▲ Fotograma de la película de la tailandesa Suwichakornpong.
¿Cuántas vidas anteriores
de personajes desconocidos pueden, por un breve tiempo, apoderarse de
la sensibilidad e imaginación de un grupo de jóvenes actores? En Ven aquí (Jai Jumlong, 2021), el largometraje de ficción más reciente de la cineasta tailandesa Anocha Suwichakornpong (By the Time it Gets Dark,
2016), no sólo es el caso de la presencia misteriosa de esos personajes
fantasmales; también los objetos, y en particular los sitios
históricos, pueden jugar un papel parecido. Tal es el caso de un viejo
museo abandonado en la selva, designado como Ferrocarril de la Muerte en
memoria de los miles de obreros y prisioneros de la Segunda Guerra
Mundial que, durante su construcción, dejaron allí sus vidas. Al lugar
llega un grupo de cuatro jóvenes que rentan una cabaña moderna y deciden
divertirse, practicar juegos de azar, imitar sonidos de animales y
repetir parlamentos teatrales que lúdicamente confunden con sus propios
diálogos. En otro lugar de la selva, se ve a una joven, al parecer
extraviada, buscar algo afanosamente. Ese empeño suyo es tan impreciso
como la extraña transformación de ella en un muchacho que fija su mirada
en la cámara. Aquel ritual de ofrecer rostros inexpresivos e inmóviles
también lo repiten los jóvenes actores, sin que la directora brinde
clave alguna para una interpretación plausible.
En esta trama deshilvanada, aparentemente desprovista de sentido,
destaca la capacidad del filme de sugerir una atmósfera de misterio
sobrenatural mediante un notable diseño de sonido a cargo del alemán
Ernst Karel, un buen trabajo de edición y una inventiva fotografía en
blanco y negro que se permite el capricho de dividir la pantalla para
alternar realidad y fantasía mediante dos planos superpuestos. Esta
ficción desbordada remite al tema de la migración de las almas de un
tiempo a otro, como sucede en cintas del también tailandés Apichatpong
Wereesethakul (La leyenda del tío Boonmee, 2010), en tanto su
vertiente documental permite evocar los monumentos y sitios enmohecidos y
olvidados, donde se recuerdan episodios dolorosos de la historia, como
suele suceder en el cine del vietnamita Rithy Pahn (El país de las almas errantes, 2000). El formalismo de Ven aquí
–cinta experimental muy alejada de cualquier forma narrativa
tradicional– pudiera tener mayor acomodo y fortuna en ese espacio de
exploración y disfrute estético que suele ser una instalación artística
en un museo.
Se exhibe en la sala 9 de la Cineteca Nacional a las 14:45 y 18:45 horas.
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