UnoAmérica, punta de lanza de las derechas
La organización financiada bajo mano por la CIA despliega una intensa actividad contra los gobiernos progresistas del continente
Como demuestra el golpe de Estado en Honduras, la derecha y la extrema derecha latinoamericana no están dispuestas a presenciar impávidas los cambios políticos. Las maniobras de desestabilización de los gobiernos democráticamente elegidos se han multiplicado : golpe de Estado en Venezuela en el 2002, “crisis de las autonomías” en Bolivia dirigida a la división del país entre el Este rico y el Oeste pobre, campañas de prensa contra los presidentes Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay, incluso Cristina Fernández en Argentina y Lula Da Silva en Brasil.
Sostenidos muy frecuentemente por organizaciones financiadas bajo mano por la CIA, se han creado grupos de presión, como UnoAmérica (Unión de las organizaciones democráticas de América), presidida por el venezolano Alejandro Peña Esclusa, enemigo declarado de Hugo Chávez y portavoz de TFP (Trabajo, familia y propiedad). Esta organización fundamentalista y antisemita es conocida por sus contactos con los medios de extrema derecha : comandos de la muerte de Arena en El Salvador y carapintadas de Argentina, militares autores de tentativas de golpe de Estado en los años siguientes a la dictadura de 1976-1982. Además, Peña Esclusa ha trabajado durante años con Lyndon LaRouche, referente de la extrema derecha de los Estados Unidos y ex-asesor de Ronald Reagan.
UnoAmérica se ha especializado en el apoyo a los movimientos de tendencia fascista y a la desinformación. De esta forma en Venezuela, la organización sostuvo que el gobierno había hecho disparar sobre los manifestantes anti-Chávez, cuando estuvo probado después que los francotiradores eran opositores que esperaban hacer recaer el crimen sobre el presidente. Durante la matanza de 19 campesinos bolivianos en Pando, UnoAmérica intentó la misma maniobra, hasta que se demostró en un informe de la ONU que el autor moral del crimen era el prefecto opositor a Evo Morales. Recientemente han aparecido, en la tentativa de asesinato del mismo Evo Morales, los carapintadas argentinos, que han recibido hace poco en Buenos Aires a Alejandro Peña Esclusa, el cual efectuó un viaje a Tegucigalpa para apoyar a los golpistas hondureños.
La cruzada de UnoAmérica pretende “afrontar los ataques a la libertad y a la democracia amenazadas por el socialismo del siglo XXI” que encarnan los presidentes Chávez, Morales y Correa, pero también Lula Da Silva, que “ha promovido el Foro de Sao Paulo con Fidel Castro” y “sirve de aval a los dictadores marxistas-leninistas como Hugo Chávez”. Candidato a la elección presidencial, Alejandro Peña Esclusa, obtuvo el 0,04 %, asegura que su enemigo no llegará al final de su mandato y que “no existe salida electoral” al proceso iniciado por Chávez. En cuanto a Barak Obama, no es grato a los ojos de UnoAmérica, que le reprocha su falta de voluntad para enfrentarse a los “autócratas” latino-americanos.
Estas declaraciones podrían aparecer aspavientos si no fueran acompañadas de actos como el apoyo logístico a los grupos de choque que actúan en Venezuela, en Ecuador y en Bolivia especialmente. Y si, al mismo tiempo, los grupos privados de prensa, los partidos de derecha, la jerarquía católica no aportasen su voz al común acuerdo, reavivando el viejo mito del “peligro marxista-leninista”, escondido como acaba de proclamar la Iglesia argentina, hasta en los manuales de educación sexual.
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