3/01/2009

¿TÚ CREES EN LOS CORRUPTOS DE LA SCJN Y DEL IFE?... YO TAMPOCO


Pedro Echeverría V.


1. En México el cinismo y la corrupción del gobierno, de los empresarios, de la clase política, no han tenido nunca límites. Nuestro pueblo, muy ideologizado por la clase dominante, ha sido bien tolerante ante tal corrupción. No parece importarle que esos funcionarios cobren mensualmente más de 300 o 400 veces el salario de un trabajador. Mientras éste cobra 100 dólares al mes los altos políticos reciben 40 mil dólares libres.

2. ¿No es acaso una gran mentada de madre, un desafío, una forma de provocación a un pueblo explotado y miserable como el mexicano? Pero son tan cínicos los políticos priístas y panistas, tras los cuales van los perredistas, que les importan un bledo las muchas protestas que surgen. A los trabajadores les aumentan de cuatro a cinco por ciento sus salarios; los funcionarios se aprueban aumentos de 50 a 100 por ciento.

3. Pobrecito México con un pueblo muy sometido por un ideal individualista y una religiosidad que espera la justicia en el más allá. La batalla contra los medios de información que profundizan el consumismo y contra “el dejar hacer y dejar pasar” que no es otra cosa que el individualismo, debe ser muy intensa. La clase dominante, para mantener su dominación usa todos los medios para que el pueblo siga dormido.

4. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Instituto Federal Electoral (IFE) no han sido nunca independientes sino órganos al servicio del gobierno y de los partidos políticos mayoritarios. Los jueces y altos funcionarios que integran esas instituciones no son producto de comicios sino de arreglos entre el gobierno, los partidos y otros órganos de poder que los selecciones de acuerdo a sus intereses.

5. La SCJN es uno de los tres poderes de la República burguesa. Junto con los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, se encargan de mantener el dominio sobre la población. El Presidente de la República y los legisladores pasan por la formalidad electoral que los legitima, pero también ellos son producto de arreglos entre partidos donde la población nada tiene que ver. Durante 80 años la clase política se impone.

6. Además de contar la SCJN con ministros y jueces mejor pagados en el país, es decir, con los ingresos económicos y privilegios más grandes, de cada 100 juicios 99 favorecen a la burguesía empresarial y política. Es un organismo que consume un alto porcentaje del presupuesto público para actuar bajo las órdenes de los llamados “poderes fácticos”. Los jueces, de manera individual, representan intereses de grupo.

7. El IFE, creado con “bombo y platillo” en los años ochenta para vigilar y ser árbitro de los procesos electorales, se dijo que sería un órgano independiente del gobierno y de los empresarios. Sin embargo la realidad, parece que no pudo ser de otra manera, fue que los órganos de poder impusieron sus caprichos. Desde el primer grupo que dirigió al IFE pudo verse que cada consejero tenía a su partido y el IFE era un escalón.

8. El IFE fue un peldaño para los exconsejeros Creel, Horcasitas, Woldenberg, etcétera, etcétera, que de allí salieron o brincaron para hacerse altos funcionarios públicos. Con excepción de dos o tres consejeros, la amplia mayoría aprovechó el puesto para luego brincar a más altos cargos en la administración federal. ¿Se puede seguir pensando acaso que alguno de ellos ha actuado con independencia real?

9. ¿Cómo entonces creer en esos organismos (SCJN e IFE) ampliamente conocidos por sus resultados en beneficio de las clases dominantes? Desafortunadamente no faltan políticos maniqueos que cuando los resultados les benefician declaran que en México hay democracia, pero cuando los resultados les perjudican dicen lo contrario. La realidad es que esos aparatos solamente pueden servir a los amos que los pusieron.

10. ¿Puede acaso el pueblo tener esperanzas en organismos de poder con resultados archiconocidos en su contra? Es una prueba más de que en el sistema capitalista ningún organismo o institución puede actuar en beneficio del pueblo o tan siquiera mantener una conducta neutral. No pueden ser designados, electos por los legisladores o producto de comicios a propósito. Como sea siempre vendrán de acuerdos secretos.

11. La carencia de organizaciones sociales independientes y de un fuerte movimiento social en las calles hace posible que la clase en el poder o la llamada partidocracia, disponga (como le da la gana) de todas las medidas políticas. Puede incluso imponer plebiscitos o referéndum muy bien organizados y controlados donde el pueblo pueda legitimar los que la clase política quiere. Todo dependerá de nuestra fuerza de masas.

12. Las batallas de protesta del pueblo contra las acciones de gobierno, así como por la conquista de salarios y prestaciones o para que las instituciones se pongan a su servicio, están bien pero son muy limitadas. Incluso esas reformas que autoriza la burguesía llegan a ser tramposas y desviacionistas. Sólo deben servir como estrategias movilizadoras cuyo objetivo debería ser la politización o concientización del pueblo.

13. Las batallas contra instituciones profundamente corruptas e inservibles, como la SCJN y el IFE, deben extenderse pero no con la esperanza de que podrá integrarse en el futuro con jueces o funcionarios honestos. La limpieza y honradez no dependen de las personas sino de las estructuras económicas y políticas a las cuales responden. Por eso nuestras batallas no deben ser contra personas sino contra instituciones burguesas.

14. Ahora que se han iniciado las campañas políticas de los partidos para obtener votos que legitimen a los candidatos que escogieron a espaldas del pueblo, todos criticarán a las personas, a los malos funcionarios y a la corrupción, tal como se ha hecho durante siglos, pero nadie se atreverá a hablar contra el sistema económico y político opresor porque forman parte de él. Es mal consejo “patear el pesebre”.


pedroe@cablered.net.mx

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