Anteriormente te ofrecimos algunos consejos sobre cómo actuar si tu hija adolescente se encuentra en una relación violenta. Hoy te hablaremos sobre las acciones que puedes tomar si tu hija ya salió de esta relación y necesita recuperarse emocionalmente de un proceso tan complejo.
Recuerda que este no es un camino corto ni fácil, y que incluso puede haber recaídas de su parte. Por eso es importante que no te desesperes y que, ante todo, tu pareja y tú le recuerden que siempre estarán ahí para apoyarla de manera comprensiva, sin culparla ni juzgarla por lo que está atravesando.
También debes tener en cuenta que cada caso es distinto. Por lo tanto, te recomendamos buscar ayuda de un o una especialista, quien podrá orientarlos mejor sobre cómo atender las necesidades particulares de tu hija.
De igual forma, puedes consultar completa la Guía para padres y madres con hijas adolescentes que sufren violencia de género del Instituto Andaluz de la Mujer. Da clic aquí para acceder a ella y conocer de dónde partimos para compartirte esta información.
Recuerda: tu hija está en un momento vulnerable
En primer lugar, tú y tu pareja deben considerar que tu hija pudo haber desarrollado dependencia emocional hacia su agresor. Esto puede hacer que la separación sea sumamente difícil para ella y la deje en un estado de vulnerabilidad, incluso es posible que muestre resistencia al cambio, aunque ya haya salido de su relación.
Es conveniente tomar en cuenta que su ex pareja puede recurrir a diferentes métodos para volver a contactarla y mantenerla dominada. De ahí la importancia de no pensar que todo termina cuando ella se aleja de quien la violentó, por lo cual es necesario pensar en estrategias a largo plazo desde antes de que esto suceda.
No olvides que las estrategias deben tejerse en consenso con su hija. Así, ella no se sentirá asfixiada o castigada, sino segura y en confianza. Dentro de los posibles planes de acción, contempla la idea de buscar ayuda profesional tanto para tu hija como para tu pareja y tú.
A ella, la orientación le ayudará a evitar posibles recaídas; a ustedes, a minimizar el miedo o la angustia que todo esto pueda generar. También será una gran herramienta para comprender mejor el proceso que la menor está atravesando y las razones que pudieron haberla orillado a entrar en esa relación.
La atención psicológica familiar ayuda a las madres y los padres a identificar si sus decisiones en este tema realmente son efectivas y si hay aspectos en su núcleo de convivencia que deban mejorar para hacer de casa un lugar seguro.
Fomenta un hogar libre de violencia y lleno de confianza
La convivencia familiar es clave en la recuperación emocional de tu hija y también en su proceso de salir de ese vínculo violento. Para reforzar este aspecto es recomendable retomar actividades familiares que se han perdido, por ejemplo, viajes o reuniones (sin obligar a la menor).
Genera espacios de confianza en el hogar lejos de las tensiones cotidianas; habla de temas variados con tu hija, incluso positivos, y no únicamente de lo que sucedió con su ex pareja. Así, tanto ella como tú tendrán descansos emocionales frente a la situación.
Por otro lado, es recomendable que las madres y los padres revisen su modelo de pareja e identifiquen patrones negativos que pueden transmitirle a sus hijas e hijos. Si saben cuáles son, intenten cambiarlos y mostrar cómo puede ser una relación plena, llena de cariño y respeto.
Además de esto, procura fomentar una mejor comunicación en este y otros problemas, que en esta comunicación no se minimicen las emociones de nadie ni se le juzgue de manera violenta. Por el contrario: que el intercambio sea siempre para recordarles a tus hijas e hijos que estás para apoyarlos y protegerlos siempre.
Junto con estas medidas, madres y padres pueden apoyar las relaciones positivas de sus hijas con ciertas amistades e intentar que estos vínculos no se pierdan, pues son muy importantes en situaciones como la violencia en pareja.
El proceso debe incluir a todas y todos los miembros de la familia para que cada uno sepa cómo colaborar en la recuperación de la menor. No será fácil conseguir el equilibrio entre la confianza y autoridad de madres y padres, pero puede lograrse con paciencia y flexibilidad entre todas y todos.
Finalmente, habla abiertamente con tu hija sobre relaciones sexuales, puedes hacerlo incluso mientras ella siga en la relación con su agresor. Así, podrás identificar si hubo relaciones de riesgo que implicaron prácticas peligrosas y que podrían desembocar en enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados o chantajes con fotografías o videos íntimos.
También discute la posibilidad de levantar una denuncia si es necesario. ¡OJO!: Considera que ella tiene la decisión final; es imprescindible que le hagas saber lo difícil que puede ser el proceso emocionalmente. Comunícale que, aun así, no la dejarás sola.
Ayúdala a recuperar su confianza
Tu hija también necesita volver a percibirse como alguien segura de sí misma. Puedes ayudarle en esta tarea recordándole sus gustos, intereses y proyectos e invitándola a retomarlos o a realizar otras actividades que le agraden.
No te preocupes si esto repercute en su desempeño escolar: en este momento, lo más importante es que tu hija se sienta mejor emocionalmente. Este bienestar también puede alcanzarse si la haces sentir como una persona autónoma, aunque sin alejarte de ella.
Otra cosa que puede contribuir a su recuperación es darle reconocimiento y valorar sus avances respecto al abandono de su relación. Y si la gente hace comentarios negativos sobre lo que pasó, aprende a darles el lugar que corresponde y a dejarlos fuera de sus vidas. No permitas que la sociedad justifique la violencia ni juzgue o menosprecie la situación de tu hija.
Prepárate ante el riesgo de una recaída
Si tu hija logró terminar con una relación violenta, apóyala para evitar que ceda a las presiones de su pareja si vuelve a buscarla, siempre desde la comprensión y la no revictimización. Y si decide regresar con él, no la juzgues: mejor explícale cómo te hace sentir esto sin dejar que te gane el enojo; hazle saber que estarás siempre con ella.
En ocasiones es suficiente con que ella regrese una vez para que note que él no ha cambiado, pero no siempre sucede. En este caso, es importante considerar nuevos planes de seguridad con acuerdos mutuos.
Ante una recaída, es posible que tu hija sea más fuerte por el apoyo previo que recibió, especialmente si han acudido con especialistas. Aun así, no la dejes sola: trabajen en conjunto para que siga reconociendo patrones de relaciones violentas. De esta forma, evitarás que vuelva a caer en ellos con su ex pareja u otra en el futuro.
Toma en cuenta que una recaída puede ser tan simple como que tu hija quiera saber de su agresor o vuelva a contactarlo, o tan compleja como entrar nuevamente en un ciclo de violencia. Pero ante todo, entiende que ella necesitará tiempo para superar lo que pasó. En ese tiempo, el amor y la compañía de su familia será una de las herramientas más poderosas para sanar.
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