En la zona Triqui de Oaxaca
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax., 5 dic 08 (CIMAC).- Lo que para las autoridades locales es un caso concluido, la desaparición de Daniela y Virginia ha sido para la familia Ortiz Ramírez 17 meses de zozobra, tristeza, impunidad e impotencia.
Desde la desaparición de las hermanas Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, el 5 de julio de 2007, cuando se trasladaban de una comunidad a otra en la región Triqui, no hubo respuesta de las autoridades bajo el argumento de que “el hecho” habría sido resultado del añejo conflicto político entre organizaciones que se disputan el poder en las comunidades de esa etnia oaxaqueña.
Desde que las dos jóvenes, Virginia, maestra bilingüe de 20 años, y su hermana Daniela, estudiante de secundaria, entonces con 14 años de edad, salieron de El Rastrojo hacia San Marcos Xinicuesta, nada se sabe de ellas excepto los rumores y lo que algunas personas de manera anónima han dicho a la familia.
Antonia Ramírez, la madre de las dos jóvenes mujeres “ha pasado por lo que se llama un calvario”, sostiene Emelia Ortiz, quien junto con otras mujeres de su familia dieron a conocer hace casi dos años los abusos que las mujeres triquis padecen todos los días, los cuales van desde el despojo de sus pertenencia, hasta la violencia sexual y asesinatos.
Emelia Ortiz explica que Antonia tiene una gran resistencia y se niega a perder la esperanza de encontrar a sus dos hijas con vida, sin embargo, reconoce que desde que sus primas desaparecieron la salud de Antonia se ha ido deteriorando, por lo que teme una recaída.
Por su condición física y la situación económica, Antonia decidió ya no venir a la ciudad de Oaxaca y permanecer en Rastrojo en espera de sus hijas. Mi tía tomó esa decisión pues las autoridades no dieron ninguna respuesta y lo que escuchamos fue indignante para nosotras “en especial desde que el propio procurador de Justicia del Estado, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, se burló de nosotras, cuando nos dijo que nosotras investigáramos por nuestra cuenta y que cuando supiéramos algo que le avisáramos”.
Para mi tía han sido 17 largos meses de vivir entre la esperanza y el desconsuelo, entre una luz y un abismo negro, pues realmente no sabemos nada concreto sobre el paradero de mis primas, refiere Emelia Ortiz, quien se ha hecho cargo de “abanderar” los casos de las mujeres y los muchos niños y niñas huérfanos de su comunidad.
SOLO RUMORES E IMPUNIDAD
Mientras el procurador general de Justicia del Estado optó por cerrar el caso desde enero pasado y lo hizo público a través de los medios de comunicación bajo el argumento que no había más que investigar pues las dos jóvenes habían sido asesinadas, la familia Ortiz Ramírez afirma que se trata sólo de rumores.
“La información en que se basó la Procuraduría para cerrar el caso fue presentada en los medios de comunicación que entrevistaron a mi tía y quien declaró que personas anónimas le habían informado que mis primas fueron asesinadas y sus cuerpos arrojados a un barranco, pero no hubo nunca una investigación ni tampoco sabemos si esa información era real o se trataba de hacer sufrir a la familia, como también se informó entonces en los medios”, sostiene Emelia Ortiz.
Ese rumor que nunca fue investigado por las “autoridades responsables” y que en enero de 2007 dieron por concluida la investigación 187/2007, no fue el único.
A los pocos meses de la desaparición de Virginia y Daniela, les informaron que podrían estar en San Juan Copala o en Yosoyuxi y que las habían visto cuando eran llevadas en una camioneta con los ojos vendados y las manos atadas a la comunidad de Sabana, todas estas poblaciones dominadas por el MULTI y UBISORT organizaciones que se disputan el poder con el MULT, otra organización que mantiene su hegemonía entre otras localidades como Rastrojo, donde vive la familia Ortiz Ramírez.
Hace cuatro meses de nueva cuenta Antonia Ramírez recibió un mensaje de personas que no se identificaron por temor a sufrir represalias, dijeron que las dos mujeres podrían estar vivas y que las mantienen cautivas en la población de Guadalupe Tilapa, comunidad ubicada a una hora y media caminando desde Rastrojo.
No sabemos a ciencia cierta cual sea la verdad, pero la familia se seguirá aferrando a la esperanza de encontrarlas con vida, añade Emelia Ortiz, quien lamenta la actitud asumida por el Gobierno estatal al no atender el reclamo de seguridad para las mujeres triquis que se han convertido en “botín” para unos y otros, como muestra el asesinato de las locutoras Felícitas Martínez y Teresa Bautista, el 7 de abril pasado y cuyo caso “también está en la total impunidad”.
LOS HECHOS
El 5 de julio de 2007, Virginia y su hermana Daniela salieron de Rastrojo para dirigirse a San Marcos Xinicuesta. En esa población Virginia recogería sus pertenencias pues había conseguido su clave en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca para trabajar como maestra bilingüe en Llano La Luz, una comunidad más cerca de Rastrojo, su casa.
Su madre, Antonia las vio subir a un taxi color amarillo que había llegado a la población a dejar pasaje desde Putla. Ella cree que sus hijas sí llegaron a esa cabecera municipal y que habrían desaparecido entre Putla y Juxtlahuaca, donde tomaron otro transporte.
Al no tener noticias de sus hijas en los siguientes días, llamó al celular de Virginia. Le contestaron en la primera ocasión una voz de hombre y después una voz de mujer, quienes le dijeron que no conocían a Virginia, supo entonces que algo estaba mal. En los siguientes días acudió a poner una denuncia ante la Subprocuraduría que inició la averiguación 187/2007.
Desde entonces han pasado 17 meses, todavía espera noticias de sus hijas y se aferra a la esperanza de encontrarlas con vida, en tanto la Procuraduría estatal concluyó el caso en enero de este año.
08/SJE/GG
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax., 5 dic 08 (CIMAC).- Lo que para las autoridades locales es un caso concluido, la desaparición de Daniela y Virginia ha sido para la familia Ortiz Ramírez 17 meses de zozobra, tristeza, impunidad e impotencia.
Desde la desaparición de las hermanas Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, el 5 de julio de 2007, cuando se trasladaban de una comunidad a otra en la región Triqui, no hubo respuesta de las autoridades bajo el argumento de que “el hecho” habría sido resultado del añejo conflicto político entre organizaciones que se disputan el poder en las comunidades de esa etnia oaxaqueña.
Desde que las dos jóvenes, Virginia, maestra bilingüe de 20 años, y su hermana Daniela, estudiante de secundaria, entonces con 14 años de edad, salieron de El Rastrojo hacia San Marcos Xinicuesta, nada se sabe de ellas excepto los rumores y lo que algunas personas de manera anónima han dicho a la familia.
Antonia Ramírez, la madre de las dos jóvenes mujeres “ha pasado por lo que se llama un calvario”, sostiene Emelia Ortiz, quien junto con otras mujeres de su familia dieron a conocer hace casi dos años los abusos que las mujeres triquis padecen todos los días, los cuales van desde el despojo de sus pertenencia, hasta la violencia sexual y asesinatos.
Emelia Ortiz explica que Antonia tiene una gran resistencia y se niega a perder la esperanza de encontrar a sus dos hijas con vida, sin embargo, reconoce que desde que sus primas desaparecieron la salud de Antonia se ha ido deteriorando, por lo que teme una recaída.
Por su condición física y la situación económica, Antonia decidió ya no venir a la ciudad de Oaxaca y permanecer en Rastrojo en espera de sus hijas. Mi tía tomó esa decisión pues las autoridades no dieron ninguna respuesta y lo que escuchamos fue indignante para nosotras “en especial desde que el propio procurador de Justicia del Estado, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, se burló de nosotras, cuando nos dijo que nosotras investigáramos por nuestra cuenta y que cuando supiéramos algo que le avisáramos”.
Para mi tía han sido 17 largos meses de vivir entre la esperanza y el desconsuelo, entre una luz y un abismo negro, pues realmente no sabemos nada concreto sobre el paradero de mis primas, refiere Emelia Ortiz, quien se ha hecho cargo de “abanderar” los casos de las mujeres y los muchos niños y niñas huérfanos de su comunidad.
SOLO RUMORES E IMPUNIDAD
Mientras el procurador general de Justicia del Estado optó por cerrar el caso desde enero pasado y lo hizo público a través de los medios de comunicación bajo el argumento que no había más que investigar pues las dos jóvenes habían sido asesinadas, la familia Ortiz Ramírez afirma que se trata sólo de rumores.
“La información en que se basó la Procuraduría para cerrar el caso fue presentada en los medios de comunicación que entrevistaron a mi tía y quien declaró que personas anónimas le habían informado que mis primas fueron asesinadas y sus cuerpos arrojados a un barranco, pero no hubo nunca una investigación ni tampoco sabemos si esa información era real o se trataba de hacer sufrir a la familia, como también se informó entonces en los medios”, sostiene Emelia Ortiz.
Ese rumor que nunca fue investigado por las “autoridades responsables” y que en enero de 2007 dieron por concluida la investigación 187/2007, no fue el único.
A los pocos meses de la desaparición de Virginia y Daniela, les informaron que podrían estar en San Juan Copala o en Yosoyuxi y que las habían visto cuando eran llevadas en una camioneta con los ojos vendados y las manos atadas a la comunidad de Sabana, todas estas poblaciones dominadas por el MULTI y UBISORT organizaciones que se disputan el poder con el MULT, otra organización que mantiene su hegemonía entre otras localidades como Rastrojo, donde vive la familia Ortiz Ramírez.
Hace cuatro meses de nueva cuenta Antonia Ramírez recibió un mensaje de personas que no se identificaron por temor a sufrir represalias, dijeron que las dos mujeres podrían estar vivas y que las mantienen cautivas en la población de Guadalupe Tilapa, comunidad ubicada a una hora y media caminando desde Rastrojo.
No sabemos a ciencia cierta cual sea la verdad, pero la familia se seguirá aferrando a la esperanza de encontrarlas con vida, añade Emelia Ortiz, quien lamenta la actitud asumida por el Gobierno estatal al no atender el reclamo de seguridad para las mujeres triquis que se han convertido en “botín” para unos y otros, como muestra el asesinato de las locutoras Felícitas Martínez y Teresa Bautista, el 7 de abril pasado y cuyo caso “también está en la total impunidad”.
LOS HECHOS
El 5 de julio de 2007, Virginia y su hermana Daniela salieron de Rastrojo para dirigirse a San Marcos Xinicuesta. En esa población Virginia recogería sus pertenencias pues había conseguido su clave en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca para trabajar como maestra bilingüe en Llano La Luz, una comunidad más cerca de Rastrojo, su casa.
Su madre, Antonia las vio subir a un taxi color amarillo que había llegado a la población a dejar pasaje desde Putla. Ella cree que sus hijas sí llegaron a esa cabecera municipal y que habrían desaparecido entre Putla y Juxtlahuaca, donde tomaron otro transporte.
Al no tener noticias de sus hijas en los siguientes días, llamó al celular de Virginia. Le contestaron en la primera ocasión una voz de hombre y después una voz de mujer, quienes le dijeron que no conocían a Virginia, supo entonces que algo estaba mal. En los siguientes días acudió a poner una denuncia ante la Subprocuraduría que inició la averiguación 187/2007.
Desde entonces han pasado 17 meses, todavía espera noticias de sus hijas y se aferra a la esperanza de encontrarlas con vida, en tanto la Procuraduría estatal concluyó el caso en enero de este año.
08/SJE/GG
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