Julio Hernández López: Astillero
Solitario y desconfiado hasta de sí mismo (esto, con razón), el licenciado FCH va por la República arrastrando la carga de envenenamientos que él mismo ha propiciado y celebrado. La realidad es distinta de lo que él quiere percibir y entonces arremete contra todo y todos. Allí va, entre peregrinaciones militares que montan amplísimo sitio en todos los lugares que tienen la desgracia social de ser víctimas de esos cercos ofensivos, valido de su aparato facturado de propaganda que le ayuda a construir las ilusiones que le gusta escuchar, rodeado del equipo político de mediocridades que con esas tallas permiten el realce mínimo de su jefe: es el Señor de Los Pinos, que ha entrado en una fase de enojos públicos que le muestran aún más descuadrado, derechista de mecha corta –según lo describen quienes bien le conocen– que pareciera estar a punto de declarar nuevas guerras contra todos aquellos que piensan diferente a él, lo critican o desobedecen.
La mañana calderónica de ayer comenzó con la gobernadora priísta yucateca que le devolvió descortesías al ocupante de Los Pinos que, como ha hecho en otras entidades dirigidas por contrincantes partidistas, pretendía llegar a un estado sin avisar a las autoridades locales no panistas, con una agenda de beneficios sociales que en realidad son promociones electorales de color blanco y azul a cuyos escaparates el presidente nacional del PAN (César Nava es nada más el velador), el antes mencionado lic. Felipe, nomás no quiere que se asomen personajes comicialmente adversos. Pero la marrullera mandataria peninsular tuvo a bien no recibir al visitante al pie de la escalerilla del avión oficial, pues adecuadamente se retrasó 10 minutos y sólo alcanzó a parlamentar con el visitante incómodo en el hangar, habiéndose brincado el protocolo de la recepción tradicional.
Más tarde, en un acto electoral, perdón, asistencial, de Oportunidades, los filtros militares trataron de impedir el ingreso de militantes priístas y miembros del gobierno estatal, lo que provocó el amago de Ivonne Ortega de no asistir a esa reunión, mientras sus seguidores rompían las barreras y entraban a un auditorio tan dividido (ah, el gran logro y sueño felipense: un país dividido en medio del cual él pueda seguir reinando) que el propio viajero de Los Pinos tuvo que tomar el micrófono para pedir respeto y advertir que, de no darse el ambiente hogareño que él deseaba, mejor se iría. El duelo de perversidades quedó aparentemente empatado, entre aplausos compartidos y enojos pospuestos. Pero la autoritaria gobernadora, que está haciendo mal papel en su estado pero buena grilla con Peña Nieto, puso la muestra a otros mandatarios respecto al trato que pueden dar al peregrino electoral que llega a los estados sin avisar a los palacios locales (en Michoacán sucedieron agravios similares: reuniones con panistas, encabezadas por la hermana Cocoa, pero las protestas de palabra de Leonel Godoy luego fueron convertidas en alfombras de recepción).
En la misma Mérida, reunido con empresarios, Calderón se permitió desahogar parte de los enojos que guarda con los medios de comunicación (el colmo: pelearse con entes cuya mayoría están alineados o son tolerantes con sus políticas). En una nueva versión del lopezportillista no pago para que me peguen, el escenógrafo que ha convertido a México en foro sangriento se quejó de la expansión que se da a mensajes emitidos por narcotraficantes. No pago para que publiquen a otros, es la tesis de Jolopo-Cal, quien dejó constancia de que compra primeras planas en millones de pesos: ... lo que no tenemos o lo que nos cuesta a cualquiera de ustedes o al gobierno pagar una primera plana de varios millones de pesos, eso sí aparece en primera plana y a todo color. Filosofía comercial periodística: el que paga, manda; y, si manda, entonces que no se publiquen narcomantas (ni cartulinas, ni recados, ni recuentos de muertos: que Todo México sea Boletín Pagado). Pero los enojos no quedaron allí, pues aún tuvo cuerda para lanzarse contra quienes critican sus planes guerreros y exigió a los disidentes que presenten mejores propuestas (ah, también deploró que Brasil se haya llevado el Mundial y los Olímpicos cuando, según las estadísticas felipescas, allá la tasa de homicidios es más alta).
En otras latitudes, el gaviotismo volvió a mostrar su rostro de halcón. A las negras desgracias líquidas recientes, habitantes de Chalco y Valle de Chalco sumaron ayer golpes, gases lacrimógenos y demagogia de las autoridades del estado de México que así respondieron a la pretensión de esos pobladores de bloquear carreteras en protesta porque las ayudas oficiales prometidas no les han llegado.
Y el norte sigue hirviendo. En Reynosa el consulado gringo se declara en receso, lanzan un explosivo contra el palacio municipal y los mensajes de balaceras y amenazas surcan el espacio de las redes sociales que suplen a los medios locales, explicablemente amordazados (bajo amenazas cumplidas de muerte), y a otros, nacionales, silenciados por conveniencia o por purismo profesional que les lleva a negar el fuego cruzado que hay en Tamaulipas porque aún no llegaba ayer, por ejemplo, el boletín de la Sedena que informa de múltiples agresiones contra militares en la frontera chica de aquella entidad. Y en Ciudad Juárez, un grupo armado dispara contra una secundaria, sin que hubiera lesionados.
México disolviéndose, con padres de niños muertos en Hermosillo que aseguran que un peritaje adjudica intencionalidad al incendio de la guardería ABC (aquí se escribió al otro día de la tragedia: el beneficiado sería el candidato panista a gobernador que iba encaminado a una derrota sin escapatoria natural). Institucionalidad por los suelos, con un Gómez Mont que sigue creyendo que es secretario de Gobernación y al que ayer le soltaron metralla amiga de rumores de que al fin dejaba el cargo que ocupa porque él quiere, no porque su ex jefe desee mantenerlo allí. Uf. Esta vez no se dirá aquí feliz fin de semana, simplemente: hasta el próximo lunes.
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
A finales de julio de 2005 ocurrió un enfrentamiento con bazookas en las cercanías del consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo. Después de consultar con Washington, el entonces embajador, Tony Garza, decretó el cierre de la representación diplomática. La violencia se había salido de control. Para la gente de la frontera representa un problema muy serio el cierre de un consulado, porque se detienen los trámites de la expedición de visas para cruzar al lado americano y otros que tienen que ver con el intenso tráfico comercial. Vicente Fox encargó al secretario de Gobernación, Carlos Abascal, y al canciller Luis E. Derbez, negociar con el embajador Garza la reapertura. Tuvo lugar 10 días después, fue lastimoso el papel que hicieron los funcionarios mexicanos suplicando al señor Garza que reabriera lo antes posible. Algo más debió ser negociado, pero fuera de los canales oficiales, que siguió un periodo en que las bazookas callaron. Sin embargo, en semanas recientes la violencia estalló a pocos kilómetros de ahí, en Reynosa, la ciudad fronteriza con McAllen, Texas. El embajador Carlos Pascual, sustituto de Garza, decretó el cierre del consulado ayer. Al menos deberá permanecer inactivo una semana. Un día antes, en Washington, la secretaria de seguridad interior, Janet Napolitano, había dicho ante un comité senatorial que en Ciudad Juárez –la quinta en importancia de la República, sólo después del Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey y Tijuana– no existe el estado de derecho. Las dos visitas recientes del presidente Calderón no han tenido todavía un efecto tangible, tampoco la acción de los tres representantes que dejó como encargados de restablecer el orden. Sigue corriendo la sangre. Por otro lado, en Nogales, Arizona, sobre la línea divisoria con Sonora, según el diario Los Ángeles Times, fuerzas de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza) y agentes federales mexicanos son entrenados para lanzar juntos una ofensiva contra el tráfico de drogas, armas, polleros y dinero sucio. Actuarán coordinadamente del lado del territorio nacional, dice.
Se va el dinero
Pensemos con la cabeza fría: ¿en un ambiente así que, además, también se advierte con distinta intensidad en Guerrero, Veracruz, Michoacán, Sinaloa, Sonora, Durango, Baja California, Morelos y en las goteras del Distrito Federal, es posible la recuperación económica? Los medios internacionales se han encargado de informar al mundo la situación que prevalece en México. Si usted tuviera un capital importante ¿lo arriesgaría aquí? Muchos piensan como usted. En 2009, el año del catarrito y los millares de muertos y decapitados, la inversión extranjera se desplomó a la mitad. De 23 mil y pico de millones de dólares bajó a 11 mil y pico. En una festinada reunión que tuvo lugar en Los Pinos el 29 de mayo del año anterior, el presidente del consejo ejecutivo de Empresas Globales, Julio de Quesada, en nombre de las principales compañías trasnacionales que operan en nuestro país, anunció que invertirían 6 mil 300 millones a lo largo del año. No ha informado el señor Quesada si cumplieron el compromiso. Si no pudieron, nadie los culparía.
Los inversionistas
Entonces ¿quiénes son los grandes inversionistas? ¡Los trabajadores! Y muchos ni siquiera lo saben, porque no les piden su opinión. Tal vez preferirían tener su dinero en Suiza o en las Islas Caimán, como los grandes millonarios. Son patriotas involuntarios. Los fondos que manejan las afores suman más de un millón de millones de pesos y están invertidos en Cetes y otros papeles gubernamentales, incluso en bonos del rescate bancario –no obstante que millares de empleados perdieron sus viviendas en la crisis de 1995. Los supuestos representantes obreros ante el consejo que gobierna el Sistema de Ahorro para el Retiro son líderes charros que sólo levantan la mano para aprobar lo que les ponen enfrente, y cobran con la otra. Acaban de autorizar que se inviertan 200 millones de dólares en empresas privadas a través de un fondo llamado Nexxus Capital. A ver cómo les va.
Julio Boltvinik: Economía Moral
La lectura de la parte de fundamentos y conceptos de la Metodología para la medición de la pobreza multidimensional de la pobreza en México del Coneval transmite, entre otras, la percepción de que prevalece una actitud apologética del Coneval respecto a la Ley General de Desarrollo Social (LGDS). Esta actitud empieza siendo (p.2), sin embargo, de reclamo, pues la LGDS le exige al Coneval algo imposible, al imponerle la obligación de efectuar mediciones multidimensionales de pobreza, lo que plantea un problema cuya solución aún se discute en el ámbito académico. Sin embargo, el Coneval no se arredró ante lo imposible y finaliza la Introducción con un reconocimiento de un importante rasgo de la ley, y anunciando que harán su propia lectura de ella: “El enfoque analítico adoptado intenta recuperar el espíritu de una ley sustentada en un amplio consenso y legitimidad social” (p.4). En efecto, la LGDS fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras. Del reclamo a la admiración de su legitimidad.
En el siguiente capítulo, El concepto de pobreza en la Ley General de Desarrollo Social, para identificar dicho concepto, el Coneval no acude al texto legal, ni a los dictámenes de ambas cámaras, ni a las iniciativas, ni a los discursos. En cambio, acude a autores que conforman la corriente dominante del pensamiento económico contemporáneo que defiende el utilitarismo, la teoría neoclásica, la de las expectativas racionales y otras de similar raíz ideológica; a la misma corriente que predicó e impuso el Consenso de Washington que llevó a la crisis mundial actual, aunque en paralelo también acude a algunos documentos sobre derechos humanos. Con esas bases, sostiene una fantasiosa reinterpretación de la Ley para que coincida con sus puntos de vista. De la admiración a la apología:
“En consonancia con la discusión académica y el debate internacional [les faltó añadir basados en las referencias que hemos dado1] la Ley, en su Art. 36, establece que para la medición de la pobreza en México deben considerarse los derechos sociales y el bienestar económico. De esta forma, derechos y bienestar social, asociados al principio universal e inalienable de libertad individual, reflejan el espíritu de una Ley... (p.8)
Carlos Fernández-Vega: México SA
En el país de las frases célebres, para quien quiera creerlo, y no será más de uno, queda la declaración de que al cierre de la administración salinista (noviembre de 1994) el balance de los bancos no era desfavorable, enfrentaban problemas pero no una situación de crisis, según el propio Carlos Salinas de Gortari, quien sostiene que la reprivatización de las instituciones financieras fue, modestamente, perfecta, y el accionar de los especuladores metidos a banqueros, a favor de la nación. Es cuestión de credibilidad, algo que, por lo demás, el ex mandatario y sus amigos no pueden presumir.
En poco más de un año el gobierno salinista se deshizo de 18 bancos del Estado, y en menos de dos los neobanqueros recuperaron, en promedio, más de 90 por ciento de lo que –se supone– pagaron por esas instituciones. La perfección reprivatizadora destrozó los bolsillos de los mexicanos; la modernización de la banca elevó el margen financiero y la cartera vencida a niveles nunca vistos, y la democratización del capital de las ex sociedades nacionales de crédito no hizo más que concentrar el poder financiero en el país.
¿En serio fue perfecta? Con información al cierre de julio de 1993 (casi un año y medio antes del estallido oficial de la crisis bancaria), el balance (Comisión Nacional Bancaria y de Valores) era el siguiente: mientras los rendimientos pagados a los ahorradores se desplomaron, las tasas de interés que la banca aplicaba a su clientela mostraron un crecimiento hasta de 290 por ciento entre el primero de enero de 1992 y marzo de 1993; el aumento del margen financiero (la ganancia entre lo que cobran por intereses y los rendimientos que pagan a los ahorradores) fue frenético, sin control del gobierno, de tal suerte que la cartera vencida creció de forma impresionante.
De acuerdo con la Bolsa Mexicana de Valores, los balances financieros de los 16 bancos que cotizaban en el mercado accionario daban cuenta del siguiente aumento en la cartera vencida (mayo de 1992 a igual mes de 1993; todas las cifras son porcentajes): Atlántico, 229.92; Bancomer, 102.17; Banamex (el avance es 91-92), 180.69; Banco del Centro, 187.79; Banco Mexicano (91-92), 105.8; Banco de Oriente, 85.36; Banoro, 210.63; Banorte, 160.89; Banpaís, 185.58; Comermex, 181.93; Confía, 75.64; Cremi, 134.3; Internacional, 166.4; Mercantil, 218.43; Promex, 56.46 y Serfin, 120.41. Ello, un año y medio antes de los errores de diciembre.
Entre junio de 1991 (fecha en que se reprivatizó la primera ex sociedad nacional de crédito) y el mismo mes de 1994 la cartera vencida del sistema mostró un vertiginoso incremento de 431.52 por ciento, a pesar de que la cartera de crédito avanzó solamente 86.18 por ciento en el mismo periodo, es decir, una diferencia de cinco veces entre un indicador y otro. De acuerdo con la estadística de la Comisión Nacional Bancaria, entre junio de 1993 e igual mes de 1994 las 18 instituciones reprivatizadas registraban severos incrementos en sus respectivas carteras vencidas.
Por aquellas fechas, la estadística de la Asociación Mexicana de Bancos dejaba en claro que la cartera vencida de la banca comercial por concepto de uso de tarjetas de crédito significó, al cierre del primer semestre de 1993, 30.2 por ciento de la cartera vencida total. Al mismo tiempo, de los 16.6 millones de tarjetahabientes que se registraban en el país, más de un millón fue reportado como moroso. Los embargos que promovieron las instituciones bancarias en contra de esa clientela provocaron que los bancos ofrecieran más que servicios financieros. Su oferta incluía la venta de casas, tractores, automóviles, refrigeradores, televisores, videocaseteras y hasta perros y vacas. Millones de pesos han sido incautados ante la morosidad de los tarjetahabientes.
La clientela bancaria se redujo rápidamente: al comenzar 1990, cuatro meses antes del anuncio de la reprivatización, las sociedades nacionales de crédito reportaban un total de 27 millones 333 mil 656 de cuentas (cheques, ahorro e inversión a plazo); al concluir el primer trimestre de 1993 esa cifra se había reducido a 13 millones 250 mil 800, una caída de 51.52 por ciento. El máximo histórico alcanzado por los bancos comerciales en lo que a número de cuentas se refiere se observó en 1987, cuando se registraron 36 millones 531 mil. La caída se concentró en cuentas de ahorro: en el momento de la reprivatización alcanzaban una cifra ligeramente superior a 17 millones, y al cierre del primer trimestre de 1993 no pasaban de 6.8 millones. En este renglón las tasas de interés que pagaban a los cuentahorristas bajaron de 20 por ciento anual a 8 por ciento.
Se concretó el despido masivo de trabajadores bancarios y la contratación, igualmente masiva, de funcionarios. En números totales pareciera que el personal de la banca no ha sufrió mayor alteración entre enero de 1992 y marzo de 1993. Pero no: la Comisión Nacional Bancaria informó que al concluir el tercer trimestre de 1993 el personal de los bancos comerciales llegó a 166 mil 125 personas, contra 166 mil 35 de diciembre de 1992, lo que representa una reducción de sólo 0.05 por ciento. Sin embargo, en el periodo se despidieron a casi 10 mil trabajadores y se contrató a igual número de funcionarios. Así, existían 2.28 empleados por cada funcionario. En este aspecto, Banamex también se lleva la palma, pues redujo en 27.65 por ciento el número de empleados, y aumentó en 62.8 por ciento la contratación de funcionarios. Así las cosas, esta institución reportó una relación de un funcionario para cada 0.57 empleado.
Lo demás es historia conocida y padecida por todos los mexicanos: especulación, torpeza, avidez, agio, rescate bancario y empresarial, Fobaproa, 100 mil millones de dólares, 20 por ciento del producto interno bruto, robo del siglo; embargos masivos, quiebra, fuga de divisas, devaluación, rescate, extranjerización, regalo para los capos del sistema financiero trasnacional, 90 por ciento del sistema nacional de pagos en manos foráneas. Pero, eso sí, la reprivatización fue perfecta.
Las rebanadas del pastel
Qué bueno que ya pasó lo peor y se registran signos inequívocos de recuperación en el país, porque sólo en el primer mes del año medio millón de mexicanos fueron incorporados al ejército de reserva: en enero de 2010, la tasa de desempleo se incrementó de 4.8 a 5.87 por ciento de la población económicamente activa, de acuerdo con el Inegi, con lo que alrededor de 2.8 millones de personas se mantienen en tan drástica circunstancia, mientras fluyen las frases célebres.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx
El Correo Ilustrado
El micrófono como cachiporra
Un encuentro amistoso de futbol entre México y Bolivia, ocurrido la noche del miércoles 24 en Candestlick Park, San Francisco, fue ocasión para que algunos comentaristas deportivos de Televisión Azteca y ciertas radioemisoras destilaran su complejo triunfalista con inusitada violencia verbal contra los jugadores bolivianos.
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Desde un primer momento, varios sectores del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) afirmaron reiteradamente que el movimiento estudiantil de 1968 fue fomentado, sostenido y armado por agentes comunistas de la Unión Soviética y de Cuba. Es difícil saber en qué medida inf luyó esta versión gubernamental en una ulterior concepción del movimiento estudiantil del 68 como matriz de las organizaciones guerrilleras urbanas que aparecieron a lo largo de la década siguiente. Es difícil saberlo porque la incorporación de estudiantes universitarios a la guerrilla posterior no fue un proceso automático derivado de la dinámica propia de ese movimiento, que aglutinó a nutridos contingentes de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad de Chapingo. Una gran parte de los estudiantes que se incorporaron a la guerrilla provinieron de dinámicas diferentes, de una amplia gama de otros procesos políticos y universitarios de Michoacán, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León y Sinaloa, sin conexión orgánica con el movimiento del 68.
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José Cueli: La vida no es noble ni sagrada
Es el tedio! Anegado de un llanto involuntario,/ Imagina cadalsos, mientras fuma su yerba./ Lector tú bien conoces el delicado monstruo,/ –¡Hipócrita lector –mi prójimo–, mi hermano”, es el final de la cruda dedicatoria que hace Baudelaire al lector en su libro Las flores del mal.
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