8/25/2009

La CIA ordenó el crimen de Boca de Samá, confiesa uno de los asesinos del Che

En una confesión al Miami New Times, la CIA, acaba de confirmar públicamente que la Agencia ordenó directamente el ataque terrorista a Boca de Samá, el 12 de octubre de 1971.
Granma

En una confesión al Miami New Times, uno de los hombres de la CIA que participaron en el asesinato del Che, acaba de confirmar públicamente que la Agencia ordenó directamente el ataque terrorista a Boca de Samá, el 12 de octubre de 1971.

Este acto terrorista organizado por Gustavo Villoldo y reivindicado por Alpha 66, provocó dos muertos y cuatro heridos graves, entre los cuales se encontraba la niña Nancy Pavón a quien hubo que amputarle un pie.

Las investigaciones de las autoridades cubanas han acusado en varias oportunidades a la CIA, la Agencia Central de Inteligencia, de encontrarse detrás del criminal ataque.

Las declaraciones de quien admite además haber sido oficial de la CIA durante décadas, corroboran de manera absoluta la responsabilidad directa de las autoridades estadounidenses en este acto terrorista cometido contra Cuba. Por si quedaban dudas.

El ataque a Boca de Samá, un pueblito de pescadores cercano a la playa de Guardalavaca, es solo uno de la cadena de operaciones criminales cuya paternidad fue reclamada por Alpha 66 a finales de los años 60 y principios de los años 70. Y es, sin dudas, la más cobarde de todas.

En una decisión judicial que solo podría acontecer en Miami, un juez le otorgó a Villoldo hace unos meses 1 200 millones de dólares "por el suicidio de su padre", que atribuyó al triunfo revolucionario en Cuba.

Villoldo, ex mercenario de Playa Girón, participó en el asesinato del Che en octubre de 1967 y asegura haber organizado el entierro secreto del heroico guerrillero.

En una entrevista titulada He Buried Che (Enterró al Che), concedida al periodista Tim Elfrink del Miami New Times, Villoldo cuenta —entre otras cosas— que en la primavera de 1971 recibió una llamada en su casa de Miami originada en Washington de "un viejo contacto CIA" que se niega a identificar.

En aquel momento, comenta, la administración Nixon, envuelta en problemas, necesitaba "una victoria sobre el comunismo". Parecía que había llegado el momento preciso para un plan cuyo objetivo era tomar "una pequeña ciudad" como preámbulo a "un ataque más amplio" y como "golpe de propaganda contra Cuba".

Preguntó entonces, en lenguaje convenido, el "viejo contacto": "¿Te recuerdas esta misión que siempre quisiste hacer? Considera esto como la famosa luz verde para ir adelante."

Conforme a la estrategia de las "operaciones autónomas", que permitía a la CIA sostener que no tenía vínculo con las operaciones terroristas contra Cuba, Villoldo se puso de inmediato a buscar fondos y a reclutar mercenarios.

En tres meses, afirma, recogió 350 000 dólares entre los negociantes cubanoamericanos y se encontró a 50 hombres para la expedición. La "pequeña ciudad" escogida para la operación fue, en realidad, este tranquilo pueblecito del oriente cubano, con una población de "unas docenas de personas" alojadas en "cabañas de madera".

Valoró que sería "un blanco fácil", precisa el artículo. Villoldo, hijo de un multimillonario habanero, salió con su tropa de Key Biscayne con dos lanchas rápidas "y una fragata de 177 pies".

El ataque mercenario duró 75 minutos, dice Villoldo. Afirma que salieron huyendo del lugar en sus embarcaciones y que "las autoridades cubanas pensaron que nos habíamos ido a plena velocidad hacia al norte. Helicópteros y aviones buscaron a los hombres lejos de donde estaban en el estrecho de la Florida. Al oscurecer, escondidos, regresaron a casa", cuenta Villoldo quien se atribuye el papel de héroe.

Santiago Álvarez, el cómplice de Luis Posada Carriles, también se atribuyó el salvaje ataque a Boca de Samá en el pasado.

Villoldo confirma luego que después de Boca de Samá, continuó su trabajo con la CIA "alrededor de América Latina y el Caribe durante los años 70 y 80".

Vive hoy en West Kendall, donde empiezan los Everglades. Su propiedad no aparece en el libro del teléfono, precisa el autor del reporte. Tampoco en el registro de propiedades.

El crimen de Boca de Samá fue denunciado por el líder cubano Fidel Castro, quien de inmediato sospechó la responsabilidad de la CIA en este acto de terrorismo.

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