João Pedro Stédile*
La historia de Fidel es indescriptible, no podemos delinearla apenas con palabras. Entonces, me gustaría dar un testimonio.
Él
uso toda su sabiduría, conocimientos, capacidad de líder y dedicación
para construir a lo largo de la década de 1960 un pueblo unido, que se
transformó en imbatible, enfrentando a las fuerzas económicas y
militares más poderosas del siglo XX: el capital de Estados Unidos.
Durante
todos esos años, el pueblo supo enfrentar las peores adversidades, sean
naturales, con sus huracanes y vendavales. Afrontó un bloqueo económico
inaceptable. Y se mantuvo de pie en una guerra permanente, incluso con
una invasión militar en 1961 en Bahía de Cochinos.
Enfrentó las
dificultades de una sociedad con límites en la producción de bienes
materiales, una herencia colonial de extrema desigualdad, del trabajo
esclavo, del monocultivo de la caña y de la servidumbre cultural.
Desafió los peores momentos de un país periférico, dependiente de la geopolítica mundial.
Venció todas las batallas.
Construyó una sociedad que busca intensamente la igualdad de derechos y oportunidades entre todos los ciudadanos.
Derrotó la ignorancia y se transformó en el país de mayor índice de escolaridad del mundo.
Produjo
medicina preventiva, humanitaria y solidaria que envió más de 60 mil
médicos a casi todos los países y órganos internacionales juntos. Y nos
mandó 14 mil médicos para que 44 millones de brasileños pudiesen conocer
por primera vez la atención medica preventiva de calidad.
Fue
siempre solidario con todos los pueblos del mundo que lucharon contra la
opresión y explotación, sobre todo en América Latina y en África.
Nuestra
agrupación, Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST),
recibió la solidaridad permanente y el apoyo del pueblo cubano, con sus
escuelas técnicas, en su Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM),
donde se formaron cientos de jóvenes pobres brasileños, y recibieron la
experiencia y el método de alfabetización de adultos (¡Yo sí puedo!).
Construimos juntos las articulaciones internacionales de movimientos,
Vía Campesina, ALBA, con campesinos cubanos de la ANAP y sus técnicos de
agronomía de la Actaf, con CTC, el Centro Luther King, etcétera. Pero,
sobre todo, aprendimos mucho con su ejemplo de lucha y de persistencia.
Participamos activamente con el pueblo cubano de la campaña anti-ALCA y contra el dominio del imperio sobre América Latina.
Y Fidel fue siempre el organizador e inspirador de todo el pueblo.
No
es lugar aquí, ahora, para enaltecer las cualidades personales de esa
figura única, de estadista, sabio y estratega político. Quería apenas
reforzar para nuestra militancia su ejemplo, en dos aspectos
fundamentales de su vida. El amor al estudio, Fidel fue un propagandista
de la importancia del estudio, del conocimiento científico, de la
educación liberadora. Estudió siempre, desde joven hasta sus últimos
días. Afirmaba siempre:
sólo el conocimiento libera verdaderamente a las personas!, repitiendo a su inspirador: Martí.
Estuvo
siempre junto con su pueblo, en todos los momentos, siendo el primero
de la fila, en todas las situaciones difíciles: en la guerras, en la
organización de la producción y del conocimiento . No midió esfuerzos y
dio ejemplo del espíritu de sacrificio.
Fidel fue un hombre genial, por sus ideas y por su coherencia.
Nos dejó un legado fantástico, como ejemplo a seguir.
¡Viva Fidel! ¡Fidel vivirá para siempre!
* Dirigente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil.
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