Samuel Schmidt
schmidth@mexico.com
Los neoliberales apostaron a la estabilidad económica, a tener monedas e inflación controlados, pero no buscaron el desarrollo económico.
La tesis suponía que el mercado orientado a la exportación sería la panacea del crecimiento económico, para eso muchas empresas se movieron hacia donde había mano de obra barata y abundante, lo que propició que los países que buscaban atraer a esas empresas, jugaran a mantener una mano de obra barata, aunque tenían que calificarla, así con recursos escasos apostaron todo para atraer empleos mientras descuidaban elementos distintos que podrían ayudar al desarrollo, mientras que los países expulsores vieron desaparecer empleos que habían sustentado al mercado de consumo sin que se crearan nuevas opciones para desarrollar a la economía. Fue una reconversión con muy pocas ventajas para la sociedad y muchas para las corporaciones, que además evadían impuestos en todos lados.
Los paquetes políticos neoliberales han incrementado el número de pobres, y la inequidad, o sea, que ha aumentado la riqueza de un número menor de personas, y se ha derrumbado la eficacia del aparato de bienestar del estado, que entre otras áreas incluye la educación y la salud. En México han vuelto enfermedades de miseria y en Estados Unidos aumenta el número de personas sin acceso a los servicios de salud, registrándose indicadores de salud muy pobres entre otras, en la frontera sur.
Con la llegada de los panistas al poder muchos pensaron –o desearon- que corrigieran esas decisiones, sin embargo, ellos se adherían por completo a las tesis neoliberales y continuaron acríticamente con el mismo marco, llegamos así a una promoción desmedida de tratados de libre comercio que han generado un déficit comercial generalizado para el país, debilitándose el peso y la estructura industrial nacional.
La época pre-neoliberal buscaba proteger antes que nada al empleo y para eso crearon un aparato estatal de la economía que nunca se caracterizó por su eficiencia aunque si por su corrupción, pero la gente tenía empleo. Los neoliberales desmantelaron ese aparato estatal, aunque han mantenido algunas mega empresas cuya eficiencia es baja y corrupción alta, lo que sin duda agrede a la competitividad del resto de la economía. ¿Dirá algo que la Comisión Federal de Electricidad no ha logrado resolver el robo de energía eléctrica después de desaparecer la compañía de luz y fuerza del centro? Los panistas no cambiaron el modelo pero han privilegiado la inversión en salarios, aunque para burócratas de alto nivel y Calderón ha invertido cantidades crecientes en el manejo de su imagen en los medios. El hecho que la oficina presidencial no licite la mayoría de sus compras es preocupante aunque a juzgar por la eficacia en la persecución de delincuentes gubernamentales, poco podemos esperar.
Haber apostado los recursos públicos al manejo de imagen y a la creación de alta burocracia (muy marcadas desde Fox) ha desviado recursos sustanciales que pudieron haberse utilizado para promover el desarrollo económico, pero los panistas no están interesados en eso, si acaso, les quitan el sueño las próximas elecciones porque si hay algo que no están dispuesto a ceder es el poder.
Los panistas han seguido el modelo del PRI con la esperanza de replicar su estancia prolongada en el poder: han jugado al refuerzo del clientelismo continuando con programas asistencialistas cuya meta es paliar un poco la pobreza y aumentar mucho la dependencia del gobierno; han reforzado los programas paternalistas con la esperanza que el presidente sea un factor determinante en los procesos electorales, por eso Calderón actúa más como líder de partido en campaña que como jefe de estado; y han reforzado la corrupción con la esperanza de tener fondos para pagar campañas, crear una élite propia y asegurar su futuro individual, egoísmo puro y duro.
El 2012 es una buena oportunidad para dar un golpe de timón y reorientar el futuro del país, sin embargo nada de eso vemos en los candidatos que pelean la presidencia. Prevalece el hablar mal del contrario, mostrar sus debilidades y vicios, mientras que no se muestra una idea nueva de economía, de sociedad, de país. Aunque López Obrador –a riesgo que me tilden de perredista- ha mostrado desde hace años que tiene alguna noción económica: refinerías (para lograr independencia energética), tren bala hacia la frontera (desarrollo de infraestructura), creación de escuelas, mejoramiento de la salud, protección para los ancianos.
Estamos ante la disyuntiva de tener candidatos que parecen perpetuar una apuesta equivocada, ¿saldrá por ahí alguien que corrija el camino?, ¿votará la sociedad con inteligencia?, o ¿les negará el apoyo hasta que no dejen su egoísmo?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario