La encuesta sobre lo que "Le importa a las madres en Europa" señala que el 63% de las mujeres europeas prefiere un trabajo a tiempo parcial para poder dedicarse al cuidado de los hijos
Redacción
Madrid,
29 ene. 14. AmecoPress/Entorno inteligente.- Mientras la Unión Europa
discute estos días con sus países miembros si las cuotas es el mejor
sistema para elevar el número de directivas en los consejos de
administración de las empresas, muchas de ellas recorren el camino
inverso.
Las
personas expertas no se atreven a hablar de tendencia, pero la última
encuesta del Movimiento Mundial de Madres sobre lo que "Le importa a
las madres en Europa" señala que el 63% de las mujeres europeas
prefiere un trabajo a tiempo parcial para poder dedicarse al cuidado de
los hijos mientras éstos son pequeños e incluso el 26% opta por
ocuparse a tiempo completo del hogar.
No todos los
casos saltan a la prensa con grandes titulares como fue la renuncia de
Brenda Barnes a la dirección de Pepsi-Cola en 1997. Entonces "The Wall
Street Journal" publicó la noticia en la que la propia ejecutiva
anunciaba su retirada. "Espero que mi decisión -señalaba- no haga
pensar a la gente que las mujeres no valen, sino que saquen la
siguiente conclusión: durante 22 años Brenda dio todo lo que podía a la
empresa y consiguió muchas cosas importantes. No me marcho porque mis
hijos me necesiten tener más cerca, sino porque yo necesito estar más
con ellos".
Lo mismo le
ocurrió a Anne-Marie Slaughter, la primera mujer directora de
planificación de políticas del Departamento de Estado norteamericano,
"un trabajo de ensueño", como ella misma definía su puesto hasta que
decidió dejarlo en 2011. Sus razones las volcó en su blog, "Por qué las
mujeres no pueden tenerlo todo", que arrasó en las redes sociales y en
el que cuenta cómo sus enormes dificultades para compatibilizar su
trabajo con las necesidades de sus dos hijos adolescentes comenzaron a
hacer mella en su vida personal.
"Mi marido,
que siempre había hecho todo lo posible por sostener mi carrera,
-relata- se hizo cargo de ellos durante el tiempo que estaba fuera de
casa (…) pero yo no podía dejar de pensar en mi hijo de 14 años, que
había comenzado el octavo grado, y ya estaba reanudando lo que se había
convertido en un patrón de conducta: saltarse las tareas, interrumpir
en las clases, faltar a matemáticas y alejarse de cualquier adulto que
intentara llegar a él".
Para Nuria
Chinchilla, fundadora y directora del Centro Internacional Trabajo y
Familia del IESE y experta en conciliación, esta situación "comienza a
pasar más en los matrimonios en el que los dos tienen una trayectoria
ejecutiva, que se han metido corriendo en sus carreras profesionales
hasta que se dan cuenta que no tiene tiene sentido, que van a romper la
familia. Entonces, alguno de los dos decide bajar el ritmo" , explica.
Sin embargo, puntualiza que lo más común en una mujer que siempre ha
trabajado fuera de casa es que pase a ser emprendedora. "Es una forma
de seguir desarrollando su profesión pero con una flexibilidad que la
empresa no le permite", explica.
Además
recuerda que hay numerosos estudios que confirman que la mujer -cuando
la situación se lo permite y ve que es imprescindible- opta por hacer
un parón mientras los hijos son pequeños y volver al trabajo cuando
éstos se incorporan al colegio. "Todos sabemos que dirigir un hogar y
educar a los hijos no es perder el tiempo. Tú te fías de una persona
que ha tenido logros profesionales, pero que luego ha estado una
temporada en casa. La verdad es que cada vez más se mira y se valora no
solo el curriculum vitae profesional, sino también la persona y su
trayectoria vital", explica.
El privilegio
de poder elegir Otras mujeres con carreras profesionales igual de
interesantes han ido tras los pasos de Slaughter o Barnes pese a la
enorme presión social que subyace en este tipo de decisiones. "En
España hay muchos prejuicios. No se comprende que una mujer deje su
profesión para cuidar de sus hijos. Muchas veces la gente te pregunta
¿y ahora qué vas a hacer?", comenta Arantxa de Miguel, Ingeniera
Química. Dejó su puesto en un laboratorio de certificación en el Puerto
de Barcelona para formar su familia. Hoy tiene tres hijos adolescentes
y vive en Londres, donde imparte, junto a otras profesionales, un
programa de Management del Hogar creado por Home Renaissance
Foundation, una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es
impulsar cambios a nivel de las políticas públicas para que se
reconozca el impacto del hogar en el bienestar personal, familiar y
social.
Pero en ningún
caso se trata de una vuelta al pasado. "No vamos a volver allí",
comenta María Azcárate Kemp, abogada, Licenciada en Periodismo y madre
de seis niños de entre 17 y tres años. De lo que se trata es "de
reenfocar la carrera por otro camino para poder estar en el hogar. La
vida profesional se puede recuperar, pero el vacío emocional que se
crea por no poder estar con los hijos no tiene remedio" , asegura.
Después de una larga temporada fuera del mercado laboral, María dedica
ahora algunas horas del día a trabajar como tutora en un colegio
inglés. "No hay fórmulas, cada uno debe saber encontrar el equilibrio
entre las necesidades de su familia y las decisiones que toma fuera de
casa. Lo importante es ser sincero con uno mismo y tener la libertad y
el privilegio de poder elegir".
"Lo único que
quería era estar con mi hija" Joanna Roughton pasó de ser la que
aportaba los mayores ingresos a la familia a ser "una mantenida", como
ella misma bromea. Esta periodista londinense dejó su cargo de
directora de Noticias Internacionales en Sky News TV después del
nacimiento de la primera de sus seis hijos. "Lo único que quería era
estar con mi hija. No podía entender el hecho de tener hijos y dejar
que otra persona les criara", comenta a ABC. Pero lo que le determinó a
dejar su puesto fueron los atentados del 11-S en Nueva York.
"Mi marido
dejó ese día a mi hija pequeña con mi madre. No la volví a ver hasta al
cabo de tres semanas y no regresó a casa hasta mes y medio después. El
día que viajé a casa de mi madre para verla, me perdí el inicio de la
campaña de bombardeo en Afganistán. Me enteré de lo que había pasado a
través de un compañero. Esa fue una de las experiencias más humillantes
de mi vida profesional. Me sentí completamente inútil. Cuando ganamos
los premios BAFTA y RTS (Royal Television Society) por la cobertura del
11-S ni siquiera me invitaron al evento para recibir el premio, y mi
jefe no me mencionó en el discurso de aceptación. Recuerdo que en ese
momento pensé que si mi sacrificio (como yo así lo veía) no iba a ser
ni siquiera reconocido, estaba tomando la decisión equivocada",
recuerda Jo, quien asegura que su salida de la cadena "ha valido la
pena".
Ahora tiene 50
años y un hogar "menos tempestuoso" que cuando trabajaban ambos
miembros de la pareja. "He ganado en estabilidad y además mis hijos son
muy afortunados por tenerme", afirma. Por contra, le cuesta vivir sin
su propio dinero. "No me sentía cómoda gastando el de mi marido.
Además, desde que se me acabó la prestación por hijos, no tengo ninguna
independencia financiera. Me gusta bromear diciendo que ahora soy una
mantenida".
Las presiones
económicas y las interminables jornadas laborales incompatibles con el
cuidado de los hijos dan como resultado hogares insostenibles. Ese es
el diagnóstico de Home Renaissance Foundation, una organización sin
fines de lucro con sede en Londres, cuyo objetivo es aumentar la
conciencia sobre el impacto que el cuidado del hogar tiene en el
bienestar personal, familiar y social e influir en las políticas
sociales. "No se trata de apoyar ninguna opción", explica Mercedes
Jaureguibeitia, su directora ejecutiva, al tiempo que añade que cada
familia tiene que decidir en función de sus propias circunstancias cómo
organizar la casa. Sin embargo, precisa que "es necesario que se
minimice la presión social actual, especialmente entre mujeres, para
poder sentirse libres de poder tomar una opción profesional compatible
con la familia", señala.
El problema de
muchas mujeres que se dedican a ser "constructoras del hogar", señala
la directora del Centro Internacional Trabajo y Familia, Nuria
Chinchilla, es que no se reconoce su tarea. "Si todas esas tareas se
pasaran al PIB subiría entre un 30 y un 50%".
Foto: Archivo AmecoPress. Brenda Barnes Directora de Pepsi-Cola hasta 1997.
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