1. La guerrilla izquierdista de las FARC, que surgió en 1964 en Colombia al calor de otras guerrillas nacidas en Guatemala, Venezuela, Perú, Bolivia, ejemplificas por la Revolución Cubana que triunfó en 1959, sirvió de freno al imperialismo yanqui en su objetivo de tragarse a Colombia. Aunque también fue el pretexto de ese imperio para llenar de bases militares a ese gran país que hoy cuenta con 50 millones habitantes. Así que Colombia es estratégico para el imperio del norte por la vigilancia que ejercen sus bases militares, de la guerrilla y del trasiego de drogas.
2. Por ello el grito de alerta del ex presidente Samper: “El acuerdo firmado el pasado 30 de octubre entre los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos, para permitir la presencia de tropas y el estacionamiento de aeronaves de guerra norteamericanas en siete bases estratégicas colombianas, tendrá unas graves implicaciones en la determinación de la futura política exterior colombiana apenas comparables a las que resultaron cuando, a comienzos del siglo XIX, el país perdió el istmo de Panamá”. (Expresidente Ernesto Samper, 1994-96)
3. Escribe Samper: Los nuevos enclaves militares norteamericanos en Colombia y, más concretamente, la base de Palanquero, localizada en el corazón del país y considerada la fortaleza emblemática de nuestra Fuerza Aérea, cumplirá este objetivo de aseguramiento estratégico de Suramérica y la costa occidental de África a través de la isla de Ascensión, cercana a la ciudad de Recife en Brasil. Samper escribe en serio, pero nadie analiza ni discute como acabar con esa situación. Todos se quedan en el chisme personal, en “si tú robaste y yo no robé”.
4. La situación colombiana, que muchos observamos muy preocupados desde hace décadas, no pasa en la cabeza de los candidatos o por lo menos no la analizan ni la discuten. Observé hoy un debate entre el derechista/uribista Federico Gutiérrez, la centro/derechista Ingrid Betancourt y el socialdemócrata Gustavo Petro. De entrada aplaudí la informalidad en el vestido (sin traje y corbata) de candidatos y presentadores y el hacer a un lado lo “ceremonioso” de dar la palabra; pero al escuchar me enteré que el debate presidencial sólo era una olla de chismes.
5. Ninguno habló de extirpar la dependencia yanqui, el dominio militar y económico que ejercen los EEUU; la necesidad de expulsar las bases militares, acerca de la corriente de las FALC que firmaron la paz; las guerrillas que aún están activas contra el gobierno de Duque; de cómo acabar con el trasiego de drogas que, se acusa, salen de Colombia. Nadie trató las relaciones con otros países de América, el papel de la OTAN como ejercito asesino yanqui (¿Colombia pertenece a la OTAN?) y la confrontación que hay en Ucrania. Dedicaron su tiempo los tres candidatos al chismorreo y a acusaciones personales idiotas.
6. Si la balanza favorece a Petro -por ser su tercera campaña, además de ser centro/izquierda- pues él debió mandar al carajo a sus dos oponentes por no discutir los problemas centrales más importantes que necesita Colombia resolver. A mí los chismes políticos personales me descomponen el estómago. Cuando oigo chismes en la Mañanera de López Obrador: que si los hijos, los hermanos, los amigos, los expresidentes, Gerst Manero, empresarios, desfalcaron, saquearon –sin que ningunos sea castigado con la cárcel- pues me dá ganas de “ir al baño”, como dicen aquí. (18/III/22)
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