2/07/2010


El dominio de la corrupción

Calderón a Juárez y Carstens con salario minimo

Si no se hubiera tratado de un futbolista destacado con seguridad la policía hubiera dejado enfriar y morir el asunto, una persona hubiera sido asesinada, el dinero hubiera frenado a los investigadores policíacos, callado a los medios de comunicación y la sociedad confundida se encontraría frente a un caso de más de infamia en la gran ciudad, pero en este caso el asesino se metió con la persona equivocada, calentó una plaza que conducía sus negocios con toda tranquilidad, con las protecciones apropiadas y le dio en el corazón a uno de los intereses más importantes del país: el deporte y la empresa dueña del Club América.

El caso Cabañas evidencia lo que todos sabemos: la corrupción asola a México y no hay espacio que se salve, pero da muchas otras lecturas, que parten de la misma premisa: en México se violentan las normas y las leyes sirven para violarse.

La gente que se encontraba en el bar sabía que estaba violando los reglamentos vigentes en la Ciudad de México, y esto no excluye a nadie.

El bar violaba el reglamento de operación. Los empleados del bar y quién les haya dado las órdenes demuestran una falta de respeto a la ley que los lleva a alterar la escena del crimen y a impedir la entrada de la policía. Al parecer vale más la disciplina al patrón que el respeto a la autoridad, aunque de por medio haya un acto delictivo.

Al parecer hubo una instrucción por la red de la policía de mantener el asunto bajo secreto, esto nos indica que en el manejo policiaco hay cuestiones que se evita lleguen al conocimiento del público y que se pueden manipular a la conveniencia de alguien, sin que pueda decirse que hay un interés nacional.

Los documentos mostrados del presunto responsable fueron falsificados, con lo que se comprueba que con unos billetes se pueden conseguir medios de identificación que deberían ser fieles. Recuerdo que el secretario de gobernación Carpizo quiso encarcelar a una persona que sacó dos credenciales de elector para demostrar que no eran infalibles.

El vehículo en que se dan a la fuga los presuntos asesinos carecía de placas. En Ciudad Juárez, se calcula casi el 50% de los vehículos circulan sin placas, lo que según las autoridades ayuda a encubrir el crimen, porque los delincuentes saben que no hay manera de rastrearlos y esto genera una gran impunidad. Ya no importa que el gobierno deje de recaudar los impuestos correspondientes, sino que en efecto si en o con ese vehículo se comete un crimen, es difícil rastrearlo, aunque tratándose de un vehículo nuevo no debe ser difícil conseguir la información en las agencias de autos.

Las autoridades delegaciones demuestran que saben guardar los silencios pertinentes y lo mismo hacen sus compañeros de partido, eso demuestra que en México los intereses facciosos están por encima de la ley y hasta la atropellan. Se evidencia que las autoridades dejaron de revisar ese establecimiento y los dueños de bares denuncian que tienen que pagar hasta un millón de pesos para operar ya sea en lugares inadecuados o en horarios fuera del reglamento, vaya usted que más se oculta bajo esa compra de los funcionarios.

La presencia del deportista en ese antro despierta varias consideraciones: como modelo a seguir para mucha gente entre los que se encuentran sin duda muchos jóvenes, se debe preguntar que hacía en las bajas horas de la mañana en un bar y porque lo hacía violando los reglamentos, corremos el riesgo que transmita el peor mensaje posible: te haces famoso y rico y adquieres licencia para hacer lo que te venga en gana.

En los estudios de calidad de la democracia, se sostiene que uno de los indicadores para medir esta calidad es el dominio de la ley, es lo que en México pomposamente se denomina el Estado de derecho, e implica que todas las partes se comprometen a seguir los lineamientos legales y respetar la ley. Sin tratar de usar un solo ejemplo para calificar la ausencia de cultura legal en México o el desden por la ley y las normas por parte de ciudadanos, policías, funcionarios, políticos, el caso Cabañas demuestra de manera concentrada como la sociedad mexicana toma a la ley estrictamente como un elemento de referencia aunque no para ser respetado.

Poco favor se le hace a la política cuando aquellos responsables de que se aplique la ley la pisotean y la sociedad simplemente entendió el mecanismo que permite hacer lo que venga en gana, eso si, mostrando unos billetes.

Samuel Schmidt
schmidt@mexico.com

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