3/23/2010

[México] 2009-2010: años decisivos para los grupos armados
[Cast/Cat] El escenario del 2010 es, por decir lo menos, complejo, y apunta a un mayor radicalismo social.
Alejandro Jiménez y Laura Castellanos | Quaderns d'Illacrua |

El año 2009 representó para el movimiento social mexicano el triste refrendo de que el régimen político, encabezado por el derechista Partido Acción Nacional (PAN), se endureció contra los movimientos con reivindicaciones sociales, indígenas, laborales y ambientalistas.

Fuimos pues testigos de un año convulso. Por un lado, fue de franco enfrentamiento gubernamental contra el movimiento sindical, representado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), al que le fue desaparecida su fuente de empleo y lanzó a la calle a 44.000 mil trabajadores.

También fue el año del incremento de agresiones contra comunidades zapatistas de Chiapas, a las que se quiere someter al viejo control gubernamental. Y de la continuación de la burla jurídica contra el movimiento ciudadano del Frente Amplio Opositor de San Luis Potosí, que combate la explotación ilegal e insalubre de la mina a cielo abierto por parte de la empresa minera canadiense de San Xavier.

En 2009 también se legitimó la criminalización de luchadores de oposición, pues a los detenidos por los hechos de San Salvador Atenco en 2006, entre ellos Ignacio del Valle, se les sentenció a 162 años de prisión por enfrentar la acción policial en su comunidad.

En todo el terreno nacional hay casos de menor difusión mediática, pero no por eso menos indignantes en cuanto a su agresividad hacia la población más vulnerable del país: mujeres, indígenas, obreros, jóvenes.

Con respecto a los movimientos radicales, sin duda la noticia fue el ascenso de la actividad de grupos anarquistas, que desde distintas reivindicaciones (ecológicas, animalistas, veganas o tecno industriales) saltaron a la luz con acciones sueltas, pero constantes, contra bancos, comercios y restaurantes de comida rápida. De un año a la fecha crecieron 200 por ciento sus acciones, y hay siete activistas presos por estos hechos.

Hay que apuntar que el anarquismo no era tema de discusión pública antes de septiembre de 2009, mes en que hicieron estallar media docena de bombas molotov contra cajeros bancarios y negocios. Hoy sabemos de sus resortes ideológicos y que forman parte de un movimiento global, principalmente con representación en los países donde el neoliberalismo ha sido más devastador.

En contraste, las guerrillas, como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y sus escisiones, estuvieron replegadas. Su ofensiva ha sido epistolar, y resume un caudal de atrocidades cometidas por el Estado hacia la población civil. En sus comunicados afirman que están dedicadas a la acumulación de fuerzas y a superar sus diferencias en pos de un frente común. Rechazan que 2010 –año del bicentenario de la Independencia de México y centenario de la Revolución- sea una fecha emblemática para un nuevo alzamiento armado, y coinciden en que el determinismo histórico no existe, y sí, en cambio, el trabajo popular y social de largo aliento.

Acaso el único grupo golpeado de raíz haya sido el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), basado en Guerrero, y que se asume más como un grupo de autodefensa campesina que de vanguardia militar. Su dirigente más visible, el comandante Ramiro, fue ejecutado a mansalva por un narcotraficante.

El ERPI quedó descabezando provisionalmente y exhibió un fenómeno que ha asomado también en Chiapas: los grupos de narcotraficantes como extensiones paramilitares del gobierno, haciendo el trabajo sucio de eliminación de opositores.

En resumen, el año 2009 significó un punto sin retorno para el movimiento popular rebelde en México, pues no hubo nada que sirviera como catalizador de sus reivindicaciones. Por el contrario, se profundizaron las contradicciones del sistema político económico, que sólo ha dejado más pobres e indignados a lo largo del país.

El escenario del 2010 es, por decir lo menos, complejo, y apunta a un mayor radicalismo social. Los diferentes movimientos populares se enfrentarán este año a la difícil disyuntiva de seguir resistiendo olvido, persecución o agresiones, o a pasar a la ofensiva de acuerdo al grado de maduración de cada grupo, ya sea por la vía del activismo social, ya por la de la franca rebeldía y subversión.


Periodistas, coautores del libro México Armado 1942-1981. Alejandro Jiménez escribe sobre movimientos radicales y armados en su blog De armas tomar del diario El Universal. Laura Castellanos es autora del libro Corte de caja, entrevista con el subcomandante Marcos.

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