10/01/2010

Los`periodistas pal café...


Julio Hernández López: Astillero
Le ha tocado el turno de la desestabilización a Ecuador. Uno a uno van siendo golpeados los países donde las urnas han permitido el desarrollo de proyectos nacio- nalistas y populares. Son fuerzas y litigios locales, aprovechados e impulsados por la central estratégica estadunidense que explora, ensaya y agrieta donde le es posible, con la intención de acelerar procesos irregulares de sustitución de presidentes que en una amplia gama de matices pueden ser adscritos a lo que se llama izquierda. En Honduras se estrenó el hipócrita estilo Obama, que se resiste a la aplicación cruda de los golpes y trata de disfrazarlos mediante la aceptación de hechos consumados y el paso del tiempo. En Ecuador se aprovecha la resistencia de segmentos policiales y militares a la nueva ley de servicio público que un día antes aprobó la Asamblea Nacional, la cual reduce prestaciones y privilegios a los uniformados, que así encuentran bandera de oportunidad para insubordinarse y abrir el camino a la posibilidad de un golpe de Estado.
En México también se han vivido las consecuencias de esas políticas del bushismo-obamismo, que sólo han tenido modificaciones cromáticas y tácticas. Los intereses dominantes de México encontraron respaldo pleno en los centros de poder de Estados Unidos para impedir que en 2006 se estableciera un gobierno federal que significaría reto y riesgo para ese entramado de altos privilegios. Lo que menos podía permitir el poderoso vecino es que a un lado de su frontera se instalara una admi- nistración progresista que de alguna manera extendiera la presencia e influencia de los aliados sudamericanos cargados a la izquierda. Prefirieron, por eso, inflar una opción menor pero, por ello, manejable, sobre todo a la hora de instalar en México la lamentable guerra contra el narcotráfico, que tuvo objetivos de control social, reducción de derechos y garantías, desman- telamiento institucional, abatimiento de lo que quedara del estado de derecho y emplazamiento de redes militares activas para enfrentar previsibles insurrecciones.
Ese golpismo indirecto, o no confeso, tiene en países como México vertientes que hasta ahora no han requerido el uso de las armas de fuego. Ha bastado el uso de los instrumentos de conformación de las percepciones nacionales, sobre todo de las televisoras de alcance nacional, marcadamente Televisa. Las fuerzas armadoras de la distorsión nacional se han constituido en jueces y verdugos, que sentencian y ejecutan mediante la utilización manipulada de sus pantallas, frecuencias y páginas, en un abanico mediático que a conveniencia pagada por los poderes facciosos promueven versiones falsas que acaban convirtiendo en verdad a fuerza de repetición, y difaman, persiguen y excluyen a quienes presentan posiciones distintas u opositoras. Televisa, en especial, ha demostrado una capacidad de represión selectiva que beneficia sus empresariales intereses y los del gobierno de golpismo electoral que hoy despacha desde Los Pinos.
Así, desde las pantallas de la compañía presidida por Emilio Azcárraga Jean se han fabricado telenovelas de nota roja como la de Salvador Cabañas y el Bar Bar, lo mismo que se ha atacado con saña a quienes pretenden instaurar una tercera cadena nacional televisiva o a quienes, como el diario Reforma, han insistido en las gangas con que Televisa y Nextel se están haciendo de nuevos negocios en materia de telecomunicaciones (Iusacell asegura que por esas concesiones deberían haberse pagado 5 mil millones de pesos, no 180 millones 300 mil pesos, lo que a juicio de la empresa de Ricardo Salinas Pliego es un robo). Televisa también ha mostrado su talante persecutorio en cuanto la periodista Carmen Aristegui trata a fondo en su noticiario radiofónico temas que resultan molestos para la firma cuyo emblema es El canal de las estrellas; igual agresión continua se mantiene contra el diputado panista Javier Corral, quien ha sido un persistente e informado denunciante de los excesos de dicha televisora.
Otro episodio de golpismo indirecto está a la vista en el caso de la corriente social que impulsa nuevamente a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. A lo largo de más de cuatro años se ha practicado en su contra un desa- fuero mediático, televisivo: no sólo se le ha construido una leyenda negra, sino que se le ha reducido a la condición de invisible. Lo que no es transmitido en las pantallas de las televisoras no sucede, de tal manera que al obstruir sistemáticamente la presencia de AMLO en las vitrinas electrónicas, se le pretende condenar a una muerte cívica y política. En ese libreto de exterminio visual se ha incluido la polémica decisión dividida del tribunal electoral federal de retirar del aire los pocos minutos que López Obrador podría estar en pantallas conforme a tiempos oficiales del Partido del Trabajo. No todos los golpes son mediante las armas de fuego.
Astillas
De visita en Morelia para conmemorar el natalicio de Morelos, el hermano de la Cocoa Calderón Hinojosa, quien busca ser candidata panista a gobernar Michoacán, defendió la validez y consistencia de las acusaciones hechas casi un año y medio atrás contra 35 funcionarios y presidentes munici- pales que, salvo uno, han sido declarados judicialmente inocentes y puestos en libertad. Con profunda convicción, el panista fraterno dijo que sí había elementos probatorios de la culpabilidad de los ahora exonerados, pero habló de que en el país existe un fenómeno del andamiaje, cobertura social o política que facilita obviamente la acción de los criminales... Viendo lo de Ecuador, ¿cuánto poder concentraría en sus manos el jefe máximo de una policía única en México?... El ERPI reitera que no tiene en su poder a Diego Fernández de Cevallos, sobre quien circulan insistentes versiones de que ya se ha pagado su rescate... Y, mientras el espirituoso gobernador de Jalisco reconoce haber ido a la casa del jefe de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla, la madrugada del día de la megamarcha en su contra, con unas copas previas y otras tomadas en ese domicilio, ¡feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx

Enrique Galván Ochoa: Dinero
Y ahora quién será el funcionario de CFE encargado de recibir las mordidas, como yates y automóviles Ferrari, y obviamente, el cash? Con la salida del gerente de Operaciones, Néstor Moreno Díaz, uno de los miembros del círculo cercano del director general, Alfredo Elías Ayub, ha quedado sin atender una de las vías principales por la cual presuntamente fluía la corrupción. Por otro lado, en días pasados la CFE anunció que mediante el esquema de inversión financiada (Pidiregas) autorizará que capital privado construya la primera central de ciclo combinado en Morelos, la cual tendrá un costo de 9 mil 311 millones de pesos (721.8 millones de dólares). La noticia despertó el interés dentro y fuera de México; se trata de una inversión de envergadura. ¿Con quién hay que platicar ahora para entrar al negocio? Produjo cierto desconcierto la noticia de que una empresa internacional, ABB Group, con sede en Suiza, se avino a pagar una multa millonaria al gobierno de Estados Unidos, aceptando su culpabilidad en una relación de corrupción con funcionarios de la CFE. Sin embargo, dicen los enterados, eso no cambiará la dinámica de la empresa paraestatal. Simplemente será cuestión de esperar que Elias Ayub –agregan con picardía– lance alguna señal de quién o quiénes serán los contactos en el futuro. Aquí en México nadie se siente amenazado con motivo de que la CFE haya presentado una denuncia de hechos en la Procuraduría General de la República a fin de profundizar en el caso ABB. Si el asunto está en la PGR eso significa que no hay nada de qué preocuparse, Elías Ayub sigue firme en su puesto con el apoyo del presidente Calderón. ¡Que viva el año de Hidalgo!

Julio Boltvinik: Economía Moral
El título de esta entrega es el del libro en el cual se publica la versión corta del Informe de la Comisión sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, conocida como Comisión Stiglitz, creada por Nicolás Sarkozy, presidente de Francia (The New Press, Nueva York y Londres, 2010). La versión larga puede encontrarse en www.stiglitz-sen-fitoussi.fr. El libro incluye un prólogo de Sarkozy y un prefacio firmado por los tres economistas que encabezaron la Comisión: Joseph Stiglitz, Amartya Sen y el francés Jean-Paul Fitoussi. La lista de los 22 miembros de la Comisión incluye nombres muy conocidos como los de Kenneth Arrow, Anthony Atkinson y Angus Deaton. La inmensa mayoría son economistas de la corriente principal y sólo provienen de 3 países dominantes (EU, Gran Bretaña y Francia), con la excepción de un miembro de la India. Es decir, se trata de una mirada desde adentro del mundo de la ciencia económica que practican. Por un lado, el informe está atrapado en la visión monetarista que busca expresar todo como valores mercantiles, en la contradicción valor-valor de uso, de la que no son concientes.

Carlos Fernández-Vega: México SA
En este México lindo y querido en el que cotidianamente se registran asesinatos sin asesinos, responsabilidades sin responsables, saqueo sin saqueadores, violaciones sin violadores y atracos sin atracadores, brinca a la palestra una empresa pública de clase mundial y aporta una perla adicional a ese arraigado cuan oscuro país de los delitos sin delincuentes, del nadie sabe, nadie supo: en la Comisión Federal de Electricidad hay corruptores, pero no corruptos. Así es: la CFE es una empresa de soborno mundial, aunque su director general, Alfredo Elías Ayub, asegure que de eso nada sabe y nada supo.
Como en su momento se comentó en este espacio (28 de noviembre de 2009), prácticamente en el mismo momento en el que Felipe Calderón condecoraba a Alfredo Elías Ayub y destacaba su gran labor en sus diez años al frente de la Comisión Federal de Electricidad, en Estados Unidos el Departamento de Justicia procedía judicialmente en contra de dos empresarios (uno mexicano, otro estadunidense) acusados de encabezar una red de corrupción en la CFE, cuyo objetivo era amarrar contratos con la paraestatal mexicana. Aún con la condecoración al pecho, el funcionario pintó su raya y se apresuró a declarar lo siguiente: quiero dejar muy claro que tuvimos conocimiento de esto ayer (lunes 23 de noviembre de 2009), y de inmediato presentamos la denuncia ante la Procuraduría General de la República para que se investigue a fondo; pero ese contrato viene desde 1997 y yo entré como director en 1999. De hecho, la paraestatal indica que el 24 de noviembre de 2009 se presentó la denuncia correspondiente ante el titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos y contra la Administración de Justicia (averiguación previa número PGR/AP/MELDCSPCAJ/SP/M-XXVI/136/2009).
Eso dice, pero lo cierto es que de 1999 a la fecha la paraestatal firmó cuando menos 374 contratos (51 por ciento de ellos por adjudicación directa) con la trasnacional que otorgaba los sobornos. Lo más llamativo del caso es que de 1997 a 2010, cinco han sido los titulares de la Secretaría de la Función Pública (antes de Contraloría y Desarrollo Administrativo) y ninguno de ellos, como tampoco Elías Ayub, tuvo conocimiento del asunto que se comenta (versión oficial). En dicho periodo, por esa dependencia del Ejecutivo pasaron Arsenio Farell Cubillas (1995-2000), con Zedillo; Francisco Barrio Terraza (2000-2003); Eduardo Romero Ramos (2003- 2006), este par con Fox; Germán Martínez Cázares (2006-2007) y Salvador Vega Casillas (2007 a la fecha), esta dupla con Calderón, y nadie metió la mano para investigar esa red de corrupción, la empresa que pagaba sobornos y los nombres de los funcionarios que los recibían, a cambio de otorgar jugosos contratos con la CFE.
En noviembre pasado, una vez destapado el estercolero, Elías Ayub exigió (así lo dijo) a la Procuraduría General de la República (ya con Arturo Chávez Chávez en la oficina principal) que investigara todo lo relacionado con el caso; eso es lo que le pedimos a la PGR: que investigue. Casi un año después, esta dependencia del Ejecutivo nada sabe, nada supo. Ahora bien, si este asunto se hizo público no fue gracias a la CFE, su órgano de control interno o la Secretaría de la Función Pública. No, el destapador de caños fue el Departamento de Justicia de Estados Unidos (ver La Jornada del 24 de noviembre de 2009, en nota de David Brooks), y la Comisión de Valores de aquel país (SEC) la que siguió el hilo, investigó y ayer presentó cargos en contra de la empresa trasnacional ABB Group (con sede en Zurich, Suiza, que aquí opera como ABB de México, la que sobornó a cambio de los jugosos contratos con la Comisión Federal de Electricidad) por violar el Acta de Prácticas Corruptas en el Extranjero “por haber utilizado a subsidiarias para pagar sobornos a funcionarios en México y obtener negocios con empresas de energía propiedad del gobierno mexicano…”
Tras conocer la decisión del Departamento de Justicia y de la SEC, la trasnacional ABB Group de inmediato se declaró voluntariamente culpable por violar las disposiciones del gobierno de Estados Unidos contra el soborno (Foreign Corrupt Practices Act, FCPA), por lo que aceptó, de acuerdo con su propio comunicado de prensa, pagar poco más de 58 millones de dólares por concepto de devoluciones, intereses y sanciones y así resolver los cargos derivados del Departamento de Justicia y la SEC por los contratos de desempeño en México desde 1997 hasta 2005, y la participación de algunas de sus filiales en el programa de la ONU Petróleo por Alimentos en Irak de 2000-2004.
Entonces, la investigación de actos de corrupción en la Comisión Federal de Electricidad no la realizó esta paraestatal, ni su órgano de control interno. Mucho menos la Secretaría de la Función Pública, amén de que la Procuraduría General de la República acumula casi un año sin notificar cómo va la investigación exigida por Alfredo Elías Ayub. No, no fueron las legalmente encargadas por el gobierno mexicano, sino dos instancias del gobierno estadunidense las que aportaron luz sobre dichas corruptelas: ya se sabe en dónde, cómo, para qué y quién pagó los sobornos, pero en la magia gubernamental del nadie sabe, nadie supo, los sobornados mexicanos nunca existieron. Eso sí, por una mera casualidad de la vida a mediados de agosto pasado el director de operación de la CFE, Néstor Moreno Díaz, pidió licencia de su cargo. Un mes después, a escasos días de que la SEC se manifestara en el caso de ABB Group, este personaje presentó su renuncia definitiva al cargo que ocupaba en la paraestatal.
Alfredo Elías Ayub argumenta que de esos contratos no sabe nada, porque se firmaron en 1997 y él llegó en 1999 a la dirección general de la CFE, por nombramiento de Ernesto Zedillo. Pues bien, Vicente Fox lo ratificó en el cargo, y Calderón hizo lo propio. Once años lleva en el puesto. Cuando en noviembre de 2009 se destapó el caño de los sobornos, la trasnacional ABB acumulaba 338 contratos con la paraestatal (sólo del 28 de diciembre de 2005 al 29 de octubre de 2009) por un monto de mil 430 millones de pesos; casi un año después, ese número se había incrementado a 374 (de los que 190, 51 por ciento del total, fueron adjudicados directamente, de acuerdo con información del Ifai) y a mil 600 millones los dineros involucrados.
Las rebanadas del pastel
Queda claro, pues: en la mágica versión oficial (la del nadie sabe, nadie supo) existen empresas corruptoras, pero no funcionarios corruptos; hay quien soborna, pero no quien se deja sobornar.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mxhttp://twitter.com/cafevega

Penultimátum
Leonard van Munster todavía no figura en la lista de los grandes inventores. Pero puede que antes de que finalice este sexenio sea reconocido en México por su importante contribución a la vida cívica y política. En otros campos ya lo hicieron en Ámsterdam, donde vive Munster. Y es que los ciudadanos de esta bella e innovadora ciudad pueden beneficiarse de los sabios consejos de un inodoro parlante que advierten sobre los peligros de fumar, lo inútil de la guerra, a la vez que instruyen sobre temas relacionados con la limpieza y la higiene.

Golpismo derrotado
Es meridianamente claro que la mafia policial que se insurreccionó ayer en Quito y que durante casi todo el día mantuvo secuestrado al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, no actuó en defensa de conquistas laborales de los efectivos policiales, como lo pregonaron los alzados. El descontento entre los uniformados de la fuerza pública por la reciente aprobación legislativa de una nueva ley de servicio público, que en última instancia los favorece, tuvo que ser resultado de una labor de envenenamiento y desinformación con propósitos subversivos y golpistas.
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El Correo Ilustrado
Alonso Lujambio y la educación en México
El pasado 20 de septiembre, Alonso Lujambio, titular de la Secretaría de Educación Pública, compareció ante el Senado para dar cuenta de lo que sus interlocutores consideraron medular.
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Gilberto López y Rivas: Antropología de la contrainsurgencia y la ocupación neocolonial
uman terrain team handbook (2008), del militar Nathan Finney, es otro de los documentos importantes disponible en Wikileaks para analizar la utilización de la antropología en las campañas contrainsurgentes y en la ocupación neocolonial de países por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
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Fidel Castro: Noticias inverosímiles
Cuando concluía unas Reflexiones sobre la destitución de la senadora colombiana Piedad Córdoba, comenzaron a llegar inverosímiles noticias de Ecuador. He pasado horas escuchándolas. A medida que los minutos pasan, la efervescencia crece.
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José Cueli: Caracol operístico
La Isla que recuerda un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, es el espacio, que no lugar, en el que se refugiaba Pablo Neruda para meditar, escuchar y amar.
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Leonardo García Tsao: Arthur Penn (1922-2010)
Para un cinéfilo formado en los años 60 del siglo pasado, el nombre de Arthur Penn evoca el acercamiento más fructífero entre Hollywood y la contracultura. Hombre liberal, claramente influido por la nueva ola francesa, era lógico que Penn fuera llamado a dirigir Bonnie y Clyde (1967), cuando sus guionistas, Robert Benton y David Newman, no consiguieron interesar a Truffaut o Godard en el proyecto.

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