Samuel Schmidt
schimdt@mexico.com
Dirigía yo un programa de radio en Ciudad Juárez y el día de la elección para presidente municipal, entreviste por teléfono al alcalde en funciones, le pregunte como iba la elección y sabiendo que la entrevista salía al aire, me respondió:
- Vamos ganando, las encuestas dicen que vamos arriba.
Me sorprendió que dijera algo así toda vez que la ley lo prohíbe, y le dije:
- ¿Se da cuenta que está violando la ley?
El alcalde descartó mi pregunta, finalmente, el ya había violado la ley antes cuando decidió que podía transmitir propaganda política, pagada con fondos públicos, desde El Paso, Texas; según él, la ley determinaba que no se podía transmitir en territorio nacional y en cambio se podía hacer desde el extranjero. No era esa la primera vez que el alcalde, que es ingeniero, se tomaba la libertad de interpretar la ley, sobra decir que la elección fue anulada y él terminó escondido en la ciudad vecina al terminar su gobierno.
Uno de los criterios para la anulación de la elección fue que los hechos ilegales tenían el peso suficiente para inclinar el resultado de la elección, o sea, que tanto los anuncios desde El Paso como sus declaraciones, convencieron a suficientes ciudadanos para emitir su voto de tal manera que se definiera la elección a favor del partido del alcalde (el PAN). La nueva elección la ganó el PRI. Cuesta trabajo saber si en realidad las acciones del alcalde inclinaron la elección, pero violó la ley y así lo determinaron los jueces electorales.
Esta historia viene a cuento, porque se anuló la elección de alcalde en Morelia debido a que un boxeador salió a pelear llevando el símbolo del PRI en el calzoncillo, era una pelea de campeonato mundial un día antes de la elección y se supone que una cantidad suficiente de personas en Morelia lo vieron y los convenció de votar por ese partido. Cuesta trabajo saber cuántos morelianos vieron esa pelea en televisión de paga, dato que era fácil de conseguir y concluir si en efecto había jugado un papel central en el resultado final.
También estaba el caso de la acusación contra el candidato vencedor de haber aparecido en un acto de cierre de campaña del candidato ganador a la gubernatura. ¿Eso también está prohibido?
Usualmente los votantes han determinado sus preferencias con suficiente antelación, luego entonces, cuesta trabajo pensar que un logo en el calzoncillo de un boxeador logra inclinar la elección, que es verdadero el argumento de que el ciudadano toma la decisión en los quince segundos cuando está en la casilla electoral frente a la boleta. Pero si el criterio del logo es correcto, podemos pensar que igual influyó sobre la elección de gobernador y entonces debemos preguntar ¿por qué no se anuló toda la elección?, como ahora exigen panistas y perredistas.
Sin asociarme a las teorías de la conspiración, debo sumarme a la suspicacia mexicana que da por sentado que siempre hay algo oculto, y este caso puede no ser la excepción. Felipe Calderón había protestado y culpado a todos los factores porque su hermana y su gobierno fueron derrotados por el PRI, uno podría pensar que una forma de salvar las apariencias era forzar algo de justicia divina, y el precio no fue tan severo, repetir la elección en la capital, que de por sí, el PRI ganó por escasos 94 votos, lo que la hace sospechosa.
Pero no nos prestemos a engaño, en la democracia, un voto es suficiente para ganar una elección y no justifica repetir elecciones por una diferencia menor. En el 2006 el PAN (Calderón) se negó a contar voto por voto, proceso que nos hubiera ahorrado muchas molestias y problemas, incluido tener a un presidente sin legitimidad que tuvo que ponerse la banda presidencial a escondidas.
No dudemos que empiece a flotar la idea que esa anulación la negoció Calderón con el PRI, y que posiblemente en la segunda vuelta el PAN, como concesión, logre llevarse la capital del Estado. En el saldo del PRI, cuesta menos darles la capital del Estado y quedarse con la gubernatura.
Ya sé que esta noción es totalmente anti-democrática, pero también lo es el fraude electoral, las elecciones de Estado que en Michoacán se realizaron con todo el peso del gobierno federal y los gobernadores priistas.
Y ya que hablamos de democracia, todavía está pendiente el asunto de que no se haya consignado ante los tribunales la acusación de influencia del narcotráfico en la elección y que las acusaciones se las lleve el aire, así como se lleva a las esperanzas de los mexicanos.
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