Eduardo Ibarra Aguirre
Ocho años cumplidos de gobiernos de la alternancia en el Ejecutivo federal arrojan un grave retroceso en materia de libertad de expresión.
Con frecuencia se redimensionan los mayores márgenes para la información diversa y la crítica editorial, como si fueran graciosas dádivas de Vicente Fox Quesada y de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y no producto del ejercicio diario, firme e inteligente de una parte de los trabajadores y propietarios de medios de comunicación.
En contrapartida, se pretende eximir de cualesquiera responsabilidades al señor que la Rota Romana le descubrió un “grave trastorno de personalidad” –naturalmente que después de que abandonó el poder-- y al abogado y economista que muestra incapacidad para conducir una bicicleta –sus detractores dicen que fija--, en los 45 asesinatos de periodistas, cometidos del 1 de diciembre de 2000 al 23 de noviembre de 2008, a tono con el balance de José Luis Soberanes Fernández.
Toda la responsabilidad en los crímenes se descarga en el narcotráfico y el crimen organizado, como si no fuera obligación elemental de cualquier Estado que se precie de serlo, garantizar la vida de los integrantes de la sociedad, amén de que el Ministerio Público federal muestra irresponsabilidad en las investigaciones.
Toda la responsabilidad en los crímenes se descarga en el narcotráfico y el crimen organizado, como si no fuera obligación elemental de cualquier Estado que se precie de serlo, garantizar la vida de los integrantes de la sociedad, amén de que el Ministerio Público federal muestra irresponsabilidad en las investigaciones.
Juan de Dios Castro Lozano, subprocurador de Derechos Humanos, Atención a Víctimas y Servicios a la Comunidad de la Procuraduría General de la República, en lugar de cumplir sus obligaciones derivadas del ampuloso nombre del cargo y el excelente salario, negó la condición de periodistas a las indígenas Teresa Bautista Merino y Felicitas Martínez Sánchez, locutoras de la comunitaria La voz que rompe el silencio, asesinadas en abril pasado en la Oaxaca aterrorizada por Ulises Ruiz Ortiz, así como al periodista independiente William Bradley Roland, mejor conocido como Brad Will, asesinado el 27 de octubre de 2006, también en Oaxaca; y estigmatizó a Aleida Calleja Gutiérrez, vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias: “¡Usted es enemiga del Estado!”
Por si no fuera suficiente con el maestro en leyes y troglodita burócrata de la PGR, Gerardo Priego Tapia vaticina que antes de que termine 2008 van a “matar a cinco periodistas más”, cuando como presidente de la Comisión Especial para el Seguimiento a las Agresiones contra Periodistas y Medios de Comunicación Social de la Cámara de Diputados, su obligación es trabajar para evitarlas y no hacerle al vidente.
Las amenazas y agresiones están a la orden del día y el exilio se convierte en vía para ponerse a buen resguardo, pero a costa del abandono del empleo, con excepción de los propietarios de los grandes medios como Alejandro Junco de la Vega, además sin que el gobierno de Estados Unidos responda con eficacia las peticiones.
A este retroceso de la libertad de expresión, que coloca a los periodistas mexicanos en la indefensión --sólo atrás de Irak, país ocupado militarmente por el gobierno del genocida George Walker Bush--, es indispensable añadir el nefasto papel que desempeña la jalisciense Irma Pía González Luna Corvera desde la Secretaría de Gobernación para asfixiar económicamente a los medios que no se alinean con las políticas informativas de Los Pinos y las opiniones del grupo gobernante.
El notable éxito obtenido con el silenciamiento del radiofónico Monitor y varias publicaciones impresas, llevó a la Subsecretaría de Normatividad de Medios a convertir a la publicidad gubernamental en un instrumento de alineación con las políticas oficiales y de asfixia económica a las que se resisten al sometimiento, como la revista Forum, entre otras.
Estamos, como es claro, frente a una estructurada política presidencial.
Acuse de recibo
Ramsés García Ancira Saba, integrante del Grupo María Cristina, comenta sobre ¡Eso es no tener madre! (28-XI-08): “Antes de ser empresario, Nelson Vargas Basáñez fue el entrenador que dio en la persona de Felipe Muñoz, la única medalla de oro olímpica de natación que ha obtenido México en su historia. Entonces trabajaba para el Seguro Social, en la época en que se prevenía la enfermedad mediante el deporte, a diferencia de ahora que el IMSS sólo administra las enfermedades en lugar de curarlas. Vargas Basáñez comparte con Fernando Martí el ser empresarios deportivos, los hijos de ambos fueron secuestrados, ni siquiera esa relevante coincidencia ha sido notada por nuestra analfabeta policía. La derecha siempre ha sido ciega, pero a nuestra izquierda electorera la vida de 4,800 seres humanos asesinados por el crimen organizado también le vale madre”… Teresa Gurza Orvañanos felicita, desde Santiago de Chile, a Teresa de Jesús Gil Gálvez por su libro La isla que brillaba... Carlos Reyes Romero expresa “… felicidades por mantener en alto la lucha por la persistencia de Forum”…
El doctor Jorge Luis Morett Sánchez informa que Lucía Morett Álvarez regresa a México el miércoles 3, a las 17 horas en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, procedente de Managua, Nicaragua.
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