El texto fue publicado como antesala de la IX Cumbre de las Américas, un evento donde paradójicamente –y una vez más– la presencia de las mujeres fue minoritaria. De los más de 30 asistentes a la cumbre, solo tres representantes eran mujeres: Alexandra Hill, ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador; Mia Amor Mottley, primera ministra de Barbados; y Thelma Browne, embajadora de San Cristóbal y Nieves ante los Estados Unidos.
Pero el ejemplo reciente es uno más en la lista. La asistencia a las Cumbres de las Américas evidencia la histórica desigualdad de género en la toma de decisiones de los países miembros. En las cumbres celebradas desde 1994 a 2018, solo 12 mujeres participaron en representación de las naciones, 10 como jefas de Estado, una como vicepresidenta y la última como diputada nacional. Cabe destacar que en las Cumbres de las Américas de 2001 y 2005 no participó ninguna mujer.
Ellas deciden
De acuerdo con los datos recabados en el documento, existen 20 acuerdos y compromisos principales aprobados por los países de la región dirigidos a impulsar la participación de las mujeres en la toma de decisiones. No obstante, los liderazgos concretos aún son escasos.
En el amplio territorio americano la paridad de género no es una realidad, pues la política sigue encabezada por los hombres. Según la organización Inter-Parliamentary Union For Democracy, las mujeres ocupan el 34.6 por ciento de los escaños en las cámaras bajas y altas, y seis países no alcanzan ni siquiera el 20 por ciento de representación de mujeres en las cámaras bajas.
De acuerdo con el texto publicado por el Task Force Interamericano, hasta el momento se contemplan solamente cinco países con gabinetes paritarios en América: Chile, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica y México.
La situación empeora en el caso específico de Latinoamérica. En 2021, la elección de Xiomara Castro como presidenta de Honduras sumó una mujer más a la corta lista de 13 mujeres que han ocupado el cargo de presidentas o jefas de Estado en Latinoamérica y El Caribe.
Además, cifras difundidas por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina indican que la media de escaños ocupados por mujeres en los gobiernos locales en América Latina y El Caribe es de 24.9 por ciento; además, se estima que las mujeres gobiernan solo el 15.5 por ciento de las alcaldías municipales en Latinoamérica.
Más de 100 años para alcanzar paridad política de género
Pese a los avances en el reconocimiento y garantía de los derechos humanos de las mujeres, persisten múltiples desafíos para la igualdad sustantiva.
A este difícil panorama se suma la crisis mundial a causa del COVID-19. Según el Global Gender Gap Report 2021 del Foro Económico Mundial, al tomar en cuenta la trayectoria actual por los impactos de la pandemia, tomará 135.6 años cerrar la brecha de género en todo el mundo y 145.5 años lograr paridad en la política.
Obstáculos y recomendaciones
Impulsar la participación de las mujeres en la toma de decisiones es fundamental, no solo por el cumplimiento de sus derechos políticos, sino también por las importantes acciones y aportaciones que pueden llevar a cabo desde el plano gubernamental.
El Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres destaca que las mujeres en cargos políticos dedican más recursos a la inversión social, se preocupan por el bienestar y la protección jurídica, además de que aumentan los índices de confianza en el gobierno. La presencia de mujeres en los espacios de toma de decisión también contribuye a la erradicación de estereotipos y transforma los modelos a seguir en relación con el liderazgo y ejercicio del poder.
Sin embargo, las mujeres enfrentan diversos obstáculos en su camino para acceder a estos lugares. Entre ellos, el Llamado a la acción resalta los patrones culturales patriarcales, estereotipos y sesgos de género, la violencia contra las mujeres en la esfera política, la división sexual del trabajo e injusta organización social de los cuidados, la desigualdad socioeconómica y las amenazas para la participación de las mujeres en la vida pública.
Ante dichos problemas estructurales, el documento plantea algunas recomendaciones para impulsar los liderazgos de mujeres, principalmente enfocados en el camino hacia una democracia partidaria: aumentar la inversión en este ámbito, implementar medidas para erradicar la violencia en la vida pública y política de las mujeres, avanzar hacia sistemas integrales de cuidados, así como ampliar y mejorar la generación de estadísticas de género con enfoque interseccional.
Pese a los esfuerzos para impulsar la inclusión de las mujeres en puestos de decisión, los patrones patriarcales arraigados en la sociedad y la reciente crisis por el COVID-19 representan obstáculos persistentes para las mujeres que buscan acceder a puestos de liderazgo en el continente. Frente al panorama, es importante considerar la apuesta por implementar medidas que beneficien el rumbo a la paridad de género y la igualdad sustantiva no solo a nivel latinoamericano, sino internacional.
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