Al menos tres personajes en los más altos rangos de la impartición de justicia tienen listo un plan para perpetuarse en el poder.
Esto gracias a una red de influencia construida en base a compadrazgos y familiares que laboran en puestos clave
El poder chiapaneco, en especial del magistrado Luna Ramos, podría
extenderse con todos los beneficios para sus 14 familiares
El ministro Valls cumplió 70 años y decidió festejarlo a lo grande. Entre
los invitados estaban algunos gobernadores y el obispo Onésimo Cepeda
La independencia del Poder Judicial podría estar en entredicho
Y es que al menos tres personajes en los más altos rangos de la impartición de justicia, tienen listo un plan para perpetuar el poder de sus cargos impulsando a compañeros o familiares que les son fieles.
La lealtad entre este grupo nace del compadrazgo y de que entre ellos se ayudan a emplear a sus respectivos parientes para evitar las acotaciones que presenta la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
La larga lista de familia que magistrados electorales y ministros colocan en puestos clave, aunado a las estrechas relaciones que todos estos tienen con personajes políticos, abre la posibilidad a su proyecto.
Y aunque esto le resta credibilidad al que ha sido el más intocable de los tres Poderes de la Unión, la base para lograrlo está hecha y funcionando.
Los magistrados del Tribunal Electoral, José Alejandro Luna Ramos y Pedro Esteban Penagos López, son un claro ejemplo de la utilización de su cargos para acomodar al mayor número de familiares y así construir la estructura para influir en nombramientos a futuro.
De la misma forma el ministro Sergio Armando Valls Hernández colocó a familiares, con lo que construyó también su propia red. Todos ellos son en realidad actores políticos que influyen en la toma de decisiones de los conflictos jurídicos más importantes del país.
Sus decisiones son trascendentes. Pueden determinar destinos políticos o de vidas personales.
Ahora, ante los inminentes cambios en la estructura del Poder Judicial, van por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, dos lugares en el Consejo de la Judicatura y la titularidad del Tribunal Superior Agrario.
Pero a todos los persigue su pasado. De manera directa e indirecta se han visto involucrados en temas escandalosos de presunta imparcialidad.
El Poder Ejecutivo y el Legislativo están constantemente en el ojo del huracán. Ya sea por lo controvertido del triunfo electoral, el presidente de la república ha estado en los últimos sexenios bajo la lupa crítica.
La baja productividad y los altos costos del Poder Legislativo, los hacen uno de los más vilipendiados actores políticos del País.
Sin embargo, al Poder Judicial se le ha mantenido al margen del escrutinio público.
Si bien ha habido escándalos entre jueces, magistrados y ministros, la evidencia más clara de su desempeño fue el documental Presunto Culpable.
La realidad es que el Poder Judicial se desempeña con las mismas prácticas que sus pares. Relaciones con la iniciativa privada, con los partidos políticos, con las esferas del poder.
La transparencia está solo en el discurso y las decisiones o resoluciones no siempre son con base en la ley, sino por la red de complicidades que han tejido.
Sin embargo, a diferencia de diputados, senadores o el presidente de la república, los integrantes del Poder Judicial viven alejados de los medios y hasta de la vida pública.
Han logrado encerrarse en una burbuja haciendo creer a muchos que son diferentes a los integrantes de los otros poderes.
Pero las prácticas de su quehacer son exactamente iguales.
Tentáculos en crecimiento
Los magistrados del Tribunal Electoral José Alejandro Luna Ramos, Pedro Esteban Penagos López y el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sergio Armando Valls Hernández, buscan perpetuar su poder.
De acuerdo a fuentes de la SCJN preparan una estrategia para colocar a más de sus allegados, como lo han hecho con la familia.
En diciembre del 2014 termina la presidencia de Juan Silva Meza al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La hermana de José Alejandro Luna Ramos, Margarita Luna Ramos, es la principal carta a jugar. Su oponente natural sería José Ramón Cossío.
Es por eso que en el Tribunal Electoral deberán de garantizarle buenos resultados al PRI en las próximas elecciones del 6 de julio del 2015, en que se votan al menos ochocongresos locales y el mismo número de alcaldías.
La ministra Olga Sánchez Cordero termina y en su lugar quieren impulsar a Pedro Esteban Penagos López.
En el Consejo de la Judicatura Federal terminan este año Juan Carlos Cruz Razo y César Esquinca Muñoa, por lo que el plan es que uno de ellos sea sustituido por Adriana Leticia Campuzano Gallegos, actualmente magistrada del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, especializado en competencia económica, radiodifusión y telecomunicaciones.
En el Tribunal Superior Agrario viene el relevo del presidente y la actual esposa de José Alejandro Luna Ramos, Concepción María del Rocío Balderas Fernández, ya fue al menos propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, el 23 de septiembre del 2013, para ocupar el cargo de magistrada.
Líderes del PRI, PAN y PRD han requerido de su apoyo y servicio y podría ser el momento de empezar a cobrar los favores.
Con esto el poder chiapaneco, pero en especial del magistrado Luna Ramos, podría extenderse con todos los beneficios para sus más de 14 familiares directos que ya disfrutan de las ventajas de trabajar en el Poder Judicial.
Las relaciones que tanto él como de López Penagos y Valls Hernández tienen en los diferentes partidos, son la clave para poder consolidar cada uno de estos objetivos.
De lograrlo sería prorrogar el poder y las evidentes prácticas todavía aún más.
La triada chiapaneca
El ser paisanos ha sido un elemento de unión entre los tres magistrados que mantienen el Poder Judicial Federal entre amigos y relaciones
Los tres son de origen chiapaneco y multipartidistas.
Hechos en el poder para poder servirse de él. Están hechos a prueba de cambios de sexenio. Y con la habilidad de un camaleón han podido mimetizarse al sistema político que domine.
José Alejandro Luna Ramos, Pedro Esteban Penagos López y Sergio Armando Valls Hernández, ampliaron sus alianzas no solo colocando a sus familiares en puestos de primer nivel en el Poder Judicial.
Conocedores de las entrañas del sistema político mexicano, han extendido sus redes al poder político. Luna Ramos y Valls Hernández incluso han militado en el PRI.
Penagos López llegó como magistrado con el impulso de la corriente Nueva Izquierda del PRD, que dirigen Jesús Zambrano y Jesús Ortega, y es comúnmente conocida como Los Chuchos.
A los tres se les pueden rastrear fácilmente escándalos por presuntas irregularidades en su actuar. Escándalos siempre ligados al poder político.
El presidente del Tribunal Electoral, José Alejandro Luna Ramos, fue uno de los impulsores para calificar la elección del panista Felipe Calderón. Con eso se ganó su confianza y en una estrategia del PAN se le pagó el favor del 2006 con la presidencia del TEPJF.
Entró en 2011, ya en el ocaso del sexenio, y sabía que en el caso de haber un cambio de partido en la presidencia, tendría que desempolvar la actitud tricolor.
En una entrevista radiofónica el impartidor de justicia aceptó que tuvo su credencial de militante priista, pero justificó que solo la obtuvo porque era un requisito para un concurso de oratoria al que asistió cuando era joven.
En mayo del 2008 el magistrado Pedro Esteban Penagos López presentó una resolución para que se hiciera el recuento total de los votos de la elección interna para la dirigencia del PRD. Les impusieron el plazo de 48 a 72 horas.
Finalmente, a pesar de las irregularidades, el Tribunal Electoral dio como ganador a Ortega sobre Alejandro Encinas, provocando una profunda división en el PRD que sigue hasta nuestros días.
En junio del 2009, en el que fuera otro conflicto interno del PRD durante la elección interna perredista para la candidatura del jefe delegacional en Iztapalapa, Distrito Federal, Penagos López dio la razón jurídica al grupo comandado por Jesús Ortega.
En un caso que el Tribunal Electoral atrajo sin petición de ninguna de las partes, anuló los resultados de 47 casillas, con lo que revirtió el triunfo de Clara Brugada, que era la aspirante a la que apoyaba Andrés Manuel López Obrador.
Los recursos que antes había presentado la otra aspirante, Silvia Oliva Fragoso, habían sido desechados. Penagos López elaboró una extensa ponencia que fue aprobada por unanimidad.
Ninguno de los siete magistrados argumentó su voto. El acuerdo había sido claro y fuerte.
La resolución desencadenó en uno de los episodios de la política mexicana más deleznables: el nombramiento de Rafael Acosta, alias “Juanito”, como candidato del Partido del Trabajo, con la promesa que de ganar la elección cedería el cargo de delegado a Clara Brugada.
En tanto el ministro de la SCJN, Sergio Armando Valls Hernández, es quien ha llevado sus ligas lo más cercano posible al poder político.
Fue diputado federal por el PRI y trabajó como director jurídico del Instituto Mexicano del Seguro Social en los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Su esposa, María Guillermina Esponda Orantes, es prima del abogado Julio Esponda, compadre del expresidente Enrique Peña Nieto y socio del exsecretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Su hija Maricarmen Valls Esponda está casada con Carlos Alberto Lezama Fernández del Campo, exabogado del Partido Acción Nacional.
También es socio del senador panista Roberto Gil Zuarth, en una empresa. De hecho Maricarmen Valls Esponda fue diputada suplente de Gil en la 61 legislatura en la Cámara de Diputados.
La Comisión de Justicia del Senado, a la que llegan las propuestas de la Suprema Corte y del presidente para ocupar el cargo de ministro de la Corte y magistrado del Tribunal Electoral, la preside Roberto Gil Zuarth.
En el 2011 el ministro Valls cumplió 70 años y decidió festejarlo a lo grande. En la mesa del festejado estuvo el expresidente Carlos Salinas de Gortari. En la misma mesa estuvo su hijo Jaime Valls Esponda, exalcalde de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Otros de los invitados destacados fueron el exprocurador Arturo Chávez, Chávez; el exdirector del IMSS, Genaro Borrego; el obispo Onésimo Cepeda y los gobernadores Quintana Roo y Veracruz, Roberto Borge y Javier Duarte, respectivamente.
A nombre del entonces presidente de la república, Felipe Calderón, estuvo Roberto Gil Zuarth.
Bailan el mismo ‘Valls’
En la fiesta del ministro Sergio Valls, el 2011, estuvieron el expresidente Carlos Salinas, el senador Roberto Gil Zuarth, entonces secretario particular de Felipe Calderón, y asistieron también diversos gobernadores y funcionarios de alto nivel.
Y es que al menos tres personajes en los más altos rangos de la impartición de justicia, tienen listo un plan para perpetuar el poder de sus cargos impulsando a compañeros o familiares que les son fieles.
La lealtad entre este grupo nace del compadrazgo y de que entre ellos se ayudan a emplear a sus respectivos parientes para evitar las acotaciones que presenta la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
La larga lista de familia que magistrados electorales y ministros colocan en puestos clave, aunado a las estrechas relaciones que todos estos tienen con personajes políticos, abre la posibilidad a su proyecto.
Y aunque esto le resta credibilidad al que ha sido el más intocable de los tres Poderes de la Unión, la base para lograrlo está hecha y funcionando.
Los magistrados del Tribunal Electoral, José Alejandro Luna Ramos y Pedro Esteban Penagos López, son un claro ejemplo de la utilización de su cargos para acomodar al mayor número de familiares y así construir la estructura para influir en nombramientos a futuro.
De la misma forma el ministro Sergio Armando Valls Hernández colocó a familiares, con lo que construyó también su propia red. Todos ellos son en realidad actores políticos que influyen en la toma de decisiones de los conflictos jurídicos más importantes del país.
Sus decisiones son trascendentes. Pueden determinar destinos políticos o de vidas personales.
Ahora, ante los inminentes cambios en la estructura del Poder Judicial, van por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, dos lugares en el Consejo de la Judicatura y la titularidad del Tribunal Superior Agrario.
Pero a todos los persigue su pasado. De manera directa e indirecta se han visto involucrados en temas escandalosos de presunta imparcialidad.
El Poder Ejecutivo y el Legislativo están constantemente en el ojo del huracán. Ya sea por lo controvertido del triunfo electoral, el presidente de la república ha estado en los últimos sexenios bajo la lupa crítica.
La baja productividad y los altos costos del Poder Legislativo, los hacen uno de los más vilipendiados actores políticos del País.
Sin embargo, al Poder Judicial se le ha mantenido al margen del escrutinio público.
Si bien ha habido escándalos entre jueces, magistrados y ministros, la evidencia más clara de su desempeño fue el documental Presunto Culpable.
La realidad es que el Poder Judicial se desempeña con las mismas prácticas que sus pares. Relaciones con la iniciativa privada, con los partidos políticos, con las esferas del poder.
La transparencia está solo en el discurso y las decisiones o resoluciones no siempre son con base en la ley, sino por la red de complicidades que han tejido.
Sin embargo, a diferencia de diputados, senadores o el presidente de la república, los integrantes del Poder Judicial viven alejados de los medios y hasta de la vida pública.
Han logrado encerrarse en una burbuja haciendo creer a muchos que son diferentes a los integrantes de los otros poderes.
Pero las prácticas de su quehacer son exactamente iguales.
Tentáculos en crecimiento
Los magistrados del Tribunal Electoral José Alejandro Luna Ramos, Pedro Esteban Penagos López y el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sergio Armando Valls Hernández, buscan perpetuar su poder.
De acuerdo a fuentes de la SCJN preparan una estrategia para colocar a más de sus allegados, como lo han hecho con la familia.
En diciembre del 2014 termina la presidencia de Juan Silva Meza al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La hermana de José Alejandro Luna Ramos, Margarita Luna Ramos, es la principal carta a jugar. Su oponente natural sería José Ramón Cossío.
Es por eso que en el Tribunal Electoral deberán de garantizarle buenos resultados al PRI en las próximas elecciones del 6 de julio del 2015, en que se votan al menos ochocongresos locales y el mismo número de alcaldías.
La ministra Olga Sánchez Cordero termina y en su lugar quieren impulsar a Pedro Esteban Penagos López.
En el Consejo de la Judicatura Federal terminan este año Juan Carlos Cruz Razo y César Esquinca Muñoa, por lo que el plan es que uno de ellos sea sustituido por Adriana Leticia Campuzano Gallegos, actualmente magistrada del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, especializado en competencia económica, radiodifusión y telecomunicaciones.
En el Tribunal Superior Agrario viene el relevo del presidente y la actual esposa de José Alejandro Luna Ramos, Concepción María del Rocío Balderas Fernández, ya fue al menos propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, el 23 de septiembre del 2013, para ocupar el cargo de magistrada.
Líderes del PRI, PAN y PRD han requerido de su apoyo y servicio y podría ser el momento de empezar a cobrar los favores.
Con esto el poder chiapaneco, pero en especial del magistrado Luna Ramos, podría extenderse con todos los beneficios para sus más de 14 familiares directos que ya disfrutan de las ventajas de trabajar en el Poder Judicial.
Las relaciones que tanto él como de López Penagos y Valls Hernández tienen en los diferentes partidos, son la clave para poder consolidar cada uno de estos objetivos.
De lograrlo sería prorrogar el poder y las evidentes prácticas todavía aún más.
La triada chiapaneca
El ser paisanos ha sido un elemento de unión entre los tres magistrados que mantienen el Poder Judicial Federal entre amigos y relaciones
Los tres son de origen chiapaneco y multipartidistas.
Hechos en el poder para poder servirse de él. Están hechos a prueba de cambios de sexenio. Y con la habilidad de un camaleón han podido mimetizarse al sistema político que domine.
José Alejandro Luna Ramos, Pedro Esteban Penagos López y Sergio Armando Valls Hernández, ampliaron sus alianzas no solo colocando a sus familiares en puestos de primer nivel en el Poder Judicial.
Conocedores de las entrañas del sistema político mexicano, han extendido sus redes al poder político. Luna Ramos y Valls Hernández incluso han militado en el PRI.
Penagos López llegó como magistrado con el impulso de la corriente Nueva Izquierda del PRD, que dirigen Jesús Zambrano y Jesús Ortega, y es comúnmente conocida como Los Chuchos.
A los tres se les pueden rastrear fácilmente escándalos por presuntas irregularidades en su actuar. Escándalos siempre ligados al poder político.
El presidente del Tribunal Electoral, José Alejandro Luna Ramos, fue uno de los impulsores para calificar la elección del panista Felipe Calderón. Con eso se ganó su confianza y en una estrategia del PAN se le pagó el favor del 2006 con la presidencia del TEPJF.
Entró en 2011, ya en el ocaso del sexenio, y sabía que en el caso de haber un cambio de partido en la presidencia, tendría que desempolvar la actitud tricolor.
En una entrevista radiofónica el impartidor de justicia aceptó que tuvo su credencial de militante priista, pero justificó que solo la obtuvo porque era un requisito para un concurso de oratoria al que asistió cuando era joven.
En mayo del 2008 el magistrado Pedro Esteban Penagos López presentó una resolución para que se hiciera el recuento total de los votos de la elección interna para la dirigencia del PRD. Les impusieron el plazo de 48 a 72 horas.
Finalmente, a pesar de las irregularidades, el Tribunal Electoral dio como ganador a Ortega sobre Alejandro Encinas, provocando una profunda división en el PRD que sigue hasta nuestros días.
En junio del 2009, en el que fuera otro conflicto interno del PRD durante la elección interna perredista para la candidatura del jefe delegacional en Iztapalapa, Distrito Federal, Penagos López dio la razón jurídica al grupo comandado por Jesús Ortega.
En un caso que el Tribunal Electoral atrajo sin petición de ninguna de las partes, anuló los resultados de 47 casillas, con lo que revirtió el triunfo de Clara Brugada, que era la aspirante a la que apoyaba Andrés Manuel López Obrador.
Los recursos que antes había presentado la otra aspirante, Silvia Oliva Fragoso, habían sido desechados. Penagos López elaboró una extensa ponencia que fue aprobada por unanimidad.
Ninguno de los siete magistrados argumentó su voto. El acuerdo había sido claro y fuerte.
La resolución desencadenó en uno de los episodios de la política mexicana más deleznables: el nombramiento de Rafael Acosta, alias “Juanito”, como candidato del Partido del Trabajo, con la promesa que de ganar la elección cedería el cargo de delegado a Clara Brugada.
En tanto el ministro de la SCJN, Sergio Armando Valls Hernández, es quien ha llevado sus ligas lo más cercano posible al poder político.
Fue diputado federal por el PRI y trabajó como director jurídico del Instituto Mexicano del Seguro Social en los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Su esposa, María Guillermina Esponda Orantes, es prima del abogado Julio Esponda, compadre del expresidente Enrique Peña Nieto y socio del exsecretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Su hija Maricarmen Valls Esponda está casada con Carlos Alberto Lezama Fernández del Campo, exabogado del Partido Acción Nacional.
También es socio del senador panista Roberto Gil Zuarth, en una empresa. De hecho Maricarmen Valls Esponda fue diputada suplente de Gil en la 61 legislatura en la Cámara de Diputados.
La Comisión de Justicia del Senado, a la que llegan las propuestas de la Suprema Corte y del presidente para ocupar el cargo de ministro de la Corte y magistrado del Tribunal Electoral, la preside Roberto Gil Zuarth.
En el 2011 el ministro Valls cumplió 70 años y decidió festejarlo a lo grande. En la mesa del festejado estuvo el expresidente Carlos Salinas de Gortari. En la misma mesa estuvo su hijo Jaime Valls Esponda, exalcalde de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Otros de los invitados destacados fueron el exprocurador Arturo Chávez, Chávez; el exdirector del IMSS, Genaro Borrego; el obispo Onésimo Cepeda y los gobernadores Quintana Roo y Veracruz, Roberto Borge y Javier Duarte, respectivamente.
A nombre del entonces presidente de la república, Felipe Calderón, estuvo Roberto Gil Zuarth.
Bailan el mismo ‘Valls’
En la fiesta del ministro Sergio Valls, el 2011, estuvieron el expresidente Carlos Salinas, el senador Roberto Gil Zuarth, entonces secretario particular de Felipe Calderón, y asistieron también diversos gobernadores y funcionarios de alto nivel.
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