En las calles, mientras tanto, los atascos vehiculares son antológicos, pues las camionetas blindadas, los autos de la llamada guaruriza, se estacionan en doble y hasta triple fila.
Sucede en México y en todas partes. A principios de este 2012, por ejemplo, conocimos la noticia de que un pequeño pero muy popular restaurante de la ciudad costera Portsmouth, ubicada en New Hampshire, decidió reservarse el derecho de admisión. "Prohibido el ingreso de políticos. Sin excepciones", se lee aún en un aviso colgado en la puerta del lugar.
Jessica Labrie, empleada del Colby's Breakfast and Lunch, explicó que decidieron ser selectivos después de muchas quejas de los clientes. Contó que varios candidatos del partido republicano, como el gobernador de Texas, Rick Perry; la congresista Michele Bachmann; y el ex gobernador de Louisiana Buddy Roemer, visitaron el local varias veces en los últimos meses.
"Cada vez que vinieron, su presencia fue una interrupción para los comensales", aseguró. "Ellos hacen un gran lío cuando vienen. Puedes ver todo eso en las noticias, pero cuando estás aquí comiendo no quieres oírlo", afirmó. Eso allá, en el educado noreste estadounidense.
Pero lo mismo aquí, en los humildes puestos de quesadillas en Tres Marías, a medio camino entre la ciudad de México y Cuernavaca, donde los parroquianos prácticamente corrieron a la ya desvanecida del mapa Josefina Vázquez Mota.
¿Cuántas fotos de Gamboa, Cordero y Barbosa en los restaurantes nos deparan esta y la siguiente Legislatura?
Imposible saberlo, todavía.
Índice Flamígero: De acuerdo al más reciente reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de (Sub)Desarrollo Social, en junio de este año, 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”. La mitad de los habitantes del país, pues, padecen hambre todos los días. + + + Buenos para la fiesta los habitantes de Cuautla, Morelos. Las jornadas culturales de los 200 años del ataque y sitio de Cuautla cerraron con broche de oro el pasado 2 de mayo. Las actividades se llevaron a cabo durante 73 días, que son los mismos que a esta fallida Administración le restan para entregar los trastos al sucesor.
Los tres son coordinadores de sus respectivas bancadas en el Senado de la República. Los tres tienen oficinas y comedor –al que bien podrían darle uso-- en el nuevo edificio senatorial que, encargado al PAN, a Banobras y a la Santa Cruz salió mucho más caro de lo presupuestado e, ¡increíble!, sus constructores aún no pueden terminar. Signo de los tiempos cuyo emblema es la fallida Estela de Luz… o de pus.
¿Cuánto nos cuesta a los contribuyentes cada una de estas comidas de los señores senadores? ¿Y las fotografías e imágenes de video que, seguro como inserción pagada, difunden en todos los medios? A lo mejor ellos consideran que es una bicoca, pero le aseguro que en “una sentada” se gastan equivalentes muchos salarios mínimos que por supuesto no salen de sus bolsillos, sino que van con cargo a los presupuestos y gastos “de representación”.
“La política –me dijo alguna vez el ex gobernador tlaxcalteca Tulio Hernández-- no se hace en los edificios del gobierno ni de los partidos… ¡se hace en los bares y restaurantes, con cuates y con “amigas”!
Cierto. Cada vez más, la política digamos que gastronómica se impone a la de los pasillos, antesalas y salas de juntas. Los restaurantes más prósperos, los bares privados de moda, tienen en los miembros de nuestra dizque clase política a sus mejores clientes.
Y antes que ganar, todo ello es una perdedera de tiempo.
Asomémonos imaginariamente a la agenda de cualquier funcionarillo de medio pelo, lo mismo que de los grandes calvos o pelones de la política nacional. Cita a desayunar de las 9 a las 10:30 AM. Si el tráfico y las manifestaciones se lo permiten, arriba a su oficina a “la fresca” de las 11 de la mañana. Sale a las 14:00 horas rumbo a su comida, programada para media hora después. Y si bien nos va a los contribuyentes, regresa a “despachar” a las 18:00 horas, para sólo permanecer ahí un rato pues, claro, tiene cena. ¿A qué hora trabaja? ¿Con cuántas horas efectivas de “chamba” desquita el alto salario que le cubrimos los paga-impuestos?
Por si fuera poco, los políticos en los restaurantes se han vuelto un problema del que es prácticamente imposible escapar. Llegan rodeados de escoltas, ayudantes, secretarios y edecanes que, como heraldos, anuncian su muy importante presencia. A muchos comensales les resulta molesto ser vecino de estos personajes, pues resulta que son vigilados por los guardias armados como si fuesen seguidores del ya difuntito Bin Laden que pretendieran atentar contra la valiosa vida de Don Menganito o de Don Fulanito de Tal.
En las calles, mientras tanto, los atascos vehiculares son antológicos, pues las camionetas blindadas, los autos de la llamada guaruriza, se estacionan en doble y hasta triple fila.
Sucede en México y en todas partes. A principios de este 2012, por ejemplo, conocimos la noticia de que un pequeño pero muy popular restaurante de la ciudad costera Portsmouth, ubicada en New Hampshire, decidió reservarse el derecho de admisión. "Prohibido el ingreso de políticos. Sin excepciones", se lee aún en un aviso colgado en la puerta del lugar.
Jessica Labrie, empleada del Colby's Breakfast and Lunch, explicó que decidieron ser selectivos después de muchas quejas de los clientes. Contó que varios candidatos del partido republicano, como el gobernador de Texas, Rick Perry; la congresista Michele Bachmann; y el ex gobernador de Louisiana Buddy Roemer, visitaron el local varias veces en los últimos meses.
"Cada vez que vinieron, su presencia fue una interrupción para los comensales", aseguró. "Ellos hacen un gran lío cuando vienen. Puedes ver todo eso en las noticias, pero cuando estás aquí comiendo no quieres oírlo", afirmó. Eso allá, en el educado noreste estadounidense.
Pero lo mismo aquí, en los humildes puestos de quesadillas en Tres Marías, a medio camino entre la ciudad de México y Cuernavaca, donde los parroquianos prácticamente corrieron a la ya desvanecida del mapa Josefina Vázquez Mota.
¿Cuántas fotos de Gamboa, Cordero y Barbosa en los restaurantes nos deparan esta y la siguiente Legislatura?
Imposible saberlo, todavía.
Índice Flamígero: De acuerdo al más reciente reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de (Sub)Desarrollo Social, en junio de este año, 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”. La mitad de los habitantes del país, pues, padecen hambre todos los días. + + + Buenos para la fiesta los habitantes de Cuautla, Morelos. Las jornadas culturales de los 200 años del ataque y sitio de Cuautla cerraron con broche de oro el pasado 2 de mayo. Las actividades se llevaron a cabo durante 73 días, que son los mismos que a esta fallida Administración le restan para entregar los trastos al sucesor.
Francisco Rodríguez - Opinión EMET
No hay comentarios.:
Publicar un comentario