En 1988, Pinar Selek, socióloga, militante feminista, tenía veintisiete años, no esperaba en absoluto ser víctima de una trama político judicial.
Hassan Zerrouky | L´Humanité
“Lo siento, dios mío (…) concededme al menos el permiso de vivir como una cucaracha”, escribía en prisión después de haber sido terriblemente torturada.
En 1988, Pinar Selek, socióloga, militante feminista, tenía veintisiete años. En el mes de julio, al salir del taller artístico que había creado para ayudar a los niños de la calle, no esperaba en absoluto ser víctima de una trama político judicial. La policía, que la detuvo, quería que facilitase los nombres de las personas entrevistadas en el marco de un proyecto de investigación universitaria sobre la cuestión kurda. Será en prisión donde ella conocerá, viendo la televisión, que estaba acusada de haber puesto una bomba que había provocado la muerte de siete personas, el 9 de julio de 1998, en el bazar egipcio de Estambul.
Una acusación dirigida contra ella por un denominado Abdülmecit Öztürk, que además se retractó ante el tribunal al afirmar que esta acusación ¡le había sido arrancada bajo tortura! Peor todavía, aunque seis informes de expertos concluyeron que la deflagración no había sido debida a una bomba sino a la explosión accidental de una bombona de gas, la justicia sólo aceptó la tesis policial de un acto terrorista. Pinar Selek pasaría dos años y medio en prisión. Liberada en diciembre de 2000, luego definitivamente absuelta en 2006 tras un proceso que habría durado más de cinco años.
Ahora está de nuevo bajo la amenaza de un recurso de apelación, donde corre el riesgo de cadena perpetua. Viviendo en Alemania, becada en el marco del programa “Escritores en el exilio” de PEN- Alemania, Pinar Selek está convencida de que se la quiere “condenar”. “En Turquía, todo el mundo sabe que estoy contra la violencia, que milito por la paz en Kurdistán, y para que ya no se niegue las matanzas de armenios”,dice a L´Humanité. Orhan Pamuk, Yasar Kemal, numerosos intelectuales y organizaciones feministas turcas apoyan su combate.
Traducción de J.A.
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