Pedro Echeverría V.
1. Las batallas en el interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se dieron en sus casi 20 años entre dos corrientes: 1. Los que desde un principio entendieron que era un partido socialdemócrata, de centro izquierda, que sería únicamente electoral, que buscaría el poder por esa vía, aunada a las negociaciones y los acuerdos; en esta línea estuvo Muñoz Ledo, los chuchos y los amalios. 2. Los que pensaron que el PRD podría ser un poco más agresivo, que incluso pudiera ser de izquierda, pero siempre dando prioridad a la vía electoral. Por esa posición estuvieron Cárdenas, López Obrador y Robles. Sin embargo las concepciones ideológicas se fueron deteriorando hasta convertirse el PRD en un partido “sin ideología” que sólo ha estado tras los cargos políticos, pareciéndose cada vez más al PRI y al PAN. Hubo miles de quejas, denuncias, rupturas, estancamientos, pero siempre dominó la clase dirigente en consejos o congresos en parte negociados. Recuerdo denuncias serias importantes del exprocurador del DF y del exconsejero electoral nacional.
2. Haciendo a un lado la discusión ideológica de fondo y poniendo en primer plano las luchas personales por cargos y por dominar el partido, surgieron las famosas corrientes que la burguesía bautizó como “tribus”. En lugar de fortalecer un trabajo de base, los dirigentes sólo buscaron alianzas, acuerdos, compromisos, para apoyar a una persona o a una corriente. Se registró el caso más bajo y más ruin de usar a un posible agente de la CIA (Carlos Ahumada) para enlodar a corrientes que disputaban el poder. Quizá lo que se ha conocido como “caso Bejarano” fue el inicio de la destrucción definitiva del PRD; caso que también fue explotado contra López Obrador. Da la impresión que las izquierdas, además de ser reprimidas por las burguesías, entre ellas mismas terminan de liquidándose. ¿Cómo puede desarrollarse un trabajo importante en la provincia si el PRD, internamente, sufre constantes escisiones? Apenas inician un trabajo reciben el aviso de esperar.
3. Pregúnteles a los seguidores de los Cárdenas, de Amalia, de Godoy o a los Chirino si “los chuchos” de Nueva Izquierda (NI) son traidores y les responderán que fueron los más coherentes con las ideas originales impuestas, o votadas, por los perredistas en 1989. Dirán: “El PRD nació para satisfacer demandas electorales, para ganar cargos, para conquistar el parlamento, para luchar contra el neoliberalismo de De la Madrid y Salinas, para hacer reformas en beneficio de los trabajadores. El PRD no se creó para ser un partido de izquierda y luchar por el socialismo, para apoyar las luchas sociales o para confrontarse con los empresarios o el gobierno. La misión de los partidos que nacen de procesos electorales y están convencidos que ese es el único camino, es lo que se llama la legalidad burguesa, el respeto a lo establecido y el logro de reformas dentro del sistema capitalista. Si esto juró el PRD en 1989, entonces los chuchos no son traidores. Ellos están cumpliendo”.
4. Se les puede acusar de oportunistas, acuerdistas, avaladores de Calderón, buscadores de dinero, manipuladores, pero no de traidores. Quizá en determinados momentos dijeron que no reconocerían a Calderón para seguir manipulando a los militantes, pero no solo el PRD nació partido electorero, sino también Chucho Ortega antes del PRD estuvo en un partido (PST) extremadamente corrupto. El problema es que el PRD desde 1989, año tras año, fue transformándose (cada vez más) en un partido arribista. El 80 por ciento de sus dirigentes se sentían (y aún se sienten) muy cómodos y contentos con los altísimos salarios y compensaciones que cobran. Hay por lo menos un centenar de diputados, senadores y comisionados del PRD que llevan más de 20 años saltando de un cargo a otro, con novísimos coches y chofer, viajando a otros países, ocupando los mejores hoteles y consumiendo en los restaurantes más caros. ¿Quién puede abandonar esa vida de reyes?
5. Lo malo es que cualquier otro partido que llegara a nacer sólo para procesos electorales se verá “obligado” a aceptar los mismos privilegios del PRI, del PAN, del PRD y con todos aquellas insultantes concesiones que la clase política recibe y con la que se siente muy cómoda y feliz. ¡Imagínese a legisladores revolucionarios con 200 mil pesos al mes más enormes compensaciones y aguinaldos! Si esos salarios y demás privilegios se redujeran a mil pesos diarios (ojo: el salario de mínimo de los trabajadores es 50 pesos al día) nadie se “mataría” por obtener un cargo; entonces todo se haría por conciencia política de clase. Obviamente los empresarios se encargarían de corromper más a los legisladores de derecha controlándolos con dinero y regalos, pero entonces se vería de manera abierta a quién sirven. ¿Cuántos legisladores, por pago en moneda, serían de Slim, Azcárraga, Hernández o Salinas? Hoy muchos están a su servicio pero cobran a través del presupuesto público.
6. Si no se logra impedir que el Estado siga corrompiendo a los legisladores y demás funcionarios con altísimos salarios y compensaciones, hay que seguir denunciándolo; pero el partido de izquierda que quiera ser honesto, por acuerdo sólo debe entregar a sus funcionarios 30 mil pesos al mes y que el dinero restante (por decreto) no sea usado para la TV y la radio o para privilegios de la burocracia de partido, sino para actividades políticas directas entre los sectores mayoritarios de la población. Obviamente estas medidas tienen que corresponder a tareas que surgen de una línea política que responda a los intereses de los trabajadores, de las clases explotadas. Cualquier partido que surja sólo para ocuparse de procesos electorales y continúe con los vicios de los otros partidos aunque diga un discurso que vaya a la raíz de los problemas, en corto tiempo será más de lo mismo. Todos los partidos con jerarquías y privilegios están condenados a dividirse y subdividirse.
7. ¿Qué mejor ejemplo que el PRD que llegó a convertirse en la esperanza de muchos sectores de la izquierda, a pesar de que en varios lugares (Oaxaca, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Tlaxcala, Yucatán, etcétera) actuaba al servicio, o aliándose al poder de la derecha? La realidad es que el reconocimiento del “triunfo” de Ortega en la presidencia del PRD, sólo fue la gota que hizo rebosar el vaso de la inconformidad que se estuvo acumulándose desde hace casi 20 años. El PRD nunca fue un partido tan corrupto como los demás, pero su línea política fue exclusivamente electoral cuyo objetivo se centraba en la búsqueda de votos, de cargos y subsidios gubernamentales. Quizá podría demostrarse que durante esos años nunca apoyó directamente algún movimiento social de izquierda (EZLN, Oaxaca, Atenco, CNTE, Diálogo Nacional, Mineros) sin ambiciones electorales. Otro partido con esa línea o parecidos objetivos, sólo servirá a los intereses del poder.
8. Para que el lópezobradorismo sea realmente distinto quizá en vez de partido tradicional jerárquico y autoritario, deba convertirse en movimiento o en una coordinadora de movimientos sociales de campesinos, obreros, colonos, estudiantes, mujeres, etcétera y, para los procesos electorales aprovechar a algún partido con registro para registrar a todos sus candidatos naturales y de masas. Los técnicos electorales saben más de estas cosas. Pero para ello él y un amplio equipo deben analizar con profundidad las formas que debería tomar ese movimiento. Los partidos tradicionales con cuadros de dirección, cuadros medios y militantes de base se convierten en estructuras rígidas que luego se transforman en gobiernos o Estados autoritarios y fascistas. Es tiempo ya de practicar coordinadoras horizontales, órganos colectivos que aprendan a trabajar directamente con los de abajo. Quizá la misma personalidad de López Obrador pueda estar más cerca del movimiento de masas.
pedroe@cablered.net.mx
1. Las batallas en el interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se dieron en sus casi 20 años entre dos corrientes: 1. Los que desde un principio entendieron que era un partido socialdemócrata, de centro izquierda, que sería únicamente electoral, que buscaría el poder por esa vía, aunada a las negociaciones y los acuerdos; en esta línea estuvo Muñoz Ledo, los chuchos y los amalios. 2. Los que pensaron que el PRD podría ser un poco más agresivo, que incluso pudiera ser de izquierda, pero siempre dando prioridad a la vía electoral. Por esa posición estuvieron Cárdenas, López Obrador y Robles. Sin embargo las concepciones ideológicas se fueron deteriorando hasta convertirse el PRD en un partido “sin ideología” que sólo ha estado tras los cargos políticos, pareciéndose cada vez más al PRI y al PAN. Hubo miles de quejas, denuncias, rupturas, estancamientos, pero siempre dominó la clase dirigente en consejos o congresos en parte negociados. Recuerdo denuncias serias importantes del exprocurador del DF y del exconsejero electoral nacional.
2. Haciendo a un lado la discusión ideológica de fondo y poniendo en primer plano las luchas personales por cargos y por dominar el partido, surgieron las famosas corrientes que la burguesía bautizó como “tribus”. En lugar de fortalecer un trabajo de base, los dirigentes sólo buscaron alianzas, acuerdos, compromisos, para apoyar a una persona o a una corriente. Se registró el caso más bajo y más ruin de usar a un posible agente de la CIA (Carlos Ahumada) para enlodar a corrientes que disputaban el poder. Quizá lo que se ha conocido como “caso Bejarano” fue el inicio de la destrucción definitiva del PRD; caso que también fue explotado contra López Obrador. Da la impresión que las izquierdas, además de ser reprimidas por las burguesías, entre ellas mismas terminan de liquidándose. ¿Cómo puede desarrollarse un trabajo importante en la provincia si el PRD, internamente, sufre constantes escisiones? Apenas inician un trabajo reciben el aviso de esperar.
3. Pregúnteles a los seguidores de los Cárdenas, de Amalia, de Godoy o a los Chirino si “los chuchos” de Nueva Izquierda (NI) son traidores y les responderán que fueron los más coherentes con las ideas originales impuestas, o votadas, por los perredistas en 1989. Dirán: “El PRD nació para satisfacer demandas electorales, para ganar cargos, para conquistar el parlamento, para luchar contra el neoliberalismo de De la Madrid y Salinas, para hacer reformas en beneficio de los trabajadores. El PRD no se creó para ser un partido de izquierda y luchar por el socialismo, para apoyar las luchas sociales o para confrontarse con los empresarios o el gobierno. La misión de los partidos que nacen de procesos electorales y están convencidos que ese es el único camino, es lo que se llama la legalidad burguesa, el respeto a lo establecido y el logro de reformas dentro del sistema capitalista. Si esto juró el PRD en 1989, entonces los chuchos no son traidores. Ellos están cumpliendo”.
4. Se les puede acusar de oportunistas, acuerdistas, avaladores de Calderón, buscadores de dinero, manipuladores, pero no de traidores. Quizá en determinados momentos dijeron que no reconocerían a Calderón para seguir manipulando a los militantes, pero no solo el PRD nació partido electorero, sino también Chucho Ortega antes del PRD estuvo en un partido (PST) extremadamente corrupto. El problema es que el PRD desde 1989, año tras año, fue transformándose (cada vez más) en un partido arribista. El 80 por ciento de sus dirigentes se sentían (y aún se sienten) muy cómodos y contentos con los altísimos salarios y compensaciones que cobran. Hay por lo menos un centenar de diputados, senadores y comisionados del PRD que llevan más de 20 años saltando de un cargo a otro, con novísimos coches y chofer, viajando a otros países, ocupando los mejores hoteles y consumiendo en los restaurantes más caros. ¿Quién puede abandonar esa vida de reyes?
5. Lo malo es que cualquier otro partido que llegara a nacer sólo para procesos electorales se verá “obligado” a aceptar los mismos privilegios del PRI, del PAN, del PRD y con todos aquellas insultantes concesiones que la clase política recibe y con la que se siente muy cómoda y feliz. ¡Imagínese a legisladores revolucionarios con 200 mil pesos al mes más enormes compensaciones y aguinaldos! Si esos salarios y demás privilegios se redujeran a mil pesos diarios (ojo: el salario de mínimo de los trabajadores es 50 pesos al día) nadie se “mataría” por obtener un cargo; entonces todo se haría por conciencia política de clase. Obviamente los empresarios se encargarían de corromper más a los legisladores de derecha controlándolos con dinero y regalos, pero entonces se vería de manera abierta a quién sirven. ¿Cuántos legisladores, por pago en moneda, serían de Slim, Azcárraga, Hernández o Salinas? Hoy muchos están a su servicio pero cobran a través del presupuesto público.
6. Si no se logra impedir que el Estado siga corrompiendo a los legisladores y demás funcionarios con altísimos salarios y compensaciones, hay que seguir denunciándolo; pero el partido de izquierda que quiera ser honesto, por acuerdo sólo debe entregar a sus funcionarios 30 mil pesos al mes y que el dinero restante (por decreto) no sea usado para la TV y la radio o para privilegios de la burocracia de partido, sino para actividades políticas directas entre los sectores mayoritarios de la población. Obviamente estas medidas tienen que corresponder a tareas que surgen de una línea política que responda a los intereses de los trabajadores, de las clases explotadas. Cualquier partido que surja sólo para ocuparse de procesos electorales y continúe con los vicios de los otros partidos aunque diga un discurso que vaya a la raíz de los problemas, en corto tiempo será más de lo mismo. Todos los partidos con jerarquías y privilegios están condenados a dividirse y subdividirse.
7. ¿Qué mejor ejemplo que el PRD que llegó a convertirse en la esperanza de muchos sectores de la izquierda, a pesar de que en varios lugares (Oaxaca, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Tlaxcala, Yucatán, etcétera) actuaba al servicio, o aliándose al poder de la derecha? La realidad es que el reconocimiento del “triunfo” de Ortega en la presidencia del PRD, sólo fue la gota que hizo rebosar el vaso de la inconformidad que se estuvo acumulándose desde hace casi 20 años. El PRD nunca fue un partido tan corrupto como los demás, pero su línea política fue exclusivamente electoral cuyo objetivo se centraba en la búsqueda de votos, de cargos y subsidios gubernamentales. Quizá podría demostrarse que durante esos años nunca apoyó directamente algún movimiento social de izquierda (EZLN, Oaxaca, Atenco, CNTE, Diálogo Nacional, Mineros) sin ambiciones electorales. Otro partido con esa línea o parecidos objetivos, sólo servirá a los intereses del poder.
8. Para que el lópezobradorismo sea realmente distinto quizá en vez de partido tradicional jerárquico y autoritario, deba convertirse en movimiento o en una coordinadora de movimientos sociales de campesinos, obreros, colonos, estudiantes, mujeres, etcétera y, para los procesos electorales aprovechar a algún partido con registro para registrar a todos sus candidatos naturales y de masas. Los técnicos electorales saben más de estas cosas. Pero para ello él y un amplio equipo deben analizar con profundidad las formas que debería tomar ese movimiento. Los partidos tradicionales con cuadros de dirección, cuadros medios y militantes de base se convierten en estructuras rígidas que luego se transforman en gobiernos o Estados autoritarios y fascistas. Es tiempo ya de practicar coordinadoras horizontales, órganos colectivos que aprendan a trabajar directamente con los de abajo. Quizá la misma personalidad de López Obrador pueda estar más cerca del movimiento de masas.
pedroe@cablered.net.mx
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