Blanco vulnerable en ataque a libertad de expresión
Por Miriam González
México DF, 2 marzo 09 (CIMAC).- “Las radios comunitarias son un blanco vulnerable frente a un contexto de constante ataque a la libertad de expresión, la criminalización de la protesta social y la falta de interés del gobierno de abrir espacios para el diálogo y la negociación”, señaló Dolores González de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz).
Dijo lo anterior durante la presentación del Manual “Radios comunitarias y contexto de conflicto en México”, realizado por un grupo de expertas y expertos en el tema y apoyado por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias–México (AMARC), la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, Serapaz, la World Association for Cristian Communication (WACC) y la Unión Europea, realizada el jueves pasado.
En México la labor periodística se ha visto amenazada por un Estado que atenta contra la libertad de expresión y viola los derechos humanos, donde las radios comunitarias son sistemáticamente hostigadas por la labor que realizan, señaló Clemencia Correa, durante la presentación del Manual, que ella coordinó.
Su objetivo es brindar una herramienta de reflexión para el fortalecimiento de las radios comunitarias en contextos de conflicto. En el interior de sus 95 páginas se presenta una experiencia sistematizada de lo que representa para las radios comunitarias existir en un México actual y su situación socio política.
En este contexto, el Comité para la Protección de Periodistas reveló que el aumento de la violencia del narcotráfico ha convertido a México en el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo atrás de Irak, país que se encuentra en situación de guerra; y el primero en América Latina.
Además en el informe “Libertad de prensa en México: la sombra de la impunidad y la violencia” que realizó la Misión Internacional de Documentación sobre Ataques en Contra de Periodistas y Medios de Comunicación, señala que los principales obstáculos para el ejercicio periodístico libre son el crimen organizado, que ha generado un “clima de terror”, la impunidad; las agresiones directas por parte de corporaciones policiales y castrenses, y la falta de voluntad política federal y estatal para resolver los ataques contra periodistas y así garantizar su seguridad.
UNA HISTORIA RECIENTE
Si bien desde 1999 han proliferado la aparición de radios comunitarias, en su mayoría operan sin el permiso que exige el marco jurídico ya que el Estado mexicano se ha negado a dárselos o les ponen condicionantes que en su calidad de comunitarias y nacientes les es imposible acceder, quedando en un ambiente de vulnerabilidad ante la ley.
Las radios comunitarias --como garantes de la libertad de expresión que reflejan la realidad de las comunidades y dan voz a los que no la tienen, como referente comunitario, expresión de pluralidad pero sobre todas las cosas un proyecto político, cultural y comunicacional-- se han visto constantemente amenazadas.
A partir de 2006 se empezaron a registrar ataques contra las radios comunitarias. La primera el 24 de agosto de ese año a la radio Nnandía del municipio de Mazatlán de Villa de Flores, Oaxaca. Un grupo entró a sus instalaciones y de manera violenta y con insultos agredieron a quienes se encontraban presentes, posteriormente les cortaron el suministro de energía y cambiaron las chapas de las puertas, la radio tuvo que suspender sus transmisiones temporalmente.
Por otro lado, ntegrantes de La Voladora Radio de Amecameca, Estado de México, fueron amenazados de muerte, durante 5 meses, por correo electrónico donde hacían alusión a su postura política y su labor informativa. Para diciembre de ese mismo año Aleida Calleja, vicepresidenta de AMARC Internacional y Arabella Jiménez fueron agredidas por un taxi mientras estaban a bordo de su vehículo.
En 2007, Radio Calenda de la comunidad de San Antonio de la Cal, Oaxaca, fue hostigada y agredida por el presidente municipal. La emisora Tierra y Libertad de Monterrey, Nuevo León fue agredida por parte de elementos de la Policía Federal Preventiva, aquí se llevaron el equipo.
En julio de 2008 fue baleada la casa de dos locutores de Zaachila Radio, además de bloqueos en su señal por lo que cambiado dos veces. Ese mismo año Radio Bemba de Hermosillo, Sonora sufrió actos intimidatorios. En agosto la radio comunitaria La Rabiosa, de Huajuapan de León, Oaxaca, fue clausurada y confiscado su equipo por parte de elementos de la Policía Federal Preventiva, Policías Estatales y personal de la Dirección de Tránsito del Estado de Oaxaca, junto con supervisores de la Comisión Federal de Telecomunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Por otro lado las y los periodistas comunitarios se enfrentan a una política Estatal que les niega la calidad de periodistas. Ejemplo de ello es el caso de Felicitas Martínez y Teresa Bautista locutoras triquis de “La Voz que Rompe el Silencio” asesinadas en abril de 2008, a quienes la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas se negó a reconocer, inicialmente, pues se puso en duda el carácter periodístico de las locutoras comunitarias.
09/MG/GG
Por Miriam González
México DF, 2 marzo 09 (CIMAC).- “Las radios comunitarias son un blanco vulnerable frente a un contexto de constante ataque a la libertad de expresión, la criminalización de la protesta social y la falta de interés del gobierno de abrir espacios para el diálogo y la negociación”, señaló Dolores González de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz).
Dijo lo anterior durante la presentación del Manual “Radios comunitarias y contexto de conflicto en México”, realizado por un grupo de expertas y expertos en el tema y apoyado por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias–México (AMARC), la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, Serapaz, la World Association for Cristian Communication (WACC) y la Unión Europea, realizada el jueves pasado.
En México la labor periodística se ha visto amenazada por un Estado que atenta contra la libertad de expresión y viola los derechos humanos, donde las radios comunitarias son sistemáticamente hostigadas por la labor que realizan, señaló Clemencia Correa, durante la presentación del Manual, que ella coordinó.
Su objetivo es brindar una herramienta de reflexión para el fortalecimiento de las radios comunitarias en contextos de conflicto. En el interior de sus 95 páginas se presenta una experiencia sistematizada de lo que representa para las radios comunitarias existir en un México actual y su situación socio política.
En este contexto, el Comité para la Protección de Periodistas reveló que el aumento de la violencia del narcotráfico ha convertido a México en el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo atrás de Irak, país que se encuentra en situación de guerra; y el primero en América Latina.
Además en el informe “Libertad de prensa en México: la sombra de la impunidad y la violencia” que realizó la Misión Internacional de Documentación sobre Ataques en Contra de Periodistas y Medios de Comunicación, señala que los principales obstáculos para el ejercicio periodístico libre son el crimen organizado, que ha generado un “clima de terror”, la impunidad; las agresiones directas por parte de corporaciones policiales y castrenses, y la falta de voluntad política federal y estatal para resolver los ataques contra periodistas y así garantizar su seguridad.
UNA HISTORIA RECIENTE
Si bien desde 1999 han proliferado la aparición de radios comunitarias, en su mayoría operan sin el permiso que exige el marco jurídico ya que el Estado mexicano se ha negado a dárselos o les ponen condicionantes que en su calidad de comunitarias y nacientes les es imposible acceder, quedando en un ambiente de vulnerabilidad ante la ley.
Las radios comunitarias --como garantes de la libertad de expresión que reflejan la realidad de las comunidades y dan voz a los que no la tienen, como referente comunitario, expresión de pluralidad pero sobre todas las cosas un proyecto político, cultural y comunicacional-- se han visto constantemente amenazadas.
A partir de 2006 se empezaron a registrar ataques contra las radios comunitarias. La primera el 24 de agosto de ese año a la radio Nnandía del municipio de Mazatlán de Villa de Flores, Oaxaca. Un grupo entró a sus instalaciones y de manera violenta y con insultos agredieron a quienes se encontraban presentes, posteriormente les cortaron el suministro de energía y cambiaron las chapas de las puertas, la radio tuvo que suspender sus transmisiones temporalmente.
Por otro lado, ntegrantes de La Voladora Radio de Amecameca, Estado de México, fueron amenazados de muerte, durante 5 meses, por correo electrónico donde hacían alusión a su postura política y su labor informativa. Para diciembre de ese mismo año Aleida Calleja, vicepresidenta de AMARC Internacional y Arabella Jiménez fueron agredidas por un taxi mientras estaban a bordo de su vehículo.
En 2007, Radio Calenda de la comunidad de San Antonio de la Cal, Oaxaca, fue hostigada y agredida por el presidente municipal. La emisora Tierra y Libertad de Monterrey, Nuevo León fue agredida por parte de elementos de la Policía Federal Preventiva, aquí se llevaron el equipo.
En julio de 2008 fue baleada la casa de dos locutores de Zaachila Radio, además de bloqueos en su señal por lo que cambiado dos veces. Ese mismo año Radio Bemba de Hermosillo, Sonora sufrió actos intimidatorios. En agosto la radio comunitaria La Rabiosa, de Huajuapan de León, Oaxaca, fue clausurada y confiscado su equipo por parte de elementos de la Policía Federal Preventiva, Policías Estatales y personal de la Dirección de Tránsito del Estado de Oaxaca, junto con supervisores de la Comisión Federal de Telecomunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Por otro lado las y los periodistas comunitarios se enfrentan a una política Estatal que les niega la calidad de periodistas. Ejemplo de ello es el caso de Felicitas Martínez y Teresa Bautista locutoras triquis de “La Voz que Rompe el Silencio” asesinadas en abril de 2008, a quienes la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas se negó a reconocer, inicialmente, pues se puso en duda el carácter periodístico de las locutoras comunitarias.
09/MG/GG
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