“Trabajamos 4 días y 4 no, sin prestaciones, ni condiciones de salud”
Incertidumbre laboral para las trabajadoras de la maquiladora Siete Leguas
Incertidumbre laboral para las trabajadoras de la maquiladora Siete Leguas
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México, DF. 14 may 10 (CIMAC).- “De un año para acá, por cualquier cosa te despiden, por alzarle la voz al supervisor, si te tardas cuando vas al baño, o si llegas un poco tarde. En 2008, éramos 2 mil personas, y ahora somos 700”, señaló María Natividad Quiroz Quevedo, trabajadora de la maquila en Lerdo, Durango.
Los empleos que se perdieron de mediados de 2008 a la fecha, no se han recuperado, por el contrario, además de las trabajadoras y trabajadores despedidos, hay quienes se van de las maquiladoras porque no les conviene laborar en una fábrica que, como la mayoría de la región, permanece en paros técnicos.
“Hay mucha gente a la que no le conviene estar así: 4 días con trabajo y 4 no”, expresó Natividad.
De 2009 a la fecha, la duranguense labora “con horarios y sueldos recortados”. Derivado de los paros técnicos su salario, del cual depende la manutención de dos niñas y un niño, se redujo a la mitad, gana de 450 a 520 pesos semanales.
A quienes trabajan en la maquiladora Ropa Siete Leguas, “nos dicen: ‘si quieren las condiciones que tenemos ahorita, adelante, pero si no, ahí está la puerta’, pero no te hablan de una liquidación justa, simplemente muchas gracias y adiós”, expresó la mujer, de 36 años de edad.
Las personas despedidas “así como llegaron sin nada, se van sin nada”, independientemente de la causa del despido, no reciben indemnización.
SIN DERECHOS LABORALES
Natividad Quiroz trabaja en Ropa Siete Leguas, desde hace tres años, esta fábrica se dedica a realizarles “acabados” a pantalones de mezclilla, el personal realiza “el desgaste en seco”, con un esmeril, similar a las maquinas afiladoras de cuchillos.
En el área donde se ocupa Quiroz Quevedo, “hay mujeres y hombres, todos la pasamos mal porque las condiciones son muy precarias, pero a ellos les pagan más”, mencionó.
A pesar de que “nosotras cumplimos las mismas metas, trabajamos la misma cantidad de pantalones, yo he visto que, por ejemplo, llegan bultos de 90 pantalones y nosotras tenemos que sacar la misma producción. La única diferencia es que el cheque de ellos sale más alto”, lamentó Natividad, quien labora en la industria manufacturera desde que tenía 19 años de edad.
Las trabajadoras de esta maquila “nos quejamos mucho, pero no nos hacen caso, si una hace grilla y pide que le expliquen porque le están pagando así, te corren”.
En esa empresa, donde las mujeres representan el 30 por ciento del total de las y los trabajadores, además de la desigualdad salarial y la inestabilidad en el trabajo, carece de las condiciones de seguridad e higiene necesarias.
SALUD EN RIESGO
El proceso de desgaste del pantalón de mezclilla desprende “mucha pelusa, que inhalamos todo el tiempo, sólo nos dan un tapa bocas de tela muy sencilla, que no nos cubre”, aseguró.
“Nos enfermamos de las vías respiratorias. Salimos con el cabello lleno de pelusa, nos quejamos, pero no hacen nada”.
Además, agregó, “con frecuencia sufrimos cortaduras con el esmeril, que utilizamos para desgastar el pantalón”.
“Tenemos las manos marcadas, porque no nos dan nada para protegernos, hasta que alguien se corta le dan una cinta para que se cubra las heridas, antes no”.
HOSTIGAMIENTO SEXUAL
De igual modo, “cuando acusamos a algún superior que se quiere pasar de listo, nos dicen: ‘seguro usted tuvo la culpa’”.
“Me han tocado supervisores que abusan de su poder, me han dicho: ‘vamos a hacer esto, y si no lo haces, te voy a poner un infierno hasta que te salgas’”.
“Si aceptas la propuesta sexual te va mal, pero si no aceptas te va peor”, ante esta situación, los patrones “hacen oídos sordos, me han pasado muchas cosas, pero qué hace uno, no queda de otra más que aguantarse”, lamentó.
Frente a este panorama, la solución sería tener un sindicato que defienda “nuestras causas”, pero en su centro de trabajo, “nadie habla de una representación de este tipo, cuando alguien reclama, los demás nos callamos, porque corres el riesgo de quedarte sin trabajo”.
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