MÉXICO, D.F., 19 de abril (apro).- El menosprecio de Felipe Calderón a la matanza de inocentes en su “guerra” contra el narcotráfico, que representa la más reciente prueba de que su única grandeza es la estupidez, no es sólo repudiable de suyo, sino por algo más grave: La incitación a crímenes contra adversarios políticos con impunidad garantizada.
El lenguaje belicoso de Calderón, cuyo fracaso en todos los órdenes aumenta su peligrosidad, ya tiene consecuencias en la vida cotidiana de millones de mexicanos y ha costado la vida a niños, jóvenes y mujeres ajenos a una “guerra” que lo único que no ataca es la riqueza de los capos.
Y a lo largo del territorio nacional proliferan las señales ominosas para los mexicanos, en especial aquellos que, en ejercicio de las garantías que consagra la Constitución, combaten pacíficamente decisiones arbitrarias del poder político subordinado al económico y que pueden ser computados a las bajas de los “sicarios” que, según el gobierno, suman casi 23 mil en tres años.
En este marco de discurso y acción belicista han sido ya asesinados defensores de los derechos humanos y están en la cárcel las indígenas Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, sentenciadas a 21 años de cárcel por secuestrar, presuntamente, a seis elementos de la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI), de cuyo caso se burla Juan de Dios Castro, el subprocurador general de la República, cuya hermana Rosario ha sido acusada de tener nexos con el narcotráfico.
Un caso de estos es el que tiene lugar en la región de Los Altos de Jalisco, donde un vigoroso movimiento se opone a la construcción de la presa El Zapotillo y por ello está siendo objeto de represión de parte de las autoridades federales y estatales, que incluye el uso de fuerzas policíacas, provocaciones cotidianas y amenazas de muerte.
Es preciso estar al tanto de la represión a los opositores a la construcción de la prensa --que en el proyecto de la Comisión Nacional del Agua (Canagua) surtirá el líquido a los municipios de Los Altos de Jalisco y a León, Guanajuato--, porque luego podría resultar que, conforme al credo de Calderón, fueran confundidos con “sicarios”.
El propio Calderón ha sido enterado, mediante una carta, de la denuncia que se presentó, el viernes 9 de abril, en la Procuraduría General de Justicia de Jalisco, por las amenazas de muerte contra una periodista que hacía su trabajo y tres activistas que se oponen a la construcción de la presa que desaparecería de los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Copia de la carta, suscrita por la organización no gubernamental Centro de Derechos Humanos Coordinadora 28 de Mayo, fue enviada también al gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, así como a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), al Representante del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en México y a Amnistía Internacional.
La carta dice: “El día sábado 3 de abril del 2010, estando en el negocio de Manuel de Jesús Carvajal Jiménez, en Temacapulín, Jalisco, fueron amenazados de muerte los hermanos Manuel de Jesús y Juan Agustín Carvajal Jiménez, integrantes del Comité Salvemos Temaca Acasico y Palmarejo; Marco Joachim Von Borstel Nilsson, miembro del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec), y la periodista Jade Ramírez Cuevas Villanueva, de Medios UDG Noticias, de Radio Universidad de Guadalajara, los cuales se encontraban dando seguimiento a las actividades de Semana Santa, programadas por la comunidad y los comités en defensa de sus derechos y territorio frente a la imposición del proyecto de la presa El Zapotillo.
“Aproximadamente a las 10:15 p.m., del día 3 de abril, tres individuos no conocidos por los presentes ni el resto de la comunidad de Temacapulín, entraron al negocio de Manuel de Jesús Carvajal Jiménez (El Bombón) y amenazaron a Marco Von Borstel y a Jade Ramírez Cuevas Villanueva, lanzando una serie de improperios e insultos, diciendo: 'La presa se va hacer, no entiendo por qué siguen ahí y no respetan al gobierno'. Dijeron que eran empleados federales.
“Antes de estos acontecimientos, los individuos ya se habían acercado a Juan Agustín Carvajal Jiménez para decirle: 'tú, tu hermano el gordito (Manuel de Jesús Carvajal Jiménez, El Bombón), ella (refiriéndose a Jade Ramírez) y el del sombrero (refiriéndose a Marco Von Borstel), los cuatro, ya valieron para pura chingada, se van a morir pronto porque están alborotando la gallera'.”
En la carta dirigida a Calderón se anota: “Estos graves hechos se suman a otras acciones de amenazas y hostigamiento que las comunidades y los integrantes de los comités en resistencia han venido sufriendo durante el desarrollo del proyecto de la presa El Zapotillo”.
Aunque, en efecto, la propia Comisión Estatal de Derechos Humanos envió al gobernador la recomendación 35/2009 para que garantice el respeto y la integridad de los opositores al proyecto que a nivel federal encabeza el yunquista José Luis Luege, director general de la Canagua, a González Márquez le ha importado poco y apenas el viernes 16 ordenó un operativo de intimidación en Temacapulín.
En una reunión de pobladores afectados con 10 senadores y 16 diputados federales, así como con el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, fue desplegado un operativo policíaco que sólo se entiende por la paranoia gubernamental:
Justo a la plaza principal de Temacapulín, donde se reunieron unas 500 personas, se colocaron 28 elementos de la policía estatal provistos de poderoso armamento, que descendieron de siete patrullas también estatales, sin placas de circulación y con los números de seria tapados con cinta.
¿Una reunión pacífica, amparada en la Constitución, merece un despliegue de esa magnitud? Para Calderón, que desprecia la Carta Magna, claro que sí.
Si en este caso Calderón desiste de su política intimidatoria, debe proceder a castigar a los tres individuos que amenazaron de muerte a los activistas y a la periodista, cuyas fotografías están anexadas a la denuncia...
Apuntes
A la fuente de la información, Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, no se le puede atribuir mala fe, quizá sólo malicia, pero tiene sus implicaciones que Joaquín Sabina haya cantado ante Felipe Calderón “Llegó borracho el borracho”, el tema que compuso e interpretó José Alfredo Jiménez… Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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