Por: Sanjuana Martínez -
A la memoria de mi amigo Roberto Mora,
director de “El Mañana” , asesinado durante
el gobierno de Tomás Yarrington.
Tomás Yarrington concentra todas las “cualidades” de político presunto- corrupto. También las de político presunto-asesino, pero no sabíamos que poseía las de político presunto-narco.
Nos hemos enterado gracias a una filtración de la DEA al periódico San Antonio Express, y a su principal detenido: Antonio Peña Argüelles, quien personalmente le entregaba el dinero de los sobornos por sus vínculos con el narco, concretamente con los Zetas y el Cártel del Golfo. Yarrington no es un hombre de lealtades, él se mueve por intereses, así que, presuntamente bateaba para ambos lados, aunque obviamente lo niega todo.
Pero la DEA asegura que ambos cárteles le entregaron millones de dólares a cambio de protección para sus operaciones criminales durante su mandato, del 1 de enero de 1999 al 31 de diciembre del 2004, según consta en los documentos que revelan a Peña Argüelles como intermediario entre el político y el narco.
El historial negro de Yarrington es antiguo y estos datos no sorprenden, pero resultan reveladores porque provienen de fuentes fidedignas. La DEA no se anda por las ramas y ha realizado las acusaciones pertinentes contra Peña Argüelles en la corte del distrito Oeste de Texas por lavado de dinero. El nexo entre Yarrington y los cárteles de la droga se escondía en Stone Oak en San Antonio desde noviembre pasado, luego de que los Zetas asesinaran a su hermano.
En el expediente contra Yarrington hay cuatro testigos protegidos que ofrecen información con todo lujo de detalles sobre los nexos del ex gobernador de Tamaulipas y los narcos. Cuando asesinaron al hermano de Peña Argüelles, este recibió un mensaje de texto de Miguel Treviño Morales “El Z-40″, líder del grupo criminal, donde lo amenazaba de muerte. Lo acusa de haberse robado 5 millones de dólares de los Zetas. La venganza se consumó y plagiaron a su hermano: “Mire señor Toño, no estamos pidiéndole lo del secuestro (de su hermano) es el dinero que usted le pidió a esa persona, que era para política, y eran sólo mentiras. Así que es mejor que pague el dinero que debe, dado que sabemos cómo está la situación”, dice el texto enviado vía celular el día que mataron al hermano.
El mensaje de texto es revelador y largo: “Su hermano ha estado diciendo aquí que usted y Tomás Yarrington, junto con Costilla (líder del Cártel del Golfo, asesinaron al candidato a gobernador Rodolfo Torres Cantú porque afectaba al negocio de la construcción y estaba patrocinado/protegido”. A Peña Argüelles y a Yarrington los acusan de estar involucrados con Costilla y Osiel Cárdenas.
Lo que no sabemos es la cantidad total que los Zetas y el CdeG le dieron supuestamente a Yarrington, aunque es presumible, de acuerdo a las fuertes cantidades que se manejan en el hampa, que fueron muchos millones de dólares.
Además del tema de corrupción, lo más trascendente de estas filtraciones es que al ex gobernador se le vincula con el asesinato del ex candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. No es la primera vez que se ve involucrado en un homicidio. ¿Cuántos asesinatos carga en la espalda Yarrington? Difícil de saberlo. Las sospechas de muertes violentas recayeron en él, durante y después de su mandato. Por supuesto, siempre de manera “presunta”. Solo hay que recordar el asesinato aún sin resolver del periodista Roberto Mora García director de El Mañana de Nuevo Laredo, apuñalado 26 veces al salir del diario el 19 de marzo del 2004. La Comisión Nacional de Derechos Humanos dictaminó que las autoridades de Tamaulipas cometieron serias irregularidades, hubo negligencia, se alteraron pruebas y declaraciones, se inculpó a un hombre que luego fue asesinado en la cárcel. Mora García fue uno férreo critico del gobierno de Yarrington. Lo pagó con su vida.
Sin embargo, siete años después, la historia la ha dado la razón. Stephen Parkinson, agente de la DEA investigaba a Yarrington desde el año 2000, justo un año después de llegar a la gubernatura de Tamaulipas. Según sus declaraciones ante el tribunal de Texas, muy pronto pudo documentar la vinculación de Yarrington con el narco y pudo encontrar un estructurado sistema de lavado de dinero, procedente del narcotráfico. Todo gracias a libros contables donde descubrió la entrada y salida de millones de dólares a diversos bancos de Estados Unidos, ya sabemos que el país vecino es uno de los grandes lavadores de dinero negro.
Concretamente el testigo 4 sin identificar declara que Peña Argüelles empezó a lavar dinero procedente del narcotráfico de Yarrington, millones que recibía del cártel del Golfo. De hecho, Osiel Cárdenas, ahora recluido en una prisión de Florida, quería influir en el gobierno de Tamaulipas y recibir las facilidades necesarias para operar, por eso entregó “grandes cantidades” de dinero a Yarrington antes y después. Además de él, también están siendo investigados otros dos ex gobernadores: Manuel Cavazos Lerma y Eugenio Hernández. Esto confirma que Tamaulipas es un estado fallido donde el narco ha suplantado a las instituciones.
Por ahora, no sabemos si México permitirá la extradición de alguno de estos ex gobernadores priístas, pero conociendo los sucios entresijos del poder en México y considerando que el 2012 es año electoral, cualquier cosa puede pasar, depende de Felipe Calderón y sus ambiciones.
Ver a Tomas Yarrington en su página web navegando en un yate, disfrutando de la pesca o cabalgando en el campo tamaulipeco es surrealista. Su imagen se une a la de tantos priístas ostentosamente acaudalados y a la vez cuestionados por la justicia por sus “presuntos” delitos: los Moreira, Ulises Ruiz, Mario Marín, Arturo Montiel y un largo etcétera.
Dicen que nadie se va de esta vida sin pagar lo que hizo. ¿Será?
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