Quinto Poder
Por: Argentina Casanova*
El
feminismo y la capacidad de generar soluciones pacíficas a problemas
propios de sus procesos están alcanzando uno de sus puntos álgidos: la
capacidad de autogenerar soluciones pacíficas a los problemas propios de
la organización, el trabajo, la reflexión y la construcción de
propuestas colectivas en los grupos feministas.
Y es ahí donde surge la pregunta disparadora de estos apuntes
¿estamos reflexionando sobre los conflictos desde y sobre los discursos
feministas?
En el propósito de replantear la construcción de otros mundos
posibles, mejores mundos, un mundo feminista, hemos sido capaces de
revisar y hacernos las preguntas claves acerca de cómo y por qué
tendríamos que dialogar desde la paz, esto partiendo de que una de las
premisas del feminismo es la construcción de la paz alejada del sistema
opresor patriarcal de control y sometimiento inherente a la guerra.
Sin embargo hemos dicho “estamos en guerra”, en una guerra en la que
nosotras ponemos los cuerpos, en la que nosotras somos las muertas, las
asesinadas; entonces en ese contexto ¿cómo nos defendemos? ¿Con qué
armas?
En una reflexión feminista, una compañera respondió a mi pregunta ¿si
el feminismo es paz cómo planteamos la “autodefensa”? Su respuesta fue
contundente: “compañera, estamos en una guerra”.
Y sí. Cierto, esa guerra contra las mujeres es el rostro de la guerra
de los opresores contra los oprimidos, la guerra del exterminio de
ciertas poblaciones para la toma de sus recursos, la sustitución de sus
identidades, es la misma que mueve a la guerra contra las poblaciones
llamadas en situación de “vulnerabilidad”, niñas y niños, personas
adultas mayores, población migrante, personas de identidades diferentes a
la occidental y las mujeres, “los condenados de la tierra”, pues son
ese otro que no es otro, no son personas y como tal pueden ser
violentados y dominados, exterminados, sustituidos por la referencia que
el mismo sistema patriarcal les da (sólo así podemos entender que por
un lado ese sistema disponga del feminicidio como un mecanismo de
control y dominación sobre las mujeres y al mismo tiempo continúe con su
discurso de explotación del cuerpo a través de otras representaciones
virtuales y simbólicas).
LA DEFENSA ES LA PALABRA
En este sentido, apropiarnos de la palabra es y ha sido una vía para
transitar en este “universo”, pero no se trata solamente de hacernos
“visibles” al ser nombradas; no es pasar de lo negro a lo blanco, de la
oscuridad a la luz, el feminismo es la apuesta por un espectro distinto,
es transitar entre los dos mundos, entre la dicotomía del discurso
occidental que sólo concibe una u otra forma, de ser agresor o ser
víctima.
Antes, es necesario revisar ¿cuáles son los recursos que tenemos para
transitar del silencio hacia la voz, de ser cifradas desde afuera a
crear nuestro discurso, interpelar al mundo contemporáneo? ¿cómo podemos
hacerlo?
Un primer paso es el diálogo entre nosotras, y es ahí donde tenemos
una dificultad porque no sólo usamos el lenguaje del opresor sino
también sus estructuras discursivas, sus mordazas sonoras y sus
referencias conceptuales, es decir, hablamos desde el significado que
nos ha sido dado desde el patriarcado y lo hacemos en un orden simbólico
aprendido-enseñado por el patriarcado, ¿cómo podemos dialogar en
feminismo si lo hacemos con mecanismos y rutas aprendidas en el sistema
patriarcal? El feminismo se trata de creer que es posible otro mundo y
otra forma de pensar.
Ahí aprendimos códigos y estructuras, de ahí se desprende la creencia
de que toda subordinación implica una posición imperativa de
dominación, “el poder es para ejercerse”, dicen por ahí. Ese sistema nos
dice que “el que manda debe ser el/la que
domina-subyuga-controla-oprime a sus subordinados.
¿La persona que tiene la posición de control desde su discurso de la
marginación histórica puede oprimir en nombre de esa marginación?
La respuesta ya la sabemos. No. La población afrodescendiente que
vivió la esclavitud puede ayudarnos a encontrar la respuesta en la
reflexión que Angela Davis, Audre Lord y Franz Fannon han hecho sobre
las fuerzas del opresor a partir de las alianzas con algunos oprimidos;
reproducir formas de opresión es esa alianza contemporánea, sin embargo
esto no puede confundirse con la escucha de las razones, y por supuesto
el planteamiento de esas razones para la diferencia, que bajo ningún
argumento justificarían la opresión, pero sí el derecho a la
organización en la diferencia.
*Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México
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