8/22/2011

Pemex, ¡En venta!



Argucias del tamaño del mundo. Porque nunca, durante los últimos casi 30 años que comenzó en México la privatización de empresas públicas, aquellas propiedad de la Nación cuyo manejo era a través del Estado, se ha cumplido la promesa engañabobos de que la venta [más bien licitación=asignación] serviría para hacerlas más eficientes en manos particulares, beneficiar a los mexicanos y con los fondos obtenidos sanear las finanzas públicas del país. Puras mentiras de los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, principalmente.

Instrumento neoliberal, la venta de empresas paraestatales más bien ha sido útil a los capitales foráneos —empresas, bancos y países—, sobre todo de los Estados Unidos que son los principales beneficiados, en la medida que una gran parte de esos fondos van a parar vía pago de intereses de deuda a su propia banca; o que se abren las puertas a inversionistas también externos, donde los mismos gringos tienen mano porque México amarra su relación sólo con EU.

Ni se diga de las empresas estratégicas, como es el caso de Petróleos Mexicanos, cuyos activos son más que atractivos y están en el ojo del imperio desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), luego la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), y es un objetivo permanente de los geoestrategas gringos. No se olvide que los energéticos de origen fósil, todavía el petróleo y su acompañante el gas natural —de donde se extrae una gran variedad en productos— mueven a la industria tradicional y sobre todo a la militar-industrial de EU.

Y por ello mismo, el energético está en la lista de las prioridades de la geopolítica y la geoeconomía estadounidense. Y con ese pretexto promueve invasiones contra países “enemigos”, que no por casualidad son poseedores de grandes reservas energéticas y juegan un importante rol en el mercado internacional del petróleo. Países que se reservan una cierta autonomía, porque no ocurre con aquellos que se someten a un relativo control y responden favorablemente; los saudíárabes, por ejemplo.

En México no hay empresa más codiciada por el capital extranjero que la energética Petróleos Mexicanos (Pemex); sigue siendo la séptima empresa productora más importante del mundo. Y las presiones desde EU han sido continuas, y sobre todo han cuajado con los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, de procedencia panista. También los priistas habían cedido paulatinamente a esas presiones [Salinas aplicando el principio de “divide y vencerás”, fraccionando a Pemex en cuatro subsidiarias; Zedillo aplicando los inconstitucionales instrumentos llamados Contratos de Servicios Múltiples para el arribo de capitales privados a la paraestatal], sobre todo haciendo hasta lo imposible para brincar el impedimento legal impuesto en la Constitución mexicana que impedía la presencia de capital externo en la paraestatal.

La última reforma al sector energético, la de octubre de 2008 promovida por Calderón y avalada por la dupla PRIAN en el Congreso mediante los famosos 7 dictámenes, dejó al descubierto la posibilidad deseada por el capital extranjero para participar de la riqueza petrolera de México. Es decir, que el Congreso —que está para vigilar, en un marco de plano equilibrio de los poderes y resguardo de los interese nacionales— avaló una contrarreforma constitucional atentatoria de la energía del país, al palomear la presencia de capital extranjero en una empresa otrora nacional como Pemex y siguiendo la absurda perorata neoliberal.

Al tema se vuelve desde el poder cada vez que es necesario—lo tratamos ya en http://maniobrasdelpoder.blogspot.com. Ver: “La reventa de Pemex”, 3/II/2010; “Pemex para EU”, 8/IV/2010; “Pemex, sigue la ordeña”, 4/III/2011; “Pemex, plancha privatizadora”, 24/III/2011—, y por eso el jueves de la semana pasada se anunció [a puerta cerrada y vía internet; por el miedo y el tamaño de la decisión: la traición que eso significa para los mexicanos, y lo saben] que Pemex “cede a empresas privadas la producción en campos maduros”.

El anuncio lo hizo el director de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel. Y se trató del fallo de la primera ronda [siguen otras] de licitaciones de los contratos integrales para exploración y producción de campos maduros en la región sur del país. Las empresas beneficiadas resultaron: la británica Petrofac Facilities Management Limited, para los campos Santuario y Magallanes; y la mexicana Administradora de Proyectos para el área Carrizo, ubicados en el Golfo de México pero en costas de Tabasco. Se trata de un paso, apenas inicial y considerado “legal”, para beneficiar a empresas extranjeras ¡y mexicanas!

En esos campos se producen unos 15 mil barriles diarios, pero se pretende alcanzar los 55 mil barriles por día. Bajo el objetivo de “elevar con operación privada la producción de estos campos”, ¡en beneficio de México!; más ¿cuál beneficio? ¿A manos de quién? Este es el primer resultado de la reforma del 2008 de Calderón. Este es el primer golpe al corazón del ramo energético manejado suciamente desde Pemex en el interés del capital privado. Es el primer zarpazo del tigre liberal contra la industria nacional otrora celosamente resguardada desde la nacionalización promovida por Cárdenas bajo resguardo del Estado mexicano.

Rendido ante los intereses privados del capital extranjero, principalmente de EU, Calderón lo había prometido ya en varias ocasiones [recuerdo ahora el nuncio hecho en Nueva York, el 11 de mayo de 2011, cuando el presidente usurpador prometió modernizar Pemex “de una manera parecida a la brasileña Petrobras”, ¡nada más alejado!; antes, en enero de 2010 en Davos, anticipó también la participación de “los principales jugadores de la industria” del sector de hidrocarburos en México]. Lo está cumpliendo.

Nunca le sobran las tantas justificaciones a Pemex; que está en crisis por no tener inversión pública, a causa de las continuas crisis económicas del pasado. Pero, eso sí, siempre se le extrae el 40% de los recursos generados por producción/exportación/venta, no en beneficio de los mexicanos que pagan una de las gasolinas más caras del mundo, sino de los que aquellos grandes empresarios que incumplen con el fisco e igualmente se benefician de la paraestatal. ¿Cómo seguirá la ordeña de Pemex? Además de rematarla, pagando energéticos más caros. ¡Tamañas argucias de entreguistas y traidores!

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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