8/28/2009


Miami y "El Sueño Americano"

(4)

Veamos el alto índice de criminalidad y drogadicción de esta ciudad y algunos crímenes culturales que se cometieron o se trataron de cometer con el apoyo del gobierno y los capitalistas locales
Carlos Rivero Collado

Unos salvajes demolieron El Cid de Miami, la única réplica genuina de un castillo de la Edad Media que había en Estados Unidos

1-. La Nueva Chicago

Frente al Hotel Fontainebleau, cruzando Collins Avenue y un canal que llega al Atlántico, medio escondida por unos árboles de pálido tronco y follaje sombrío, en Palm Island, se halla la mansión de Al Capone, aquel bandido que durante la compleja etapa del Prohibicionismo, en los años 20 y 30, se convirtió en el temible amo de Chicago, llegando a dominar a unos mil pistoleros, además de a casi todos los políticos, jueces y agentes del orden de la ciudad. Capone era la ley real de la ciudad y de las comarcas cercanas y las elecciones y los juicios se celebraban a su antojo.

Un día, el pueblo de la ciudad, martirizado por la terrible crisis económica de principios de los años 30, no pudo más, eligió a políticos y jueces más o menos honestos, y les exigió un cambio radical. Capone cayó en desgracia, fue condenado y pasó ocho años en presidio, la mitad de ellos en Alcatraz, adonde fue golpeado varias veces por otros presos y se le empeoró la sífilis que ya padecía.

En 1939 fue liberado y pasó los últimos siete años de su vida en esta mansión de Miami que ha sido, desde entonces, un gran atractivo para los vecinos del área y los turistas de todas las regiones del país –es lógico que quienes no quieren conocer a Emerson se esmeren por conocer a Capone--, y una especie de modelo histórico para el Miami que vendría varias décadas después, dirigido por quienes han sido y son tan bandidos como Capone … y en algunos aspectos mucho más.

Veamos, a propósito, algunas historias y estadísticas que hubiesen asombrado a aquel grotesco gánster de la cara cortada al que, de haber muerto cuarenta años antes, César Lombroso le hubiese dedicado un capítulo entero de L’uomo delinquente.

2-. La ciudad más corrupta de Estados Unidos

Decenas de cubanos, de ese tipo de cubano de la fauna ultraimperialista local, participaron activamente en varios hechos que tuvieron lugar por los años 70 y80, cuando el tráfico de drogas hacia Estados Unidos se trasladó de México a Colombia, y el ‘menos’ criminal de los Bush, a quien hoy llamamos “el Viejo Bush”, entonces superagente de la CIA, convenció a Fabio Ochoa para que convirtiera una finca ganadera de Antioquia en un centro productor de clorhidrato de cocaína, como antes había convencido a Roberto Suárez, en Bolivia, para que aumentara al máximo la producción de pasta de coca, como antes había ido a la provincia de Chiang Mai, en Tailandia, para crear el mayor centro de producción de heroína del mundo.

No voy a repetir la vieja historia del Viejo Bush y su íntima relación con la ultraderecha de Miami, sobre todo en lo del “Escándalo Irán-Contra” que culminó con la introducción en este país, con la complicidad directa del gobernador de Arkansas, Bill Clinton, luego presidente, de 27 toneladas de cocaína pura que trajeron de Colombia los contra nicaragüenses, asociados a la ultraderecha de Miami. Creo que ya he hablado bastante de eso y el que quiera releerlo, que vea en el archivo de mis artículos “Historia de la Familia Bush” y “El Golpe de la Cocaína en Bolivia y el Gorilazo de Honduras”.

Treinta años después de la muerte de Capone, Miami se convirtió en una Chicago hiperhúmeda y subtropical y, además, en The Coke Capital of “America” (La Capital de la Cocaína en Estados Unidos) Aun más: su gobierno local, con rarísimas excepciones, ha sido el más corrupto que ha habido en la historia de Estados Unidos, como han señalado los periódicos más importantes del país.

Quizás en artículos posteriores dé algunos detalles de los héroes locales del crimen. En éste sólo voy a mencionar sus nombres, pero el lector puede buscarlos en el servidor Google para saber lo que hicieron:Jeb Bush y el famoso Escándalo S&L –S&L Scandal--, Humberto Hernández, Art Teele, Carmen Lunetta, Alberto Gutman, César Odio, Alex Daoud, The Miami River Cops –los Policías del Río de Miami, una ganga que hubiera ruborizado a Capone--, Joe Carollo –que, entre otras pillerías, cayó preso siendo alcalde porque le lanzó un recipiente de metal a su esposa por la cabeza y le partió la frente y después ella lo acusó de someterla, casi a diario, a abuso físico y tortura sicológica--, Larry Hawkins, Xavier Suárez –“The Crazy Mayor o El Alcalde Loco”--, Raúl Martínez, Phillip Davis, James Burke y muchos otros.

Pero ésos fueron menos bandidos que los tres congresistas de Miami: Lincoln y Mario Díaz Caballero –que se hacen llamar a sí mismos Díaz-Balart por un arranque de plausible sinceridad—e Ileana Ross-Lehtinen. Aquéllos dañaron a cientos de miles de personas de Miami. Estos han perjudicado a más de o­nce millones de cubanos porque son los más fanáticos defensores del bloqueo imperialista a Cuba.

El escándalo más reciente, aunque no relacionado con la droga --¿o sí?--, lo está dando ahora mismo el alcalde del Condado Miami-Dade, el ex-policía Carlos Alvarez. Miami es, quizás, la única ciudad del mundo en que los policías se convierten en alcaldes de la noche a la mañana. En todo el mundo un policía es un policía y un alcalde es un alcalde. Aqui no. Aquí los policías tienen mentalidad política y los políticos, mentalidad policíaca.

Pues el escándalo consiste en que después del comienzo de la grave crisis económica en todo el país, que es aun más pronunciada en el sur de la Florida –la recesión que pudiera convertirse en la Depresión de los años 30--, Alvarez le subió el salario a sus principales colaboradores –un promedio de un 25% cada uno—y lo hizo con carácter retroactivo en casi todos los casos –se trata de funcionarios que ganan, al menos, 90,000 dólares al año--. Un gasto adicional de varios millones de dólares al año que tienen que pagar los contribuyentes, muchos de los cuales han perdido sus empleos y casas en los meses recientes. Eso no ha sucedido en ninguna otra ciudad de este país desde que comenzó la crisis.

El escándalo se agrava cuando se ha descubierto, además, que “para balancear el presupuesto” Alvarez proyecta despedir a 1,754 empleados del condado. De ellos, 1,647 son … los que menos ganan. Por éste y otros muchos escándalos de los últimos 40 años es por lo que las instituciones más prestigiosas de este país consideran a Miami “la ciudad más corrupta de Estados Unidos”.

En otra ocasión trataré, también en detalle, al Miami que se convirtió, en los años 80, en la capital del tráfico de drogas entre Colombia y Estados Unidos y de como el dinero de las mafias “benefició” la economía local, mientras se creaban las condiciones para que toda Colombia se convirtiera en un campo de batalla, lo mismo que está sucediendo en México, porque ahora el tráfico de drogas se ha trasladado del este al oeste, y Los Angeles y otras ciudades fronterizas son ahora lo que Miami era en los años 70 y 80 y, que, en parte, sigue siendo.

3-. Un pródigo manantial

Miami es una de las ciudades en que más drogas se consume en el mundo, en proporción al número de habitantes. En las discotecas de South Beach, Coconut Grove, el área cercana al downtown y en otros lugares, la droga fluye como manantial y la policía nunca realiza un solo arresto, dentro o enfrente de esas discotecas, porque recibe dinero de susdueños, con la complicidad directa de los funcionarios y jefes policiales de estas ciudades que forman el condado Miami-Dade.

¿Y quiénes son los principales culpables en esta tragedia humana que es la droga, sobre todo la cocaína? ¿Los colombianos? ¿Los mexicanos? ¿Los narcotraficantes de Miami? No. Los primeros culpables son los que dejan rastros de cocaína en el 90% de los billetes que circulan en todo el país –95% en Washington DC--, como señala el informe que se acaba de presentar ante la Sociedad Química de Estados Unidos, al que hacíamos referencia en el artículo anterior.

Los culpables principales son los millones y millones de seres humanos que tienen que sobrevivir en un sistema tan salvaje como éste recurriendo a los falsos delirios temporales de la droga.

Se consume más drogas en este país, que sólo tiene el 4% de la población mundial, que en el resto del planeta. Y eso no es una casualidad, sino una causalidad provocada, en gran parte, por el sistema socioeconómico y político que predomina en el país.

4-. Números que no mienten

A medida que se agudice la crisis económica y el desempleo, aumentará el crimen, ya de por sí crítico en esta ciudad, sobre todo después que el gobierno de la ciudad anunció que, debido a la crisis económica y el desbalance delpresupuesto, tendrá que despedir a cientos de policías en los próximos meses. Veamos algunos datos sobre el crimen en Miami en comparación con el de Nueva York y el de todo el país (cada 100,000 habitantes).

a) Asesinatos: Miami, 19.6; New York 7.3; media nacional, 7

b) Violaciones sexuales: Miami, 25.7; New York, 13.1; nacional: 32.2

c) Robo violento: Miami, 537.2; New York, 287.9; nacional: 205

d) Asaltos Graves: Miami, 927; New York, 329.6; nacional, 336.5

e) Robo Mayor: Miami 3,045; New York, 1,412; nacional, 2,601

f) Robo vehicular: Miami, 987; New York, 195; nacional, 501

e) Robo menor: Miami, 1,130; New York, 271; nacional: 813

A pesar de estas evidencias, y de muchas otras, los voceros de la ultraderecha imperialista afirman: “Miami es un modelo que debe ser imitado por todas las ciudades del mundo”.

Hasta ese extremo llega su insolente ceguera.

5-. El Círculo de Miami

Aquí hay tanto amor a la cultura, sobre todo a la historia, que un grupo de sabandijas … disculpen, quise decir prominentes hombres de negocios, estuvo a punto de arrasar El Círculo de Miami, la más antigua reliquia arqueológica que existe en el territorio que hoy forman Estados Unidos y Canadá.

Se trata de un círculo perfecto de 24 hoyos grandes, rodeados de muchos otros hoyos pequeños, cavados en un lecho de roca caliza, que se halla en la desembocadura del Río Miami, junto a Brickel Avenue, y que fue descubierto en 1998. De acuerdo a los arqueólogos, son las ruinas de un centro ceremonial de la Nación Tequesta, al que se le da una antigüedad de entre 1,700 y 2,000 años.

El hallazgo fue realizado por quienes fabricaban un condominio del urbanizador Michael Baumann.

La noticia recorrió el mundo. Nada como eso se había descubierto jamás en Norteamérica al norte del Río Bravo. En el acto, el urbanizador se negó a ceder sus derechos sobre esa tierra y amenazó con proseguir la construcción, o sea destruir El Círculo.

Con el pleno apoyo del alcalde Joe Carollo, Baumann se enfrentó a las instituciones que querían conservar la reliquia, pero éstas lograron que un juez detuviera, temporalmente, el crimen cultural. La lucha fue ardua. Los funcionarios de la ciudad, la prensa y la derecha de la emigración imperialista, tan influyente en otras cuestiones, fueron indiferentes al llamado de esas instituciones culturales. Por más de un año y medio se creyó que el urbanizador iba a seguir construyendo su maldito edificio sobre el famoso círculo, destruyéndolo.

El alcalde Carollo declaró: “para la ciudad es más importante el millón de dólares que ese edificio va a pagar en impuestos anuales que unos cuantos hoyos en las rocas”.
Eso nada más que podía pasar en Miami. En cualquier otra ciudad del mundo, el gobierno local, y el nacional, hubieran intervenido, con toda rapidez, en contra del urbanizador y en favor de la historia, o sea el acervo cultural del pueblo y la nación. Era un asunto que no admitía la menor duda, la más leve discusión. Pero Miami es una ciudad distinta. Extremadamente distinta. Aquí lo que importa es el cash.

Finalmente, en noviembre de 1999, Baumann aceptó venderen 26 millones de dólares la tierra en que se hallan las ruinas históricas y una institución estatal --State of Florida Preservation 2000—adquirió la propiedad.

Han pasado 10 años. Nada se ha hecho para dignificar esas ruinas y convertirlas en un gran sitio de peregrinación nacional y mundial. Ahí están los huecos y los huequitos milenarios como si fueran huequitos y huecos que un niño hace hoy en la arena, junto al mar, para divertirse.

Dicen que van a construir algo. Dicen. Pero no han hecho nada. Ese es Miami. Aquí decir historia es como decir carajo. Carajo es una palabra muy interesante de nuestro idioma que no significa nada y pudiera significarlo todo.

6-. Aquel bello castillo que hoy es sólo recuerdo

A mediados de los años 80, el empresario Felipe Vals construyó una réplica casi idéntica de un castillo de la Edad Media y puso en él un restaurant y cocktail lounge a los que llamó El Cid.

El castillo le costó varios millones de dólares de aquella época,más valiosos que los de hoy, y muchos dicen que se trataba de dinero de la droga, o sea money laundering, lavado de dinero. No estoy seguro de eso. Quizás sean chismes de Radio Bemba, la emisora más popular de Miami. Aunque sospecho que quien ya había explotado a tanta gente no era muy propenso a explotarse a sí mismo construyendo un castillo tan caro. No lo sé y cuando no estoy seguro de algo, suspendo el juicio, como los agnósticos.

Estaba en un lugar excelente, en Le Jeunne Road, cerca de Flagler, una ruta muy transitada por el turismo y los vecinos de Coral Gables y Coconut Grove, dos de las barriadas más ricas. Ya Vals había hecho una fortuna con varios restaurantes, entre ellos La Carreta –una cadena—y el más famoso de la ciudad, el Versailles. Era, por supuesto, una fortuna lograda con la explotación más inicua del trabajo humano, pues se sabe que sus empleados ganan menos del salario mínimo, carecen de seguro médico y los camareros y bus boys tienen que depender, para defenderse un poco, de la propina, o sea la limosna, del cliente, que lo somete a la máxima presión que un empleado de todo tipo puede resistir en cualquier trabajo que realice. Atender como camarero a un público tan exigente es enfermarse de los nervios. Lo sé por experiencia propia, aunque muy lejana.

El Cid marchó bien por un tiempo y luego decayó. Miami no es, ciertamente, París, Barcelona ni Buenos Aires, ni siquiera Nueva York. La alta cocina y el ambiente europeo no es compatible con la mentalidad práctica del turista estadounidense ni del vecino local, acostumbrados a la simpleza en las costumbres y al hamberger, o sea la comida rápida y chatarra, tan chatarra y tan rápida como el capitalismo salvaje.

Un día, después de haber perdido dinero con El Cid por varios años, que recuperaba con creces en sus otros restaurantes, Vals vendió el lugar y quienes lo compraron demolieron el excelente castillo, como si se tratase de una simple buhardilla, para construir un edificio de oficinas.

Nadie evitó aquel crimen cultural, sobre todo los funcionarios de la ciudad que no saben lo que significa Edad Media ni conocían, por supuesto, al héroe de la Reconquista española.

Pudieron haber puesto otro tipo de negocio, un museo, una biblioteca, un club, una institución cultural, un centro artístico, hasta una discoteca. La cuestión era salvar la réplica genuina del único castillo de la Edad Media que existía en Norteamérica.

Pero nada se hizo. El castillo estorbaba. Ofendía la vista de losque no saben ni siquiera cuál es la capital de Francia ni, tal vez, de Estados Unidos.

--A Middle Age castle? –se preguntaban--. Whathalla is that? --¿Un castillo de la Edad Media? ¿Y eso qué rayo es?--.

--Spain of the Reconquest? –exclamaban--. That’s bull shit, man! We need caaaash, lots of caaaaash! –¿España de la Reconquista? ¡Todo eso es mierda, hombre! ¡Necesitamos billeeeete, muuuucho billeeeete!—

Efectivamente, aquí lo único que importa es el cash

No hay comentarios.:

Publicar un comentario