Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto
“Ha sido mi mayor error”, dijo hace unas semanas a sus más cercanos Elba Esther Gordillo sobre Miguel Ángel Yunes. La maestra aceptó en esa plática que llegó a confiar tanto en el veracruzano que seguía ciegamente sus consejos, aun cuando había quien le advertía que no confiara tanto en el veracruzano. “Confié demasiado en dos hombres que me traicionaron”, decía la poderosa lideresa del magisterio que la semana pasada abrió fuego contra quien fuera no hace mucho “su consentido” y que ayer le reviró con duras acusaciones en una guerra de pronóstico reservado sobre la que pueden salir aún muchas cosas.
La semana pasada, después de que escuchó los señalamientos de Elba, que pedía investigarlo por el desvío de 2 mil millones de pesos en el ISSSTE, Yunes decía a los periodistas que lo buscaban para pedirle su reacción. “Le contestaré en su momento, voy a preparar bien mi respuesta”. Y ayer, cuando salió a lanzar sus misiles declarativos contra la Gordillo, quedó claro que sí preparó minuciosamente el contraataque y que tiene mucha información, documentos y archivos contra la que fuera hasta no hace mucho su mentora política.
Yunes está dosificando la información que tiene sobre Elba Esther porque ayer, en cada entrevista de las muchas que concedió a los medios, fue revelando distintos detalles, cifras, datos sobre la intensa relación política —y de intereses y complicidades— que tuvo con el grupo de Elba Esther. Llegó a ser tan cercana y tan intensa esa relación, que el pleito ahora será también de una intensidad y de un encono que cimbrará al mundo político. La relación entre Yunes y Gordillo nació entre traiciones y lealtades. El veracruzano era parte del equipo cercano de Roberto Madrazo y llegó a San Lázaro en 2003 como madracista que se volvió parte de la burbuja de la coordinación parlamentaria del PRI que encabezaba Elba Esther.
Cuando Madrazo y Manlio Fabio planean el golpe en contra de la maestra, utilizando a Emilio Chuayffet como ariete, Yunes se volvió uno de los defensores de la lideresa del SNTE y junto con un reducido grupo de su burbuja, decidieron respaldarla y seguirla cuando ella decidió renunciar al PRI. Es conocida la anécdota cuando, ya destituida como líder de la fracción, desconocida por la mayoría de los diputados priístas, hasta la lujosa oficina de Elba Esther en San Lázaro llegaron varios diputados a pedirle que desocupara el despacho porque ya no era más la coordinadora y que necesitaban el espacio para Chuayffet. Ante la negativa del equipo de Elba de desalojar en ese momento la oficina, los diputados madracistas comenzaron a mover los muebles y sus cosas para desalojarla; Yunes apareció en ese momento para tratar de evitar el desalojo y, molestó, les gritó a sus compañeros: “No sean cabrones, no se trata así a una dama”.
Cuando Elba dejó el PRI, tras su rompimiento con Madrazo en 2005, Yunes dejó atrás su madracismo y decidió seguir a la maestra. Junto con otros priístas como Roberto Campa y Tomás Ruiz, se volvió parte del círculo político más cercano de Gordillo y su nueva lealtad le redituó de inmediato en cargos públicos primero en el gobierno de Fox, como secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad y subsecretario de Seguridad Pública y después, tras la alianza de Elba Esther con Felipe Calderón en 2006, como director del ISSSTE.
Pero ¿cuál fue el motivo del rompimiento entre Yunes y Gordillo que hoy los tiene enfrentados en un pleito que apenas empieza? Una vez en la dirección del ISSSTE, el veracruzano comenzó a jugar su propio juego político; hábilmente se acercó al presidente Calderón y comenzó a ganarse la confianza del mandatario. En el primer círculo de la maestra comenzaron a ver con recelo el activismo de Yunes y comenzaron las advertencias sobre una posible traición. Las diferencias se ahondaron cuando Miguel Ángel comenzó a construir, desde el ISSSTE, su candidatura a Veracruz sin consultar a Elba. Cuando desde Los Pinos deciden postular a Yunes como candidato del PAN a Veracruz, Elba Esther tomó distancia. “No lo va a apoyar porque eso es algo que negoció él con Calderón sin consultar a la maestra”, decían los gordillistas cuando empezaban las campañas en Veracruz, al mismo tiempo que la maestra negociaba, a través de Fidel Herrera, para apoyar a Javier Duarte en aquellos comicios. La derrota de Yunes y el papel que jugaron en su contra los maestros de Veracruz agudizó el distanciamiento que ya existía entre la maestra y su antiguo protegido.
Yunes se acercó cada vez más a Felipe Calderón en la misma medida que Elba se alejaba de Los Pinos y se reencontraba con sus antiguos compañeros del PRI. ¿Pero en qué momento la distancia se volvió rompimiento y luego el pleito? Elba Esther Gordillo, avisada de un supuesto expediente que se armaba en su contra en el gobierno calderonista, decidió la semana pasada abrir fuego y reveló públicamente el pacto político que selló con Calderón en 2006, dando detalles de lo que ya era comentado en la opinión pública. Hasta ahí todo parecía una estrategia de “vacuna política” de la lideresa magisterial ante la tentación de un eventual golpe en su contra desde Los Pinos.
Y cuando en esa misma conferencia abrió fuego contra Yunes y lo acusó de haber desviado más de 2 mil millones de pesos del presupuesto del ISSSTE, Elba decidió iniciar la guerra con un político que, primero, la conoce muy bien, y segundo, es experto en las tácticas más rudas de la confrontación política. ¿Fue un buen cálculo de Elba o fue un error? Ayer se dio el primer encontronazo de este pleito del que pueden salir todavía muchas cosas que salpicarán a muchos. Yunes parece tener el cobijo presidencial en este pleito y Elba tiene el poder de su sindicato, aunque no está claro si habrá quien la arrope cuando se recrudezca el enfrentamiento.
NOTAS INDISCRETAS... En la negociación en San Lázaro ya hay una fecha tentativa para el periodo extraordinario: el 15 de agosto y en la agenda casi segura están la reforma laboral, en su versión del PRI apoyada por el PAN; la reforma política con candidaturas independientes hasta 2015, reducción de 100 diputados y eliminación de senadores de minoría, entre otros temas.
Lo que está atorado es la reelección legislativa y de alcaldes, pero todo indica que el resto de los temas pasarán en el extraordinario. A lo que sí parecen darle los santos óleos los priístas es a la Ley de Seguridad Nacional que no entrará por ningún motivo en el extraordinario... César Nava se ha convertido en uno de los principales operadores de Ernesto Cordero y se dedica a buscar apoyos para el secretario de Hacienda entre los consejeros panistas.
Los cálculos del equipo corderista lo ubican con un crecimiento de 15% en las preferencias de los panistas, en este momento sólo por abajo de Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel, aunque ya despegado del resto de los precandidatos del gabinete. “Cordero será el candidato del PAN, no hay duda”, dice un seguro Nava... Ahora que se reparten culpas por el fracaso electoral del PRD, en Nayarit confirman que el gobernador Ney González se encargó de “negociar” con Guadalupe Acosta para evitar su declinación a favor de la panista Marta García. “Ney se encargó de Acosta”, dicen en las cúpulas del PRI ¿De qué manera se habrá encargado el gobernador priísta que convenció tan bien al abanderado del PRD?.. Los dados van al cajón. Por inmerecidas pero urgentes vacaciones vuelven a girar hasta el martes 19 de julio. Hasta entonces, escalera doble para los lectores
Descompoasición desbordada
Editorial La Jornada
En días pasados, Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y jefa máxima del Partido Nueva Alianza (Panal), admitió sin tapujos los pactos que realizó en 2006 con el entonces candidato presidencial Felipe Calderón para conseguirle votos a cambio de po
siciones de poder, que a la postre se tradujeron en las titularidades de la Lotería Nacional (que se entregó a Roberto Campa, aspirante presidencial elbista), la Subsecretaría de Educación Básica de la SEP, ocupada hasta la fecha por su yerno, Fernando González Sánchez, y la dirección general del Issste, que ejerció el también elbista Miguel Ángel Yunes durante los primeros tres años de esta administración, hasta que optó por la candidatura panista al gobierno de Veracruz, hace un año. En sus declaraciones de la semana pasada, Gordillo se deslindó de Yunes y pidió que se realizara una auditoría a las finanzas de la institución que éste dirigió.
Ayer, el político veracruzano reaccionó a lo dicho por la lideresa, la acusó de haberle exigido 20 millones de pesos mensuales de los fondos del Issste para sufragar al Panal, dijo que los únicos intereses
de Gordillo Morales son el dinero y el poder, y pidió, a su vez, que se realice una auditoría a sus bienes personales y a las finanzas del sindicato que ella controla.
Ciertamente, ni el cacicazgo de Gordillo ni la candidatura presidencial panista pudieron, en 2006, mantener en secreto sus acuerdos, éstos se hicieron del dominio público y han sido vistos, desde entonces, como uno de los factores irregulares que permitieron el acceso de Felipe Calderón Hinojosa a Los Pinos y que le han impedido, durante más de cuatro años, un ejercicio presidencial plenamente legítimo. Independientemente del papel que el grupo de Gordillo haya podido desempeñar en la conformación del 0.56 por ciento de los sufragios (menos de 250 mil votos) que, según las cifras oficiales, Calderón obtuvo como ventaja frente a su principal adversario, Andrés Manuel López Obrador, la componenda entre el PAN y el Panal –que en ningún momento se presentó como una alianza electoral asumida, registrada y franca– fue una manera de defraudar la voluntad de los votantes de ambos partidos, pues ni unos ni otros fueron informados de qué clase de fórmula política favorecían con su sufragio: los primeros no sabían que estaban contribuyendo a un gobierno que sería rehén político de Gordillo, en tanto que los segundos ignoraban que sus sufragios por Campa Cifrián serían trasegados en favor de Calderón.
Mal suele terminar lo que mal empieza. La inmoralidad de los acuerdos referidos se perpetuó en la conformación del equipo calderonista, ha impedido al titular del Ejecutivo federal decidir libremente sobre política y administración de la educación pública y, a la postre, el pleito entre Yunes y Gordillo pone al descubierto la vasta descomposición institucional que afecta al gobierno en su conjunto. Si, en el caso de la Lotería Nacional han salido a la luz algunos trasiegos ilícitos de dinero de esa institución hacia el cacicazgo que controla el SNTE, no hay razón para suponer que no haya ocurrido algo semejante en el Issste. Los señalamientos de Yunes en torno a las exigencias monetarias de su ex compañera de correrías políticas son verosímiles, pero no necesariamente lo es su alegato de inocencia. Si, como el propio veracruzano lo reconoce, el charrismo sindical de Gordillo contribuyó a financiar su fracasada campaña por la gubernatura de su estado natal, y si, como él mismo lo dice, el único interés de Gordillo es el dinero y el poder
, resulta obligado preguntarse a cambio de qué le fueron entregados tales dineros.
A la luz de lo que hoy se sabe acerca de la incrustación del grupo elbista en la administración pública, resulta imperiosa e impostergable una investigación independiente y exhaustiva de las finanzas del Issste, del SNTE, de la Lotería Nacional, de la Subsecretaría de Educación Básica, así como del patrimonio de políticos y funcionarios involucrados en el intercambio de favores que ha venido ocurriendo en la administración en curso. Es indispensable, asimismo, que el titular del Ejecutivo federal esclarezca ante la sociedad los alcances y las implicaciones de su pacto con Gordillo, que ha acarreado descrédito e ilegitimidad a su administración y que ha introducido el cinismo como moneda corriente en la vida pública del país.
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