Por Carlos A. Villa
Algo extraño y fatal sucede en México, además de tanta fatalidad que cuesta, realmente mucho, describir. Palabras como “inaudito”, “insólito”, “depravado”, “demencial”, brutalidad, infamia, mezquindad, no ajustan ya para dar una aproximación lingüística a los colmos que son lo cotidiano en esta sociedad, harta de ser víctima y a la vez apoltronada en sus nichos de confort y distracciones pueriles. Vaya paradoja.
Es muy difícil refutar la tesis de que cada vez que votamos lo hacemos para que las cosas empeoren, aunque esa no es nuestra intensión, sino todo lo contrario. Ya son varios sexenios al hilo, recuerdo cuando menos unos cinco, en que cada gabinete entrante supera al anterior en dislates, errores, pifias o de plano desastres, como el de ahora. ¿Sirven para otra cosa que para infundir caos, miedo, desconfianza y desánimo, los gobiernos federales, muchos estatales y miles de municipales? No, para nada más han servido en décadas.
La mayor parte de la infraestructura que vemos, como carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, refinerías, etcétera, ya son de muy atrás, salvo una que otra autopista de cuota, pero este rubro ya está concesionado a particulares, de manera que no obstante que los políticos se pongan el sombrero de que las obras se deben a sus “esfuerzos”, las construyen empresas y ellas mismas las explotan. Por cierto el gobierno de Calderón gasta millonadas en presumir estas mentiras en los medios. No son actos de gobierno. Los aeropuertos, puertos y lo poco que dejaron los gobiernos del ferrocarril, esa chatarra que vemos rodar, se vendieron a la iniciativa privada, inclusive a una empresa yanqui de la cual el ex gobernante Zedillo es accionista. Además, los agentes del gobierno que hicieron las transacciones, encima de sus sueldos y prestaciones insultantes, se llevaron una buena tajada, como se dice coloquialmente en este país.
Los sucesivos gobiernos reactivan las divisiones históricas de la sociedad, le esquilman una parte considerable del producto de su trabajo, se confabulan para arrasar con los pocos reductos naturales que se conservan, como son algunos bosques, manantiales y selvas, mismos que se pierden de una manera desenfrenada.
Dejaron la comunicación masiva, lo más estratégico de toda la sociedad, en manos de clanes familiares que dominan este mercado y lo que produce, es decir información o mensajes con sesgo ideológico cargado hacia la oligarquía y que son capaces de hacer cognición en los imaginarios colectivos y con ello dirigir comportamientos políticos u otros. Todo esto sumado a la proliferación de contenidos que instilan conductas consumistas a su vez compulsivas. Medios anodinos, tendenciosos, antidemocráticos y fuertemente monopolistas.
La corrupción desmedida de los gobiernos y todo lo que gravita en ellos, incluida una buena parte de la iniciativa privada, también dio lugar a que ingresen al país miles de toneladas de armas ligeras y no tan ligeras, casi de toda clase y calibre. En lo que redacto estas páginas ya surtieron varios pedidos millonarios en distintos sitios del país. Son para matar, secuestrar, asaltar, atracar a punta de balazos, es tan exagerada esta situación que hasta la propia SEDENA proporciona pistolas tipo escuadra para autodefensa del hogar ¿Qué vislumbran los que tienen acceso a cierta clase de información?
Antes de llegar a esta encrucijada de terror, los gobiernos y sus secuaces se pusieron de acuerdo para abrir las fronteras y permitir el ingreso de productos, la mayoría procedentes del oriente, a precios y calidad por debajo de los nacionales: calzado, textiles, utensilios y hasta alimentos o especies como el chile, sin duda transgénicos.
Se abrieron más las fronteras del norte, pero solamente de allá hacia acá y para los automóviles con más de diez años de uso. El parque vehicular se disparó en todo el país, con la consecuente saturación de carreteras y ciudades, incremento de accidentes, quema de combustible, saturación de chatarra, llantas viejas, etc. Los transportes públicos urbanos se fueron a la baja en cuanto a oferta y calidad de servicios, excepto en la capital.
Endosaron las minas a compañías extranjeras, los bosques, las playas y hasta el agua del subsuelo, para que se beneficie la coca cola o las cervecerías, ahora con capital extranjero. Expropiaron a las comunidades y vendieron la franja del Istmo de Tehuantepec (véase La saga de Tehuantepec. www.carlosvillaguzman.
Esa misma secuencia de gobiernos descuidó áreas litorales, por lo que se perdió hace poco la isla Clipperton, adueñada definitivamente por los franceses. (Fuente: http://www.cityacapulco.com.
Por si fuera poco lo que abarca ésta lista incompleta, los gobiernos que hemos padecido, introducen y obligan a la gente a vacunarse con altos riesgos contra la salud, todo para complacer a la siniestra industria farmacéutica, ahora global.
Qué difícil va a ser ir a votar otra vez por un gobierno. Y cabe decir también que no he cambiado de opinión desde hace cinco años cuando elegí como presidente a Andrés Manuel López Obrador. Espero que se den las condiciones para que vuelva a postularse y nuevamente cruzaré la papeleta con su nombre. Lo comparo con Lula, a quien las mafias de su país le impidieron llegar en varias ocasiones a la presidencia, los del grupo Globo insistían en que “ese señor era un peligro para Brasil”, hasta que gracias a la gente que le apoyó, pudo erigirse como mandatario y en ocho años, lo que duraron sus dos periodos de gobierno, ya que se permite la reelección, fueron suficientes para transformar a este gigante hasta posicionarse como la cuarta economía mundial y la mayor de América del Sur. Por eso en su reciente visita este presidente se sintió con autoridad moral para hacer algunas críticas puntuales sobre lo que acaece en México y hasta ofreció ideas, sugirió alianzas con Pemex, entre otros comentarios y observaciones. Por cierto se permitió desearle suerte a Encinas quien fuera literalmente barrido por la aplanadora oficial y la propaganda en las elecciones del domingo.
En cambio, las mafias de aquí y mucha gente todavía bajo los influjos de la televisión o de otra clase de efluvios mentales o reales, no lo ve de esta manera y todavía es capaz de negarle el voto al tabasqueño. Es comprensible mas no justificable, la falta de esfuerzo o voluntad para informarse más a fondo sobre las opciones políticas y que muchos sean influenciados a tales niveles por los medios, sin embargo, esta actitud es la menos indicada entre tanta fatalidad. ¿O hay otro precandidato libre de toda culpa?, AMLO puede significar la única salida, aunque traten de desaforarlo de nuevo.
Si llego a ver a Salinas en la cárcel y sin la fortuna que hurtó, lo mismo que a sus sucesores enfrentando la ley, nuevamente les inculcaré a mis hijos y alumnos el amor a la Patria, porque hasta eso se ha perdido.
Mtro. Carlos Antonio Villa Guzmán
Profesor investigador
Departamento de Estudios de la Comunicación Social
Universidad de Guadalajara
www.carlosvillaguzman.
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