Omar Arellano-Aguilar*
La
siembra de maíz transgénico en nuestro país ha generado un gran debate
y preocupación por parte de un amplio sector de científicos y del
público en general. No es para menos, pues existen diversos riesgos que
deben ser considerados: entre ellos la posible contaminación de las
variedades silvestres en el centro de origen y diversidad del maíz y el
control monopólico de la producción. Pero quizás uno más de los
impactos que los promotores de los organismos genéticamente modificados
(OGM) omiten mencionar es el que tiene que ver con el uso de sustancias
químicas tóxicas.
Debido a que los OGM son resistentes a estos herbicidas pueden sobrevivir y el agricultor ya no se preocupa por deshierbar. Hasta aquí todo parece ventajoso y cualquiera pensaría que al ser herbicidas no afectan a los animales. Sin embargo, es todo lo contrario y por ello representa un riesgo que no debemos omitir y por lo cual muchos países como Corea del Sur, Japón, Hungría y Perú, desde hace 10 años han tomando la decisión de no permitir la siembra o importación de semillas de OGM en su territorio.
Hace 20 años, tanto el glifosato como el glufosinato se consideraban de bajo riesgo para el ambiente y la salud humana. Recientemente, los trabajos de Guilherme y cols. (2013)1, Piola y cols. (2013)2, Yadav y cols. (2013)3, entre otros, han demostrado que ambas sustancias representan riesgo alto, pues causan daño en el material genético (ADN) y metabolismo de especies benéficas, como las lombrices de tierra y en animales como anfibios, peces e incluso mamíferos pequeños.
En cuanto a la salud humana, Henneberger y cols. (2013)4, del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional del Oeste de Virginia, Estados Unidos, reportaron que las personas expuestas a glifosato, generalmente los agricultores, pueden presentar cuadros asmáticos, ulceraciones en garganta, arritmias cardiacas e incluso un aumento en el riesgo de padecer diabetes, arteroesclerosis y malformaciones congénitas en el caso de una exposición durante el embarazo. Por su parte, la exposición a glufosinato de amonio causa daños neurológicos y enfermedades cardiacas y respiratorias. También el glufosinato aumenta el riesgo de malformaciones congénitas porque cuando las mujeres embarazadas están expuestas el compuesto atraviesa la barrera placentaria y el feto entra en contacto.
Qué no nos dicen:
Las especificaciones del glifosato recomiendan usar de uno a dos litros por hectárea de cultivos transgénicos y el glufosinato en dosis de un miligramo al día, lo que representa una cantidad considerable que pone en riesgo al ambiente y a las personas que manejan estas sustancias. Por si fuera poco, debido a que el glifosato es un herbicida sistémico, sus residuos quedan en el interior de la planta y pueden ser transferidos a quienes la consumen. En cambio, el glufosinato puede causar efectos a la salud de los agricultores y jornaleros cuando éstos están en contacto con las hojas impregnadas del compuesto. Finalmente, la experiencia en otros países indica que después de un tiempo estos herbicidas son inútiles, pues las plantas que en un inicio atacaban se vuelven resistentes y en pocos años los cultivos transgénicos requieren nuevas sustancias aún más tóxicas y más peligrosas para el ambiente y la salud.
Para ampliar información consulte la página www.uccs.mx y el reporte científico de la UCCS: http://www.uccs.mx/doc/o/uccs-ongs_es
Referencias
1 Guilherme S., Santos MA., Barroso C. 2012.
2 Piola L., Funchs J., Oneto ML., et al. 2013.
3 Yadav SS., Giri S., Singha U. 2013.
4 Henneberger PK., Liang X., London SJ., et al. 2012.
* Programa riesgos ecotoxicológicos, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad AC
Las especificaciones del glifosato recomiendan usar de uno a dos litros por hectárea de cultivos transgénicos y el glufosinato en dosis de un miligramo al día, lo que representa una cantidad considerable que pone en riesgo al ambiente y a las personas que manejan estas sustancias. Por si fuera poco, debido a que el glifosato es un herbicida sistémico, sus residuos quedan en el interior de la planta y pueden ser transferidos a quienes la consumen. En cambio, el glufosinato puede causar efectos a la salud de los agricultores y jornaleros cuando éstos están en contacto con las hojas impregnadas del compuesto. Finalmente, la experiencia en otros países indica que después de un tiempo estos herbicidas son inútiles, pues las plantas que en un inicio atacaban se vuelven resistentes y en pocos años los cultivos transgénicos requieren nuevas sustancias aún más tóxicas y más peligrosas para el ambiente y la salud.
Para ampliar información consulte la página www.uccs.mx y el reporte científico de la UCCS: http://www.uccs.mx/doc/o/uccs-ongs_es
Referencias
1 Guilherme S., Santos MA., Barroso C. 2012.
Differential genotoxicity of Roundup® formulation and its constituents in blood cells of fish (Anguilla anguilla): considerations on chemical interactions and DNA damaging mechanisms.Ecotoxicology 21(5): 1381-1390.
2 Piola L., Funchs J., Oneto ML., et al. 2013.
Comparative toxicity of two glyphosate-based formulation to Eisenia andrei under laboratory conditions.Chemosphere 91(4): 545-551.
3 Yadav SS., Giri S., Singha U. 2013.
Toxic and genotoxic effects of Roundup on tadpoles of the indian skittering frog (Euflictis cyanophyctis) in the presence and absence of predator stress.Aquat. Toxicol. 15: 132-133.
4 Henneberger PK., Liang X., London SJ., et al. 2012.
Exacerbation of symptoms in agricultural pesticide applicators with asthma. Int. Arch. Occup. Health 14. En línea: http://link.springer.com/article/10.1007/ s00420-013-0881-x
* Programa riesgos ecotoxicológicos, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad AC
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