Intereses & Prostitución
TribunaFeminista
Análisis sobre los intereses de quienes están detrás de querer regular la prostitución. |
Desde hace algún tiempo, asistimos a lo que algunos denominan una
“ruptura” en el seno del movimiento feminista. Sin embargo, no
deberíamos hablar de dos posturas ni de una escisión, sino más bien de
una intrusión, un “caballo de Troya” infiltrado en el
seno del feminismo (pese a los que muchos quieren hacer creer,
históricamente abolicionista de la prostitución, la pornografía, los
vientres de alquiler y cualquier forma de explotación de las mujeres)
que tiene unos objetivos muy diferentes a la liberación de la opresión
patriarcal.
¿Quién hay detrás de la defensa del sistema prostitucional? ¿Quién
está empleando tantos medios para presentarlo como una opción laboral?
cuando las cifras solo reflejan explotación, violencia, y desigualdad
contra las mujeres. El 70% de las víctimas de trata son mujeres y niñas,
según el informe de la UNOCD de 2018. Y la trata con fines de
explotación sexual es la más frecuente, según el mismo informe. Además,
basta escuchar cualquier testimonio de mujeres supervivientes del
sistema prostitucional para conocer la realidad. Recientemente
escuchábamos a Amelia Tiganus y Melanie Thompson o a Sonia Sánchez
en BBC Mundo hace un año. No es casual que desde hace años el discurso
que presenta al sistema prostitucional y a toda la industria del sexo
como un “trabajo” y de “libre elección” haya empezado a ocupar espacio
en la opinión pública. Se ha instalado incluso en sectores feministas,
pues es lógico que sus defensores necesiten instrumentalizar la lucha
feminista para legitimarse. Por ello es necesario ponerles nombre y
apellidos, localizarlos y desactivar su estrategia comunicativa.
A nivel mundial surge una figura clave cuando nos referimos al lobby
regulacionista. Es la del multimillonario George Soros (el trigésimo
hombre más rico del mundo). Soros fundó en el año 1993 The Open Society Foundations
(OSF). El objetivo de la organización, que opera en decenas de países,
es apoyar a organizaciones e individuos para luchar por la “libertad de
expresión, por gobiernos que rindan cuentas y sociedades que promuevan
la justicia y la igualdad”. Grosso modo, la fundación se
encarga de financiar aquellas causas que considera justas. En el
presente artículo no vamos a juzgar la labor de la OSF en otros ámbitos,
tan solo la que promueve una descriminalización total del sistema
prostitucional y silencia la verdadera realidad de las mujeres
prostituidas y la violencia y explotación a la que se ven sometidas.
¿Cuál es el objetivo final de George Soros? Esta pregunta no es fácil
de responder. Sin embargo, el sistema prostitucional es sin duda uno de
los más lucrativos negocios del mundo, y Soros es al fin y al cabo un
hombre de negocios. Algunos le han definido como uno de los
representantes del “filantrocapitalismo”. Hay quien ya ha advertido
sobre el riesgo que corren los sistemas públicos si se nutren en demasía
de organizaciones filántropas como las de Soros, que no olvidemos que
gozan de numerosos beneficios fiscales que evitan que las arcas públicas
reciban una gran cantidad de dinero. Basta recordar las palabras de una
de las primeras teóricas del feminismo, Mary Wollstonecraft, para estar alerta con hombres como Soros: “Es justicia y no caridad lo que necesita el mundo”.
Desde hace algún tiempo, asistimos a lo que algunos denominan una “ruptura” en el seno del movimiento feminista. Sin embargo, no deberíamos hablar de dos posturas ni de una escisión, sino más bien de una intrusión, un “caballo de Troya” infiltrado en el seno del feminismo
Estrategia para legitimar la prostitución
La estrategia de la OSF para favorecer a la industria del sexo
consiste en inyectar cantidades de dinero en diferentes organizaciones
alrededor del mundo que actúan como lobbies del regulacionismo,
principal beneficiario de que el sistema prostitucional se regule y se
normalice y así aumentar su legitimación social. Sus escudos son el feminismo, el colectivo LGTB, la lucha contra el sida
y por los derechos humanos en general. La pretendida defensa y
promoción de estas luchas es usada por la OSF para legitimar una de las
instituciones fundacionales del patriarcado, la prostitución. Su
propaganda a favor de la descriminalización y la regulación tiene como
resultado la creación de una “realidad alternativa”, una visión parcial,
completamente alejada de la explotación y violencia que sufren miles de
mujeres y niñas alrededor del mundo.
La supuesta preocupación de la OSF por las mujeres prostituidas
ignora todas las opresiones y violencias que se suceden en la industria
del sexo. Su visión, producto de una ideología neoliberal y
simplificada, reduce la cuestión a un intercambio, una simple
transacción entre una persona que ofrece “un servicio” y otra que lo
paga. Una decisión “libre” entre dos individuos.
Los argumentos expuestos para justificar la regulación no están
fundamentados en investigaciones o en las propias experiencias de países
con modelos regulados (artículo traducido del periódico alemán Spiegel sobre las consecuencias de la regulación en Alemania; Aquí
sobre la experiencia de Nueva Zelanda). Por supuesto, ignoran
completamente la violencia, las cifras de trata, las opresiones que
confluyen en este sistema, quiénes son las principales personas
afectadas (mujeres, pobres e inmigrantes) etc. Se trata de un análisis
extremadamente simple, basado en el mito de la “libre elección” y en
experiencias individuales, cuyo objetivo principal es la idealización de
la prostitución, presentándola como algo completamente diferente a la
trata. Como algo deseable.
Beneficiarios del lobby regulacionista
Para desactivar este discurso patriarcal y neoliberal que pretende
explotar a mujeres de todo el mundo, es necesario, ante todo, localizar
cómo está estructurado y cuáles son sus mensajes.
Los beneficiarios de la OSF que defienden el discurso a favor de la de
la prostitución están repartidos por todo el mundo, son organizaciones,
asociaciones y también periodistas e investigadores que funcionan como
un lobby que favorece el sistema prostitucional y se infiltra en las
luchas que hemos señalado previamente, el propio feminismo, el
movimiento LGTB y la lucha contra el sida. A continuación, presentamos a
algunos de los baluartes del discurso proprostitución y sus conexiones.
La Red Umbrella Fund (nacida en 2012) es una de las
principales organizaciones que promueve alrededor del mundo el “trabajo
sexual” y que proporciona apoyo financiero a otras entidades (su
distinción es un paraguas rojo que hace acto de presencia en muchas de
las concentraciones a favor del “trabajo sexual”). Su principal objetivo
es instalar la idea de que prostitución y trata no son lo mismo y
justificar y promover la idea de la prostitución como trabajo, sin
apenas dedicar atención a los datos que no refuerzan su ideario. Aquí
nos encontramos con el denominador común de estas organizaciones, antes
comentado: ignorar los datos sobre la explotación sexual en el mundo. En
uno de sus documentos
ofrecen medidas para luchar contra la trata. Ninguna incluye, por
supuesto, la condena de los “empresarios” y a los prostituidores. Sus
propuestas son, de nuevo, un lavado de cara del sistema prostitucional,
carentes de cualquier análisis crítico: “fortalecer los derechos de los
trabajadores sexuales”; “cambiar la percepción social del trabajo
sexual”. El único objetivo es crear dos realidades distintas entre
prostitución y trata.
Elaboran también informes sobre la situación de los “trabajadores sexuales” en diferentes países. Por ejemplo, en el caso de China,
su informe consta tan solo de un par de páginas en las que conversan
con varias personas anónimas que se presentan como “trabajadores
sexuales”. No hay datos sobre violencia, sobre trata, número de mujeres,
hombres o personas trans que ejercen la prostitución, sobre las
condiciones de vida de estas personas, sobre la demanda, ni ninguna
información que sea útil desde el punto de vista de la investigación.
Tan solo una imagen “empoderada” y de “autonomía” de estas personas, así
como el intento por establecer una relación entre la regulación de este
“trabajo” y la mejora de derechos de las mujeres, el colectivo LGTB y
las personas seropositivas.
Este discurso se reproduce una y otra vez en todo el material
ofrecido por los beneficiarios de las donaciones de la OSF. A partir de
la Red Umbrella Fund vamos a continuar destapando la actividad de otras
de las organizaciones que apoyan el sistema prostitucional.
Como se muestra en la captura de pantalla, dos de las entidades que
colaboran, económicamente y en otros aspectos, con Red Umbrella Fund son
la OSF y Mama Cash. Esta última es
una asociación fundada en Holanda con el objetivo de defender los
derechos de las mujeres y niñas a través de la financiación de
diferentes iniciativas en todo el mundo.
Mama Cash y OSF están directamente involucradas en el nacimiento de
la Red Umbrella Fund en 2012. En las capturas siguientes, extraídas de
las páginas web de la Red Umbrella Fund y Mama Cash, se explica cómo se forjaron algunos de los encuentros entre Soros y la organización holandesa.
En esta captura se narran los primeros encuentros en 1997 entre Soros
y los entonces máximos responsables de Mama Cash, Lilliane Ploumen
(Ministra de Exteriores de Holanda hasta 2017) y Will Janssen (quien
actualmente ostenta un cargo en otra organización que promueve los
derechos humanos y el desarrollo, Hivos, también apoyada por la OSF).
Esta captura, extraída de la historia de Red Umbrella Fund,
cuenta cómo la OSF y Mama Cash promovieron en 2009 la colaboración
entre “donantes” y “trabajadores sexuales”, uno de los momentos en los
que se gestó la aparición de la organización de los paraguas rojos.
Aparecen también Hivos, donde ahora trabaja uno de los exdirigentes de
Mama Cash. La relación entre OSF y Mama Cash está en el origen de muchas
de las acciones que el lobby regulacionista ha llevado a cabo en todo
el mundo en los últimos años.
Desde Mama Cash, han llegado a publicar artículos
pidiendo la no criminalización de los “clientes de trabajadores
sexuales” (prostituidores). No deberíamos permitir que se hablara de una
ruptura dentro del feminismo entre quienes defienden a prostituidores y
quienes pretenden destruir el sistema que permite la explotación y
cosificación de las mujeres. Debemos hablar de una injerencia que trata
de enfrentar el discurso feminista abolicionista y que utiliza luchas
loables y necesarias para mantener los privilegios que el patriarcado
otorga a los hombres.
El lobby regulacionista en España
En España, el feminismo está siendo igualmente atacado por el lobby
regulacionista. Pero como ocurre en el resto del mundo, éste se ha
infiltrado en el seno de la propia lucha para conseguir justificar su
discurso desde el propio movimiento, basándose en la ideología
neoliberal (“yo decido sobre mi cuerpo”) y sin ningún análisis crítico
sobre el sistema prostitucional y su origen como institución fundacional
del patriarcado. De nuevo surge la figura de George Soros. En España,
ha recibido dinero de Mama Cash y de la OSF de Soros el Fondo de Mujeres Calala,
que también apoya y difunde el discurso del “trabajo sexual” en la
misma línea arriba explicada y seguida por el resto de las
organizaciones. En la captura de abajo podemos ver que ambas fundaciones
aparecen entre las entidades que han colaborado con Calala.
Calala promociona desde su twitter la visita de Georgina Orellano,
una de las dirigentes de AMMAR, organización que promueve en Argentina
el “trabajo sexual” (con una dirigente procesada por delitos de trata)
Las injerencias de Soros en España no acaban ahí. El pasado marzo la Open Society Foundations
inauguró una sede en Barcelona, donde el discurso regulacionista cuenta
con mucho poder y con el apoyo de algunas autoridades políticas. De
hecho, entre los años 2016 y hasta el 2018 Aprosex, conocida asociación
que combate el discurso abolicionista y que está detrás del ilegalizado
sindicato OTRAS, recibió subvenciones
de más de 25.000€ por parte del ayuntamiento de Ada Colau y la
Diputación de Barcelona. Ahora la OSF cuenta con presencia física en una
ciudad donde las voces que defienden el sistema prostitucional ya son
bastante fuertes. Además, no hay que olvidar que España es, y Barcelona
muy concretamente, uno de los países europeos con mayor consumo de
prostitución, y la entrada al viejo continente desde África y América
Latina.
Una vez que alguna de las organizaciones con conexiones con Soros
inyecta dinero a alguna de las entidades que abanderan el feminismo,
éstas comienzan a promover el discurso que idealiza la prostitución.
Ocurre los mismo con dos de las principales organizaciones que promueven
los derechos humanos en el mundo: Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Ambos se han posicionado a favor de despenalizar la prostitución y a
todas las partes implicadas, lo que ellos consideran “empresarios” o
“intermediadores”, pues solo hablan de proxenetismo si existe coerción o
violencia explícita, ignorando muchas otras situaciones; y los mal
llamados “clientes”. Ambas han recibido dinero de la OSF.
En la captura número 1, el dinero recibido por AI de la OSF en 2014 y en la número 2 la cantidad recibida en 2015. En 2016
la “donación” vuelve a aumentar hasta los 610.000€. Human Rights Watch
(captura número 3) empieza a recibir dinero de OSF a partir del año 2011 (es cuando figura por primera vez en su informe de cuentas, en el de 2010 no aparecía).
El lobby regulacionista en el resto del mundo
En Latinoamérica una de las organizaciones con mayor influencia y
defensora del mismo discurso idealizador de la prostitución es la
argentina AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina). Esta organización ha recibido también financiación de Mama Cash (aquí
una de las principales caras de AMMAR, Georgina Orellano, hace
referencia a la relación de la organización argentina con Mama Cash).
En Argentina, algunas de las dirigentes de AMMAR han sido
investigadas por delitos de proxenetismo. La Cámara Federal de
Apelaciones de Mar de Plata procesó en abril de 2018 a María López,
dirigente de AMMAR en esa zona, por el delito “de trata de personas con
fines de explotación sexual, bajo la modalidad de captación y
acogimiento, agravado por el engaño y abuso de la situación de
vulnerabilidad de tres mujeres, a quienes explotaba sexualmente en un
prostíbulo que regenteaba en la intersección de las calles Guido y
Bolívar”. Alika Kinan, sobreviviente de trata argentina
y feminista abolicionista, ha criticado siempre duramente cómo AMMAR
trata de presentar la prostitución como una opción laboral. Ella mejor
que nadie sabe cuál es el horror que las mujeres prostituidas sufren,
por ello lucha por desenmascarar el discurso de AMMAR, que, en sus propias palabras, “da a los proxenetas y tratantes todo lo que necesitan para armar su discurso”.
Pero AMMAR no es la única organización financiada por OSF cuyos
miembros han sido investigadoa por la justicia por delitos de
proxenetismo. La NSWP (Global Network of Sex Work Project)
es otra de las principales voces difusoras del discurso a favor del
sistema prostitucional. Con sede en Edinburgo, está directamente
relacionada con la aparición de la Red Umbrella Fund (en la captura de
abajo se puede ver que el paraguas que cubre el logo de la NSWP es el de
la RUF). En 2015, la que fue vicepresidenta de la NSWP, Alejandra Gil Cuervo, fue condenada
en México a 15 años de cárcel por delitos de trata con fines de
explotación sexual. Gil Cuervo, conocida como “Madame Sullivan”, era una
de las principales voces por la descriminalización de la prostitución
en México y referente en otros muchos países. Su hijo fue también
condenado (recurrieron la sentencia, pero a día de hoy no se ha resuelto
y continúan en prisión). Varias mujeres relataron cómo las controlaba y
llevaba todas las cuentas y el control de sus vidas. En este artículo, publicado en The Guardian y traducido por Traductoras para la Abolición,
la activista y escritora feminista Kat Bayard escribe sobre cómo es
posible que la NSWP llegara a ser consultor de ONU SIDA en materia de
prostitución.
Cuenta con varios “socios” alrededor del mundo, incluso en algunas de
las zonas más pobres y más desiguales en cuestiones de sexo. Resulta
curioso que esta asociación considere que es más urgente, en países como
la India (el más peligroso en el año 2018 para las mujeres según la Thomson Reuters Foundation),
una organización de “trabajo sexual” que otra que combata esa
desigualdad y ofrezca a las niñas y mujeres una educación y una defensa
frente a una sociedad misógina donde las mujeres sufren una violencia
brutal y sus opciones para desarrollar su vida son prácticamente nulas.
La National Network of Sex Worker es uno de los
miembros de la NSWP en la India. Su línea de actuación es idéntica a
todo lo explicado anteriormente. La India es el país donde las mujeres
sufren más riesgo de ser víctimas de explotación sexual (Informe
Fundación Thomas Reuters). Las cifras sobre la violencia sexual en el
país asiático son escalofriantes: en 2016 se registraron un total de
38.947 denuncias por violación, en 20.000 de las cuales las víctimas
fueron menores. Todo ello sin contar las prácticas culturales y
consuetudinarias que afectan a las mujeres, como son el matrimonio
infantil. ¿Hay que suponer que las mujeres indias eligen “libremente”
ser prostituidas?
En julio del pasado 2018 la India aprobó por primera vez una ley para
luchar contra la trata, la “Trafficking in Persons (Prevention,
Protection & Rehabilitation) Bill”. La medida ha sido defendida por
activistas como Sunitha Krishnan, fundadora de la ong
Prajwala, que ayuda a las mujeres prostituidas a rehabilitarse y
reinsertarse en la sociedad. Krishnan lleva años enfrentándose a los
proxenetas y exigiendo a las autoridades indias su implicación en la
lucha contra esta forma de esclavitud. En su blog personal la activista
defendió la importancia que esta ley podía tener para la lucha contra
la trata. Las voces en contra llegan de fundaciones como la NNSW, la Red
Umbrella Fund y la NSWP. De nuevo condenan la criminalización de los
“clientes” y el cierre de burdeles.
El ejemplo de la India, que sucede en muchos otros países con cifras
de violencia contra las mujeres muy elevadas y con patriarcados muy
fortalecidos, refleja cómo funciona el lobby regulacionista. Elaboran un
discurso que convierte el “trabajo sexual” en algo “empoderante” y lo
presentan como opción laboral. Para ello utilizan las voces de las
“trabajadoras sexuales”, pues sería imposible que el mensaje prosperara
si los verdaderos creadores de este discurso salieran a la luz, e
ignoran las voces de mujeres que cuentan la verdadera realidad. Utilizan
supuestas experiencias individuales que hablan de “libre elección” y
dan la espalda al contexto de machismo, racismo y pobreza. Tampoco
hablan de cifras y se limitan a establecer relaciones causales que los
países con modelos regulacionistas no han podido probar, como el fin de
la violencia. En Alemania
al menos 55 mujeres prostituidas fueron asesinadas entre 2002 y 2015
por “clientes” o personas relacionadas con el mundo de la prostitución,
se registraron otros 29 intentos de asesinato y otros actos violentos
que no fueron tenidos en cuenta (los datos fueron recogidos por
organizaciones abolicionistas del país).
Consecuencias del discurso por la regulación
Cuanta más desigualdad exista en un país más dañino será este
discurso, pues más se afianzarán esas desigualdades y se reducirán las
oportunidades para las mujeres y niñas. A no ser que pretendamos dejar
su futuro en manos de un hombre blanco millonario, debemos localizar a
las organizaciones que, bajo el paraguas del feminismo, los derechos del
colectivo LGTB o de la lucha contra el sida, son financiadas por la OSF
como parte de la estrategia mundial del lobby regulacionista para
apoyar a la industria del sexo y legitimar a los “empresarios” y a los
propios hombres que utilizan el dinero para acceder al cuerpo de las
mujeres. Mientras las mujeres seamos parte del mercado no existirá una
verdadera igualdad y miles de mujeres y niñas serán víctimas en todo el
mundo de la explotación más brutal que podamos imaginar.
No es solo la OSF de Soros, otras fundaciones aparecen repetidas
veces entre los apoyos que reciben las organizaciones que apoyan este
discurso. Soros no invierte solo en entidades, sino que también cuenta
con un programa, el “OSF Fellows”, por el que escoge a
varios investigadores, que no sean periodistas, que durante 18 meses
trabajan a favor de algunas de las causas que la OSF promueve. Los
brazos de Soros son largos, se extienden a muchos círculos, pero a veces
es imposible unir todas las piezas.
No obstante, las conexiones entre OSF, Mama Cash, la Red Umbrella
Fund y la NSWP son evidentes. El origen del dinero que las mueve y su
unificado discurso son la prueba de que funcionan para los mismos
intereses. Podemos, pues, empezar por buscar su presencia allí donde
detectemos un intento por legitimar el sistema prostitucional, con
especial atención a los países más desiguales, donde es más complicado
combatir este discurso. Para evitar que las mujeres acaben prostituidas
es necesario luchar para que los hombres no se conviertan en
prostituidores.
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