El PAN intentó mejorar su imagen en la elección presidencial y no obstante los esfuerzos presidenciales por manipular el proceso a riesgo de descarrilarlo, les salió bien, aunque al presidente le salió mal.
En primer lugar, eligieron a una mujer, cosa que se veía difícil en un partido con inclinaciones misóginas; un miembro destacado del mismo les llamó lavadoras de dos patas, otro juzgó que están limitadas para leer todo tipo de libros, y en general, no obstante que hay una representación de mujeres, porque la ley lo obliga, los caminos se les han cerrado a ellas. El PAN es el único de los grandes partidos que nunca ha sido presidido por una mujer.
En segundo lugar, sacaron al partido de los conciliábulos elitistas, para llevar la elección a los miembros y adherentes, superando las asambleas de delegados. Para el anecdotario quedarán las maniobras del presidente para asegurar el triunfo de su delfín, por ejemplo, intentar introducir una encuesta en medio de la elección para eliminar a un candidato.
Para la historia queda la recuperación de prácticas del pasado, que muchos, incluidos los viejos panistas, daban por desaparecidas. Ahí está la maniobra de subir a la competencia a un buen número de pre candidatos que se iban eliminando de acuerdo a un calendario algo confuso. Recuerda a la pasarela de candidatos que se organizó para legitimar la elección anunciada de Carlos Salinas de Gortari en 1988. También quedan el uso de los recursos del gobierno para apoyar a un candidato: las escuchas telefónicas y su filtración a los medios en momentos considerados clave; la entrega de despensas, la compra de votos, la coacción a los empleados públicos, los acarreados a votar, hasta de balazos habla un periódico.
El extremo fue que ciertos gobernadores trabajaron abiertamente a favor del delfín. En pocas palabras, una elección de Estado acompañada de mañas, trucos, maniobras sucias que el partido repudió en su larga lucha por el poder. Pero todo eso queda atrás, ahora Calderón trabajara para que la candidata gane la elección y para eso utilizara todo el peso y los recursos del gobierno, aunque nos enteraremos del precio que la candidata tenga que pagar. Por lo pronto ya la invitó a comer a Los Pinos.
Para algunos, la elección la perdió Felipe Calderón y ante su sorpresa, la historia se repite. El se rebeló ante Fox, peleó la elección y la ganó. Ahora, animó a Josefina Vázquez para que se lanzara, tal vez buscando romper la carga misógina, y pensando que la podría derrotar con el aparato público; pero acaso ella ya demuestra el impacto del efecto Calderón, contra el que tendrá que luchar, y que se lo podrá quitar con solo desmarcarse. Para otros ella pondrá a sufrir a Peña Nieto.
Calderón logró subir a Cordero hasta el 38% del voto lo que no fue tarea fácil, ya que el político era todo menos político. Hablaba de más, no transmitía sensaciones y nunca pudo, ni quiso, quitarse la herencia de encima, recalcó que era el candidato de la continuidad y se puso una marca oficial que recordaba el tedio y desánimo con el presidente.
Los mensajes en la pre campaña eran confusos porque se dirigían a los panistas y al votante en general, y en ambos terrenos a Calderón le va mal.En lo que acabamos de ver encontramos mucha guerra sucia, Josefina por lo pronto se queda con el artífice de la misma entre los panistas, un asesor que ha hecho de la basura en las campañas electorales, una profesión bien remunerada. Si algo había de mensaje propositivo, este quedó oculto tras las maniobras para descalificar al otro. En política las afrentas se perdonan con cuotas de poder y por lo pronto en el reparto de diputaciones y senadurías, ya se siente la mano presidencial.
Los optimistas concluirán que esto fue un portento de democracia, los demás pensaran que este es un ejercicio más para que la elite que se ha enquistado en el poder siga practicando para no soltar los negocios públicos, que ya por más de un siglo han demostrado servir a lo privado. Los confusos creerán que el razonamiento del voto femenino es seguir a una mujer, lo que no es otra cosa que menospreciar la capacidad de decisión de las mujeres que buscan que cambien las circunstancias en el país.
La pregunta obligada por lo pronto, es a que estará obligada Josefina a cambio de contar con el apoyo del gobierno para ganar la elección, porque con sus medios propios no llegara a ningún lado y el partido tiene que luchar contra la imagen de derrota que llevan encima.
Samuel Schmitd
schmidt@mexico.com
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