Lecciones de Borolismo
recuperación de territorio por parte del Estadoy
para que la droga no llegue a tus hijos, fue encabezada por quien ahora sabemos que trabajaba para el cártel de Sinaloa, Genaro García Luna; que su principal negociador entre grupos criminales era el ex integrante de la Brigada Blanca contra las organizaciones sociales y las guerrillas de los años 70, Mario Arturo Acosta Chaparro, que había sido detenido en 2000 por sus nexos con Amado Carrillo, El señor de los cielos, y condecorado en 2008 por su
patriotismo, abnegación, dedicación y espíritu de servicio a las instituciones.
Pensemos, entonces, en una guerra que despertó imágenes insólitas de decapitados, colgados de puentes, narcomensajes, miles de daños colaterales
, es decir, inocentes y la exigencia, en enero de 2010, fraguada por el monero Rius, que pronto llegó a ser mayoritaria: No + Sangre
.
Hoy está claro que Calderón lanzó una guerra que no tenía como objetivo
la seguridad, sino dirigir a los grupos criminales desde la silla
presidencial y, quizás, atacar regiones del país que contuvieran
gérmenes de defensa del territorio. Entonces, ¿por qué sigue existiendo
la idea de que, si no se asesina en las calles, no se tiene seguridad
pública?
Hay un antecedente vergonzoso de esta ideología que postula que, para
que haya seguridad en el país, tiene que morir una parte de sus
habitantes. Ya casi nadie se acuerda de ella, pero existió una marcha
multitudinaria convocada por las cámaras de empresarios, los medios de
comunicación corporativos y las organizaciones civiles contra la delincuencia
,
que demandó la pena de muerte y la militarización del país. Se llevó a
cabo en varias ciudades, vestida de blanco, el 27 de junio de 2004. La
UNAM, con José Narro como rector, quiso rendirle homenaje a esa marcha
en la Casa de Lago en 2014 y hasta ahí el secretario de Gobernación,
Osorio Chong; el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y el
propio presidente, Peña Nieto, enviaron cápsulas del tiempo para que
fueran enterrados sus buenos deseos para el futuro. Como testigos,
Amparo Casar, Claudio X. González, y Roy Campos. La idea detrás de esa
marcha, le permitió a Calderón asumir que existía la demanda de guerra o
a Peña Nieto decir en la Ibero que repetiría Atenco si fuera necesario
. ¿De dónde viene esa idea?
Proviene de una ficción del antiguo régimen priísta y panista de que existe una mayoría silenciosa
que exige la estabilidad, el continuismo y la tradición colonial con su
cauda de clasismo racializado, a pesar de que para ello sufran o mueran
otros que no he visto en mis alrededores. Pero va más allá. Tiene una
raíz en la convicción católica de que el Mal existe como esencia, y no
como malas acciones y las circunstancias que las convocan. Si uno cree
que hay personas malas en esencia, que han comido más de la manzana
aquella, entonces es muy fácil terminar con su perversidad: ejecutarlas.
Eso pensaron los cruzados Calderón y Peña, y hoy que algunos claman por
más muertos ante el índice de muertos, vale la pena repasar al filósofo
de la violencia del Estado como único camino para hacer el Bien, Iván
Ilyín, el enemigo de León Tolstoi.
Escribió en su exilio en Alemania en 1925, Resistencia al mal por la fuerza,
instalado en la extrema derecha monárquica, clerical, y
antibolchevique. Consideraba el pacifismo de Tolstoi como un
cristianismo débil que servía por su piedad y empatía a los intereses
del Mal. Si se reconocía que la propensión espiritual de todos era el
Mal, había que hacerlo consciente y no pensar que se trataba de
libertad. Si no se convencía al malo, entonces el Bien debía imponerse
en contra de los deseos y derechos del otro, por medio de la tortura y
la muerte. El amor al prójimo de Tolstoi le repelía porque no es un amor para mejorar al otro, sino sólo para protegerlo del sufrimiento
. El dolor –sostuvo siempre Ilyín– engrandecía a los seres humanos y su expresión política era la aplicación de la ley
. Ese amor prevalecía incluso cuando tu amado ha dado su último suspiro
.
Y el Bien, por supuesto, residía en un Estado que, cuando no podía
sostener el orden legalmente, no vacilaba en recurrir a la coerción por
la vía policiaca y militar. Era por puro amor. Dirían los ex presidentes
mexicanos: por la necesidad de que la droga no llegue a tus hijos
.
A diferencia del estalinismo, las ideas del Bien por la fuerza de Ilyín no suponían un Estado para el progreso ni un hombre nuevo
,
sino sólo la continuidad de lo que siempre había existido: la monarquía
de la ortodoxia rusa, el hombre de la caballería medieval y la
resistencia ante el cambio social. En nombre del Bien se podían cometer
atrocidades: La fe en el Bien es una disciplina que permite a sus
guerreros entender por qué el enemigo en una batalla o el rebelde en una
insurrección deben ser exterminados.
Así, Iván Ilyín llega a su
conclusión más peligrosa: la ley es moral. Una idea que subyace a lo que
oímos todos los días en los medios: la ley es la ley
o la ley no se consulta, se aplica
.
Si la ley es el Bien por escrito, entonces la desobediencia civil, los
legisladores electos para modificarla y las consultas populares son obra
del Mal.
Iván Ilyín apoyó el fascismo de Hitler, Mussolini, Salazar y Franco hasta su muerte en 1954. De ellos dijo que habían conseguido un indulto para Europa del bolchevismo
.
En su juventud, Ilyín había sido de los socialdemócratas que apoyaron
la revolución de 1905 pero, como todos los liberales cuando se enfrentan
a un proyecto de izquierda, se decantó por el fascismo. Creo que es así
como debemos mirar el fraude electoral de 2006 y la cauda de muerte que
le siguió. Ante la izquierda, los liberales siempre apoyarán al
fascismo. Y eso nos sigue estremeciendo.
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