Espacio Civil
Emilio Álvarez Icaza L.
Emilio Álvarez Icaza L.
Después de ocho días de exigencia en el centro de Cuernavaca, Morelos, el pasado miércoles se levantó el plantón con tres claros mensajes a las autoridades locales, víctimas, sociedad civil y autoridades.
El movimiento civil de Cuernavaca, detonado por la muerte del hijo del poeta Javier Sicilia, logró algo que es muy difícil. Convertir el dolor en acción, trasladar toda la indignación en movimiento. Tal vez esto es justamente una de las claves para entender por qué este movimiento ha tenido la resonancia que ha tenido, pues es un reflejo de lo que le pasa a mucha gente en muy amplias zonas del país. Un hecho especialmente trascendente en este evento fue ver cómo se reunieron personas que representan casos paradigmáticos de dolor y de impunidad más allá de Cuernavaca. Entre otros llegaron a compartir sus propuestas y esperanzas, Olga Reyes Salazar, de Ciudad Juárez, que forma parte de una familia que ha perdido a seis de sus integrantes y que ahora ha tenido que salir de esa ciudad para buscar protección. Llegó también Julián Le Barón, de la comunidad mormona -también proveniente del estado de Chihuahua- que perdió a varios de sus familiares.
Ahí estuvo Eduardo Gallo, quien perdió una hija como consecuencia de un secuestro cometido precisamente en el estado de Morelos hace 11 años ya. Se inicia así la reconstrucción del tejido social brutalmente roto. Los tres mensajes principales que salieron desde Cuernavaca, mediante la voz de Javier Sicilia, tienen distintas implicaciones y destinatarios.
Veamos cada uno:
1. RENUNCIA: "Los más de mil crímenes sin resolver (...) me hacen a nombre de la dignidad ciudadana, exigirle a Marco Antonio Adame -gobernador de Morelos-, a Miguel Ángel Rabadán -presidente municipal de Jiutepec-, a Nereo Bandera Zavaleta -presidente municipal de Temixco-, a Manuel Martínez Garrigós -presidente municipal de Cuernavaca-, a los integrantes del Congreso -los partidos políticos saben quiénes-, que renuncien inmediatamente a sus cargos". Se abre así un proceso de presión política, que dados los antecedentes en esa entidad (Carrillo Olea y Estrada Cajigal), se antoja una ruta compleja para el gobernador y los presidentes municipales. En semanas venideras veremos hasta dónde se llega.
2. REUNIÓN: "Convocamos a una nueva marcha nacional para el domingo 8 de mayo en el Zócalo de la ciudad de México (...) Nosotros, la ciudadanía de Morelos, saldremos caminando de la Paloma de la Paz, el 5 de mayo, para pernoctar el 7 en La Espiga, escultura de Rufino Tamayo, que se encuentra en el Centro Cultural de la UNAM y salir el día 8, a las 7 de la mañana rumbo al sitio donde se asientan los Poderes de la República -el Zócalo capitalino- (...) Vamos a ir caminando en silencio par evitar que los gritos nos confundan y la indignación, que lleva a veces al insulto, nos haga perder el amor". Se invitó a que desde otros estados se llegue al mismo punto y se estableció que lo único que se llevaría como símbolo será una bandera nacional que nos identifica y une a todos. La cita está hecha. La sociedad civil ofrece así una nueva oportunidad.
3. REFUNDACIÓN. "Vamos a convocarlos para que ustedes, que han malversado nuestro dinero, han decidido sin consultarnos en nuestro nombre, han defraudado nuestra confianza, y han puesto al país en estado de emergencia nacional, que firmen un pacto que les permita recuperar la representación de la nación (...) este pacto debe ser firmado en el centro de la ciudad más dolida entre las dolidas: Ciudad Juárez, Chihuahua".
Este pacto tiene también destinatarios a los ciudadanos y da posibilidad de que el dolor no se convierta en odio, sino en amor y lucha por la justicia. Más adelante se darán a conocer los términos de este pacto. De esta manera se da cauce, aunque sea inicialmente, a la lucha por la justicia y la paz. Hoy las propuestas salen de Cuernavaca, dependerá de todos los actores civiles, políticos, religiosos, empresariales y académicos el tamaño de la respuesta. Ojalá que esta coyuntura no se desperdicie, pues si así sucede los costos y el dolor seguro aumentarán. Defensor de los derechos humanos
El movimiento civil de Cuernavaca, detonado por la muerte del hijo del poeta Javier Sicilia, logró algo que es muy difícil. Convertir el dolor en acción, trasladar toda la indignación en movimiento. Tal vez esto es justamente una de las claves para entender por qué este movimiento ha tenido la resonancia que ha tenido, pues es un reflejo de lo que le pasa a mucha gente en muy amplias zonas del país. Un hecho especialmente trascendente en este evento fue ver cómo se reunieron personas que representan casos paradigmáticos de dolor y de impunidad más allá de Cuernavaca. Entre otros llegaron a compartir sus propuestas y esperanzas, Olga Reyes Salazar, de Ciudad Juárez, que forma parte de una familia que ha perdido a seis de sus integrantes y que ahora ha tenido que salir de esa ciudad para buscar protección. Llegó también Julián Le Barón, de la comunidad mormona -también proveniente del estado de Chihuahua- que perdió a varios de sus familiares.
Ahí estuvo Eduardo Gallo, quien perdió una hija como consecuencia de un secuestro cometido precisamente en el estado de Morelos hace 11 años ya. Se inicia así la reconstrucción del tejido social brutalmente roto. Los tres mensajes principales que salieron desde Cuernavaca, mediante la voz de Javier Sicilia, tienen distintas implicaciones y destinatarios.
Veamos cada uno:
1. RENUNCIA: "Los más de mil crímenes sin resolver (...) me hacen a nombre de la dignidad ciudadana, exigirle a Marco Antonio Adame -gobernador de Morelos-, a Miguel Ángel Rabadán -presidente municipal de Jiutepec-, a Nereo Bandera Zavaleta -presidente municipal de Temixco-, a Manuel Martínez Garrigós -presidente municipal de Cuernavaca-, a los integrantes del Congreso -los partidos políticos saben quiénes-, que renuncien inmediatamente a sus cargos". Se abre así un proceso de presión política, que dados los antecedentes en esa entidad (Carrillo Olea y Estrada Cajigal), se antoja una ruta compleja para el gobernador y los presidentes municipales. En semanas venideras veremos hasta dónde se llega.
2. REUNIÓN: "Convocamos a una nueva marcha nacional para el domingo 8 de mayo en el Zócalo de la ciudad de México (...) Nosotros, la ciudadanía de Morelos, saldremos caminando de la Paloma de la Paz, el 5 de mayo, para pernoctar el 7 en La Espiga, escultura de Rufino Tamayo, que se encuentra en el Centro Cultural de la UNAM y salir el día 8, a las 7 de la mañana rumbo al sitio donde se asientan los Poderes de la República -el Zócalo capitalino- (...) Vamos a ir caminando en silencio par evitar que los gritos nos confundan y la indignación, que lleva a veces al insulto, nos haga perder el amor". Se invitó a que desde otros estados se llegue al mismo punto y se estableció que lo único que se llevaría como símbolo será una bandera nacional que nos identifica y une a todos. La cita está hecha. La sociedad civil ofrece así una nueva oportunidad.
3. REFUNDACIÓN. "Vamos a convocarlos para que ustedes, que han malversado nuestro dinero, han decidido sin consultarnos en nuestro nombre, han defraudado nuestra confianza, y han puesto al país en estado de emergencia nacional, que firmen un pacto que les permita recuperar la representación de la nación (...) este pacto debe ser firmado en el centro de la ciudad más dolida entre las dolidas: Ciudad Juárez, Chihuahua".
Este pacto tiene también destinatarios a los ciudadanos y da posibilidad de que el dolor no se convierta en odio, sino en amor y lucha por la justicia. Más adelante se darán a conocer los términos de este pacto. De esta manera se da cauce, aunque sea inicialmente, a la lucha por la justicia y la paz. Hoy las propuestas salen de Cuernavaca, dependerá de todos los actores civiles, políticos, religiosos, empresariales y académicos el tamaño de la respuesta. Ojalá que esta coyuntura no se desperdicie, pues si así sucede los costos y el dolor seguro aumentarán. Defensor de los derechos humanos
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