12/30/2011

¿Acaso la hija y la esposa de Peña Nieto no piensan igual que el joven panista?



¿Acaso la hija y la esposa de Peña Nieto no piensan igual que el joven  panista?
No es que al joven Talavera Leal lo haya traicionado el subconsciente, sino que actuó con plena naturalidad, sin hipocresías, tal como lo hicieron la hija y la esposa de Peña Nieto

No debería provocar sorpresa la actitud discriminatoria del jefe de brigada del programa Oportunidades en Uruapan, Michoacán, Carlos Talavera Leal, pues se trata de una forma natural de ser de los funcionarios sin asomo de sensibilidad social, como son todos los tecnócratas conservadores, sean del PAN o del PRI. Lo que debería preocuparnos seriamente a todos los mexicanos, es que sigan en el poder; no tendrían freno para actuar conforme al verdadero concepto que tienen del funcionario público, absolutamente anacrónico y ajeno a nuestra realidad. ¿Acaso la hija y la esposa de Enrique Peña Nieto no piensan igual que el joven panista, como nos lo mostraron en días pasados?

En las últimas tres décadas, en la elite se afianzó la idea de que sus integrantes forman una casta superior al resto de la población. Los hechos cotidianos confirmaban esta creencia, lo que fue generando una manera de pensar y de actuar aristocrática y discriminatoria. Así fue quedando atrás, hasta perderse, el concepto de servidor público como agente del Estado para mediar entre la sociedad y los organismos públicos. Ahora los nuevos funcionarios están convencidos de que ocupar una posición en el sector público es un sacrificio, y que por lo tanto deben obtener los mayores beneficios posibles. Piensan que le están haciendo un gran favor al país, pues en vez de estar disfrutando de la vida en Europa o Estados Unidos, se dignan rebajarse atendiendo a la prole, a mujeres indígenas “que huelen muy mal”, como dijo Talavera Leal.

El caso de este funcionario no es la excepción, sino la regla entre los panistas, pues desde siempre se han sentido superiores al resto de los mexicanos, desde que en 1939 Manuel Gómez Morín consideró conveniente organizar un partido para frenar los afanes progresistas y democratizadores del presidente Lázaro Cárdenas, inaceptables para la casta de firme conservadurismo católico que representó el fundador del partido blanquiazul. No es que al joven Talavera Leal lo haya traicionado el subconsciente, sino que actuó con plena naturalidad, sin hipocresías, tal como lo hicieron la hija y la esposa de Peña Nieto, quien sólo se diferencia de un militante panista en el manejo de los discursos, igualmente vacíos en ambos casos.

Si quien entre sus responsabilidades estaba escuchar y atender a la población cubierta por el programa social más importante del “gobierno” de Felipe Calderón, actúo de modo tan vulgar y discriminatorio, qué se puede esperar de los demás funcionarios públicos panistas, que no tienen la “desgracia” de soportar a los jodidos, como por ejemplo Ernesto Cordero, quien durante su paso por la Secretaría de Hacienda demostró su proclividad para servir a los poderosos y mofarse de quienes no necesitan más de 6 mil pesos mensuales para darse una vida principesca. ¿Cómo olvidar que Vicente Fox llamó a las mujeres pobres “lavadoras de dos patas”?

No basta que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), determinara dar inicio a una investigación de oficio para deslindar el proceder del jefe de brigada de Oportunidades en Uruapan. Se trata de un caso que se hizo público por la desfachatez del personaje, pero la cuestión es que no hizo más que hacer público un modo de ser y de pensar que es consustancial a la mayor parte de la elite mexicana. Por formar parte de ésta, consideran que viven en un mundo superior al que habitan los millones de jodidos, quienes lo son porque son prietos y chaparros y no se merecen estar más que en las zonas marginadas que habitan.

Y lo más triste es que estos millones de pobres muestran su agradecimiento, cuando los Talavera Leal del “gobierno” de Calderón se dignan voltear a mirarlos. Han sido tantos años de trato discriminatorio de parte de la elite, que quienes lo padecen no alcanzan a comprender que no se merecen semejantes vejaciones, pues son tan ciudadanos libres y dignos como cualquiera.

En aras de menguar el escándalo, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) informó en un comunicado que no renovará el contrato del funcionario. Obviamente, con ello no se corregirá una forma de hacer “política” de la mayoría de militantes panistas, pues actúan conforme a su manera de ser, conforme a su concepto aristocrático del mundo y de la vida. Por eso es preciso entender que para que la democracia exista, debe haber gente con pensamiento democrático que la haga realidad.

También es necesario comprender, que la existencia de población viviendo en condiciones de pobreza, es fundamental en naciones donde sus dirigentes carecen de pensamiento democrático. Saber que existen les permite mostrarse “humanistas”, pues consideran que dignarse mirar a los pobres es un acto de “grandeza”. Tal es la actitud que siempre han mostrado los miembros de la aristocracia, en todas las épocas. No importa que no posean blasones ni un árbol genealógico que demuestre su “sangre azul”, como es el caso de los panistas y conservadores mexicanos.

Guillermo Fabela Quiñones - Opinión EMET

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