José Antonio Crespo
“En memoria de don Mario Ojeda”
Todo indica que, finalmente, la relección consecutiva de los legisladores va. Será la moneda de cambio que exige el PAN a cambio de su voto para la reforma energética (los panistas también piden el INE, pero habrá que ver hasta dónde llega la resistencia de los gobernadores). El PRI fue exitoso en publicitar la idea de que la reelección en general era sinónimo de dictadura. Es justo lo contrario; la reelección es un mecanismo de la democracia para que los representantes populares dependan en alguna medida de sus representados. Sin mecanismos de control ciudadano, aunque haya libertad de sufragio, todo termina en una oligarquía desconectada de sus bases políticas (una partidocracia). La reelección favorece también la acumulación de experiencia y eficacia en los legisladores, que en promedio (80%) jamás vuelve al Congreso federal (algo parecido debe ocurrir en los congresos estatales).
Pero una cosa es el principio general del reeleccionismo legislativo y otra es cómo aterrice. Hay puntos de controversia:
A) Hay límites en el tiempo (12 años, senador, 9 años, diputados), lo cual no está mal para empezar. Pero eso genera la paradoja de que en el último periodo posible, justo en el que mayor experiencia se ha acumulado, deja de funcionar el resorte que vincula al legislador con su base electoral. En ese momento el legislador volverá a poner sus ojos en la dirigencia de su partido, su coordinador o gobernador para asegurar una chamba cuando concluya su estancia en el Congreso.
B) La reelección debiera restringirse a diputados y senadores de mayoría relativa. La relativa comodidad de los que van por lista tendría el inconveniente de no poder ser reelectos, a menos que fuera abierta, lo cual no está contemplado en la reforma. Se supone que una de las ventajas de la representación proporcional, además de permitir la presencia de corrientes minoritarias, es incorporar expertos en diversos temas que quizá no tengan aptitudes para la arenga pública (o mediática), pero que sería valioso contar con ellos en las comisiones de su ramo. En México esa idea rápidamente se desvirtuó, pues las listas sirven para pagar favores o incorporar parientes, amigos, compadres o novias.
C) La reelección, para que de verdad sirva a la rendición de cuentas, tendría que ser un derecho automático de quien por primera vez fue electo como diputado o senador de mayoría. Eso daría una relativa autonomía a los legisladores respecto de sus dirigencias partidistas, al tiempo que los forzaría a tomar en cuenta a sus electores al legislar. Si el derecho a postularse a la reelección queda en los partidos, se habrá prácticamente nulificado el beneficio para los electores derivado de esta figura.
D) Los partidos buscarán protegerse de que sus legisladores no puedan abandonar el partido y al mismo tiempo seguir optando por la reelección. Es decir, probablemente se buscará reglamentar que sólo perteneciendo al partido que lo postuló originalmente se tenga derecho a buscar la reelección. Es natural, si se quieren evitar fugas y rupturas. Pero eso puede convertirse en un instrumento de control, que también haría nugatoria la ventaja para los electores. Supongamos un diferendo de cómo votar en algún tema espinoso: el partido va por un lado, el electorado de un legislador, por otro. Si éste desea reelegirse optará en primer lugar por sus electores, pero entonces el partido podría expulsarlo para evitar que pueda postularse a la reelección. Si es así, los legisladores seguirán priorizando las directrices de su partido sin tomar en cuenta demasiado a los electores. La única defensa que quedaría a ese legislador es apelar al TEPJF en sus derechos como militante, para no ser expulsado si vota en sentido distinto al señalado por su partido. Es un punto que debe ser reglamentado con todo cuidado para no anular los efectos positivos de la reelección.
E) Hay temor de que en automático todos los legisladores se reelijan. No necesariamente será así. Es conocido que el titular tiene ventajas sobre quien le dispute el cargo, pero son los opositores los que durante la campaña electoral pueden dar a conocer a los electores cuál fue el desempeño de quien busca reelegirse: sus inasistencias, las contradicciones o irresponsabilidad al votar en el Congreso, sus promesas incumplidas, etc. Eso dará más sentido (e interés) a las campañas legislativas.
@JACrespo1
Investigador del cide
No hay comentarios.:
Publicar un comentario