Asumen mayores cargas que impactan en su salud, revela estudio
Profundiza crisis económica pobreza de mujeres rurales
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 14 abril 10 (CIMAC).- La escasez de recursos económicos de las mujeres rurales para cubrir sus necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación, propicia que asuman mayores cargas de trabajo que impactan en su salud por los altos niveles de estrés, afirmó la investigadora Elsa Pérez Paredes.
La analista de la problemática del campo mexicano especializada en género, que trabaja con comunidades rurales, desde hace más de una década, sostiene que la vida de las mujeres rurales se ha ido transformando al mismo tiempo que su entorno.
La migración de sus cónyuges a Estados Unidos, Canadá o a otras ciudades del país, derivó primero en su soledad y luego en el aumento de sus cargas de trabajo y sus responsabilidades.
Estos factores, “han afectado su salud mental, se puede observar un aumento en sus niveles de estrés, las mujeres rurales ya no son más, quienes llevaban los ritmos apacibles de vida”, indicó la investigadora.
El cambio comenzó hace ya varios años, pero se profundiza con la actual crisis económica, constató la especialista, quien recién colaboró en la investigación “Componentes y tendencias actuales de las estrategias de sobrevivencia de las familias campesinas: percepciones, perspectivas, y alternativas para el desarrollo de Senguio, Michoacán”.
Los resultados de este estudio, que se basa en 30 entrevistas a mujeres y hombres de tres poblados de Senguio, señalan que la mayoría de las mujeres son jefas de familia 9 meses al año, mientras que sus parejas migran en busca de un empleo que les permita sobrevivir.
De acuerdo con la investigación, elaborada por Espacio autónomo, el 20 por ciento de las personas que migran en Senguio se dirigen a Estados Unidos, 3 por ciento va a Canadá, y 10 por ciento migra a otras entidades del país, y el resto migra a ciudades cercanas, las principales son: Ciudad Hidalgo, Marabatio, y Morelia.
En ausencia de sus parejas, ellas se hacen cargo del trabajo en el campo, del cuidado y formación de sus hijas e hijos, así como las tareas de sus hogares. Algunas de las mujeres de Senguio salen a trabajar, la ocupación más frecuente es el trabajo doméstico, por el que reciben en promedio 800 pesos mensuales.
Además de la carga de trabajo, otros factores que aumentan la tensión en las mujeres rurales son: la soledad, propiciada por la ausencia de sus parejas, y el desamparo económico y emocional, en el que algunos las dejan.
Este fenómeno también ha generado la ruptura de redes sociales, y de su acceso a la información, por lo que “creen que sólo ellas lo viven”.
Otro aspecto, que aumenta el estrés en las mujeres de la región es el contexto de violencia, ya que en los últimos años ha crecido la presencia del narcotráfico, “que siempre tienen presente la amenaza de la violencia sexual”.
ESCASEZ
Al tiempo que aumentó la violencia, en Senguio disminuyó la capacidad de consumo de las familias, debido a la reducción de su ingreso.
Actualmente, 40 por ciento de las familias entrevistadas en las tres comunidades de Senguio (Segunda manzana, Primera Fracción, y Calabozos) tienen un ingreso mensual de mil 200 pesos.
Mientras que el 50 por ciento percibe de 2 mil a 3 mil pesos, y sólo 10 por ciento refirió percibir un ingreso de más de 5 mil pesos al mes, estas personas dependían económicamente de las remesas provenientes de los países del norte del país.
De la población entrevistada, la mitad son personas ejidatarias y la otra mitad avecindadas.
La mayoría de ellas, siembran para el autoconsumo, pues cultivar para vender ya no es una actividad rentable”, debido a los altos costos de los fertilizantes y demás aditamentos que requieren para esta labor, los cuales contrastan con los precios “tan baratos a los que tienen que dejar sus productos para poder venderlos a los intermediarios”.
Al respecto, el estudio de Espacio autónomo arrojó que 60 por ciento de las familias cosechan para el consumo propio, 27 por ciento siembran para vender, y el 13 por ciento restante no siembra porque no tienen tierras.
Estas familias gastan en promedio 400 pesos a la semana en alimentación, de 100 a 200 en transporte, y alrededor de 110 pesos en servicios de salud, en consulta y abastecimiento de medicamentos, pues en la región sólo hay un centro de salud público, el cual resulta insuficiente para atender a la población del lugar.
ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA
Ante la escasez de recursos, las mujeres de Senguio siembran hortalizas, y crían animales de traspatio, los productos que generan son para el autoconsumo de sus familias.
Otra estrategia de sobrevivencia de las mujeres de la región son las artesanías, bordan servilletas con motivos de la mariposa monarca, ésta representa una “entrada importante”, cada año.
En tanto, algunas familias de migrantes que estuvieron en Estados Unidos o en Canadá tienen “pequeños” negocios de artículos de limpieza, tiendas de abarrotes o se dedican al ecoturismo, “aprovechando” la cercanía de Senguio con el Santuario de la mariposa monarca.
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