Guillermo Almeyra
La Jornada
La Ley de Educación fue impuesta al país por el capital financiero internacional y reapareció refrita por el Prian y toda la derecha con la complicidad de prácticamente toda la mayoría parlamentaria de Morena. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se vio, así, obligado a aparecer como oposición frente a la alianza entre la oposición ultraconservadora y su propio partido, que no es tal sino una heterogénea máquina electoral y su memorando, aunque de modo muy desprolijo, crea ahora las condiciones para que esa ley sea eliminada.
AMLO tiende un puente a los maestros, cuya heroica y persistente lucha hizo imposible mantener un texto legal nocivo para la educación y el nivel de cultura en nuestra nación. Ese puente es importante para el gobierno, pues al ceder a la presión de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), López Obrador salva in extremis a Morena de un clamoroso autogol político-social.
A este avance se agregan unos cuantos más, como la liberación de presos políticos y sociales, el incremento de salarios en el norte del país, algunos nombramientos acertados de altos funcionarios o la lucha por la recuperación de Petróleos Mexicanos y contra el ro-bo de combustibles en los oleoductos y el desvío de camiones-tanque de la empresa paraestatal.
Pero estas medidas apenas reparan una parte menor del daño causado por la ofensiva capitalista en el terreno delas leyes laborales, de los salarios o de la defensa de los bienes estatales y, además, la afirmación del Presidente de que ahora sí cumpliría con su promesa electoral a la nación y a los maestros tuvo que ser impuesta por la lucha de éstos.
Por otra parte, los problemas graves subsisten, se ofrecen espacios a la propaganda religiosa, reaparece con apoyo oficial Elba Esther Gordillo como provocación abierta a la CNTE, cientos de presos sociales siguen injustamente encarcelados y no hay un solo preso por el asesinato de periodistas, algunos de los cuales –como los de nuestros compañeros Miroslava Breach Velducea y Javier Valdés Cárdenas– llevan ya más de dos años de impunidad.
Los salarios mexicanos también continúan siendo una fuente de ganancias extraordinarias para los dueños del capital y, junto con las pésimas condiciones de trabajo y la subsistencia del charrismo, se mantiene la superexplotación del trabajo.
Los mexicanos más pobres no puedendarse el lujode leer, aprender y cultivarse; se mantiene el atraso tecnológico del país, se anulan o despilfarran capacidades e inteligencias y se reduce la posibilidad de mejorar el consumo, la vivienda y la sanidad.
Por último, es trágico y vergonzoso que el gobierno acepte el desastre actual en las universidades y en los altos centros de estudio y la fuga de cerebros con tal de mantener un tope de aumento salarial bajísimo en vez de darles a las autoridades universitarias, heredadas del Prian, los recursos extraordinarios para que puedan conceder incrementos salariales decentes.
La senda abierta cediendo a los maestros es la correcta, pero debe ser ampliada mediante un aumento general de sus ingresos y una inmediata solución a las huelgas universitarias, tal como exigen los sindicatos de trabajadores de las mismas.
Por otra parte, el gobierno avanza poco y arrastrando los pies en el terreno social, pero en lo económico los tiene alados como Mercurio. En efecto, no abandona la construcción de la termoeléctrica de Huexca, Morelos, y no pierde un minuto para intentar llevar a cabo su Tren Maya en el sureste, tan favorable al gran capital financiero y a Estados Unidos que el mismo Donald Trump ofrece invertir en él, y el gobierno y AMLO siguen oponiéndose tenazmente a los indígenas, los ecologistas, las comunidades locales y todos los que desean preservar el ambiente y los recursos humanos y evitar nuevos desastres ecosociales como el de Cancún, Ciudad del Carmen o Tulum.
Trump felicitó igualmente al gobierno mexicano por su lucha contra la migración masiva porque ella incluye esencialmente la creación de un cinturón turístico-empresarial en el Istmo de Tehuantepec para absorber y contener a los trabajadores emigrantes centroamericanos y porque el Transístmico facilitaría y abarataría el comercio de y hacia Estados Unidos.
La resistencia de las poblaciones y comunidades mayas, totonacas, zoques, mixes, zapotecas y de tantas otras etnias y de ecologistas e intelectuales no mella las decisiones del entorno capitalista y neoliberal de AMLO, quien ha declarado que el Tren Maya se hará y, por su parte, el gobierno oaxaqueño está negociando con el de Singapur la realización de los proyectos transístmicos antes de realizar alguna consulta real con las poblaciones afectadas.
Pero si el rotundo no de la CNTE con el apoyo popular a los maestros obligó a AMLO a cumplir esta promesa, el fuerte no de los indígenas pobladores y ecologistas puede obligarlo también a realizar consultas reales y serias y a suspender sus planes impopulares y nocivos. López Obrador está a tiempo para rectificar antes de tener que enfrentar la gran decepción y la movilización de quienes le dieron el gobierno.
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