7/01/2022

“Armito”

 sinembargo.mx

Fabrizio Mejía Madrid

El cañón de un arma apuntando al espectador, el dedo que aprieta el gatillo, y leemos: “Que las familias que lo deseen PUEDAN ARMARSE para proteger su vida y la de sus hijos”. Usando la estética de la narco-manta, el PRI nacional le apuntó esta semana a la ciudadanía con una pistola. No había pasado ni una semana del asesinato a balazos de la cantante Yrma Lydya en un restorán Suntory de la ciudad de México a manos del abogado del difunto obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda. El PRI decidió apuntarle una pistola al electorado el día en que alguien disparó contra la fila de un centro de vacunación infantil en Puebla. Menos de un año y medio después de que un niño de 11 años mató a una maestra e hirió a cinco de sus compañeros en el colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, para luego suicidarse. El PRI argumentó así su propuesta: “Modificar la Ley de fuego y explosivos para que con mayor facilidad las familias mexicanas puedan tener acceso a armas de fuego, de mayor calibre, para que puedan defenderse de la delincuencia”.

La primera sorpresa es que los que habían dicho que iban a una “moratoria legislativa”, decidieron emplear su tiempo libre para explotar una idea algo rústica: que se necesitan más armas para solucionar la violencia. La idea recuerda una de las peores necedades del Partido Verde de México, por ejemplo, aquella que demandaba la pena de muerte contra los delincuentes. Como sabemos esa iniciativa le costó la expulsión de la “internacional” verde en 2009. Pero a los verdes de los González Torres, el Niño Verde, y Manuel Velasco no les importó porque habían ideado una campaña absurda, que no llegaría ni siquiera a discutirse en una comisión de la Cámara de diputados, mucho menos a dictaminarse para el pleno, porque estaba más bien pensada para pepenar votos. La nueva propuesta del PRI de armar a las familias mexicanas es similar porque su propósito es pescar unos cuantos votos incautos que pensarán que con más armas en las casas, se resolverá la delincuencia. Lo que digo es que el PRI se ha vuelto a la usanza del Partido Verde, un instituto político sin principios ni propuestas serias pero sí con toscos lemas publicitarios. ¡Armas para todas las madrecitas de México! ¡Armas para los niños en las escuelas! ¡Armas para todos! ¡Disparo efectivo, no readaptación!

Si el PRI hubiera revisado al menos un estudio para su iniciativa, habría encontrado, por ejemplo, que la mayor parte de los delitos donde se daña a la víctima tienen que ver con el acceso a un arma de fuego, además del uso de drogas, el horario de oportunidad, es decir, la noche, y la relativa inexperiencia del delincuente. Podría revisar los estudios que se han hecho a escala latinoamericana que señalan al desempleo crónico y a la desigualdad irremontable como las principales causas de por qué un delincuente, además del delito que va a perpetrar, acaba dañando físicamente a su víctima. También habrían podido leer cómo la propia violencia injustificada de las policías y los soldados rompen la relación de la gente con la legalidad y contribuyen a un clima de violencia arbitraria. Los datos de la encuesta en reclusorios del Valle de México despeja muchas de las dudas que el PRI pudo haber tenido al proponer armas para las familias mexicanas. Por ejemplo, de los delitos violentos, el 77 por ciento fueron posibles usando un arma de fuego. De éstos, el 60 por ciento de sus víctimas murió y, de entre éstos, más del 60 por ciento eran desconocidos. Lo que esta encuesta pone sobre la mesa es que tener acceso a un arma termina, en una amplia proporción, por ser el asesinato de un desconocido. Un 39 por ciento de los delincuentes que llevan un arma la acaban utilizando, mientras que sólo el 16 por ciento de los que no portaban un arma, le acabó haciendo daño a su víctima. La idea de que un arma sirve más para intimidar o inhibir al otro es parte de la mitología de la violencia; si ves las estadísticas, lo que observamos es que si llevas un arma, la usarás. Como decía mi general Rodolfo Fierro: “sácala con razón y no la guardes con vergüenza”.

De haber hecho su trabajo de investigación, un dato no le debió pasar desapercibido al PRI. Y es el de la inexperiencia. Los que delinquen por primera vez, matan con arma de fuego más que los que ya han estado en las cárceles. Hay una relación directa entre nunca haber usado una pistola contra otro y disparar. Así, los que proponen armas para las madrecitas de México, estarían alentando que se volvieran homicidas, por ser inexpertas. Por último, los estudios muestran que la proclividad a dañar a la víctima aumenta 259.7 por ciento cuando se trae una pistola. El 68 por ciento de los homicidios que se cometen en México involucran un arma de fuego.

Pero volvamos al inicio: el PRI de la “moratoria legislativa” que usa su tiempo libre en proponer algo que va en contra de la demanda del Estado mexicano a los fabricantes estadunidenses de armas por ser un factor determinante en el aumento de la violencia. Es una discusión importada de lo más bruto del Partido Republicano y de su Asociación Nacional del Rifle en los Estados Unidos. Allá, por ejemplo, se usa la comparación entre armas y automóviles, que no se prohiben porque causen accidentes. Como si el coche estuviera diseñado para chocar; como sí lo están las pistolas para disparar, que es su único uso. Otro de los argumentos republicanos es que es la responsable de la violencia es la intención de disparar y no el objeto con el que se dispara, omitiendo el dato estadístico de que tener un arma y usarla es más o menos lo mismo. Por ejemplo, han evitado debatir sobre el aumento de los suicidios. Este es un tipo de violencia que se da en un lapso de turbación que, de no tener al alcance de la mano una pistola, quizás tendría un desenlace no mortal. En Estados Unidos, hay 39 mil 700 muertes cada año por armas de fuego y más de 85 mil heridos. 60 por ciento de esas muertes son suicidios. Pero, a veces, se utilizan al azar, en sitios públicos, con o sin manifiestos que la expliquen. 426 tiroteos masivos ocurrieron en escuelas, plazas comerciales, parques de diversiones tan sólo en 2018, más de uno diario. Siendo tan sólo el 4% de la población mundial, los gringos tienen el 46 por ciento de las armas de uso domiciliario en el mundo.

La propuesta del PRI señala con claridad que buscan que las familias mexicanas tengan, no mejores salarios, hospitales o escuelas, sino mayores calibres. No puedo evitar pensar que hay algo de las empresas de armas metido en la bancada de los diputados priistas. Hemos escuchado a su líder nacional, Alito Moreno, al que llamamos en esta columna “Armito”, hablar de donaciones ilegales de magnates de las salas de cine, de extorsiones, de lavado de dinero, de apropiación de terrenos, de compra de medios de comunicación, ¿por qué no podríamos suponer una donación de estas compañías para ponerle el pie a las demandas del Estado mexicano en Estados Unidos?

Lo cierto es que, en el discurso arrogante e insustancial de la propuesta priista, su dirigente, “Armito” Moreno, dijo: “A falta de que el Estado mexicano de seguridad es el momento de que las personas y los ciudadanos puedan defender su casa, su negocio, su cuadra, a su familia, porque los están asesinado de manera impune.” Queda claro que la principal intención es generar una imagen de caos delincuencial, de aumento de la violencia, e insistir en que el gobierno de López Obrador no tiene una estrategia de pacificación, sino sólo abrazos. Como en la propuesta que hizo el McPRIAN frente a la reforma eléctrica, aquella de poner celdas solares en los techos de las 35 millones de familias mexicanas y que Dios las agarrara confesadas cuando estuviera nublado, aquí la iniciativa es que la gente se defienda a sí misma de algo nebuloso, como la percepción de inseguridad. Comprar una pistola por si vienen un día a asaltarnos, cuando el índice de robos ha bajado.

Se trata de algo más: el jueves 2 de septiembre de 2021, dos legisladores del PRI asistieron a la firma de la Carta de Madrid propuesta por el partido fascista español, Vox. Eran Manuel Añorve y Lorena Piñón, de Guerrero y Veracruz, respectivamente. A diferencia de Acción Nacional, que se fue de boca y casi con orgullo sobre ese acuerdo, el PRI dijo que sus legisladores habían asistido al llamado de la España de Franco a título personal. Pues bien, el dirigente de Vox en España dijo casi las mismas palabras que “Armito” Moreno, nada más que mucho antes, el 7 de marzo de 2019. Santiago Abascal dijo, en celebración de la iniciativa del uso doméstico de armas de fuego en Italia, propuesto por la fascista Liga del Norte: “Creemos que hay que ampliar el concepto de legítima defensa, al derecho a la autodefensa de los españoles de bien. Hace falta un cambio radical urgente en la ley para que los españoles puedan disponer de un arma en su casa y poder usarlas en situaciones de amenaza real sin consecuencias judiciales, sin tener que enfrentarse a la cárcel o a indemnizaciones a los familiares de los delincuentes. Porque ahora en España la ley está del lado de los delincuentes”. Hasta ahí el lider de Vox.

Por último, regresemos a “Armito” y su PRI perdedor. A tal nivel ha llegado la confusión ideológica en sus exiguas filas que pasaron de reivindicarse “socialdemócratas” a ser fascistas. La primera definición la escribió el 12 de diciembre de 2021, en su cuenta de tuiter, el coordinador de los priistas en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira: “Por mandato de la 23 Asamblea del PRI somos un partido de centro izquierda. Somos social demócratas, feministas, ambientalistas, enemigos de la discriminación, progresistas, aliados de las causas populares. Le dimos una patada al neoliberalismo que nos impusieron desde el poder”. Medio año después, el PRI rechazaba con Acción Nacional, el PRD y el Partido Movimiento Ciudadano, la reforma eléctrica que fortalería la soberanía energética de la CFE. Así, volvieron a los brazos de Iberdrola. Ahora, con la pistolización familiar, bien podrían volver a definirse, ahora, como fascistas. Como voceros de un partido que te apunta con el cañón de su fusca.

Fabrizio Mejía Madrid

Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

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