Demuestra ciencia que la enfermedad es causa de disfunción sexual
Estereotipos sobre alcoholismo dañan más a las mujeres
Por Aloyma Ravelo
La Habana, 19 abr 10 (PL/CIMAC).- Casi ningún alcohólico o alcohólica se ve a sí mismo como enfermo o adicto, porque en general piensan que son bebedores sociales y aunque beban de más, nunca reconocen el alcoholismo.
Empiezan a consumir alcohol en público y, cuando ya lo hacen en privado, siguen negando su adicción a esta droga lícita.
En el caso de las mujeres, es más difícil reconocer la adicción, pues sobre ellas pesa un estigma social tendente a condenarlas más que a los hombres, a la hora de consumir bebidas alcohólicas.
De acuerdo con la psicóloga española Jeannette Rojas, los estereotipos sociales para mujeres y hombres son diferentes. En el caso de las mujeres se basa en la idea de que el alcohol propicia una conducta promiscua.
En el antiguo Israel, por ejemplo, existían reglas limitantes del acceso al alcohol para las mujeres, fundamentadas en el criterio de que actuaba como estimulante sexual y promovía el adulterio.
Actitudes similares fueron mantenidas en la antigua Roma, donde las mujeres tenían estrictamente prohibido el uso de alcohol.
La Ley de Rómulo impuso la pena de muerte a las mujeres que bebían y a las adúlteras; ambas acciones eran graves transgresiones.
En 1798, el filósofo alemán Enmanuel Kant se pronunció sobre el alcoholismo entre las mujeres, al afirmar que ellas debían evitar emborracharse debido al lugar privilegiado que ocupaban en la sociedad.
Toda esta larga cadena de sucesos dieron al imaginario popular de una muy mala reputación, en todos los sentidos, para las mujeres alcohólicas. Existe en la actualidad también la tendencia de rechazar mucho más a las mujeres que a los hombres con problemas de alcoholismo.
Costó mucho a las mujeres aceptadas en los grupos de Alcohólicos Anónimos. Durante mucho tiempo no fueron aceptadas en esa organización, comenta la especialista Jeannette Rojas.
Otra reflexión importante aportada por las investigaciones es que al considerar que la mujer bebedora es inmoral, aumenta el riesgo de convertirla en un blanco para sufrir un abuso de cualquier clase, sobre todo sexual.
Es cierto que una mujer con una dosis alta de alcohol en su cuerpo pierde la capacidad de análisis, la responsabilidad y se vuelve muy vulnerable.
En relación con la sexualidad, estudios reportan que consumidoras de alcohol manifiestan sentimientos de excitación sexual, pero su respuesta psicológica sexual es depresiva.
Ello conduce a la siguiente pregunta: ¿Existe evidencia experimental de que el alcohol estimula sexualmente a las mujeres y precipita una conducta promiscua?
EFECTOS EN LA SALUD
La investigación médica y la sexología han demostrado que beber mucho y de manera prolongada es una de las causas principales de las disfunciones sexuales y reproductivas de las mujeres.
Entre las disfunciones se encuentran la disforia premenstrual (exagerada depresión después de la menstruación), anorgasmia (ausencia de orgasmo), dispareunia (dolor en la relación sexual), vaginismo (espasmo en la vagina).
En la esfera reproductiva, podemos citar un mal causante de estragos: el Síndrome Fetal Alcohólico, que puede originar innumerables males físicos y psíquicos en el bebé, amén de su predisposición al alcoholismo.
A pesar de estos probados conocimientos, mucha gente todavía piensa que el alcohol es un estimulante sexual, no sólo para las mujeres, sino también para los hombres. Muchos han podido comprobar, que el alcoholismo no liga para nada con la actividad sexual.
Este sería el reto: continuar con la divulgación constante para desmitificar el alcohol como “el puente hacia las maravillas de la excitación erótica” y reconocer que termina provocando mucho más daño que beneficio.
Y seguir el consejo sabio de un amigo, sexólogo alemán: El alcohol es como la sal en la sopa; una pizca la hace muy sabrosa, pero un terrón la hace intragable.
Aloyma Ravelo (*) La autora es periodista, master en salud sexual y reproductiva y colaboradora de Prensa Latina.
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