Pedro Echeverría V.
1. En la administración del presidente Felipe Calderón la deuda pública aumentó a una tasa real que superó en 9.6 veces el crecimiento de la economía, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF).En el periodo de 2006 a 2010, que comprende los primeros cuatro años de la actual administración federal, la deuda pública creció de 2 billones 129 mil 91.5 millones de pesos a 3 billones 594 mil 942.7 millones de pesos, documentó la ASF. Esto representó un incremento de 68.84 por ciento en el periodo y de 17.2 por ciento en promedio anual, mientras que, en esos cuatro años, el PIB aumentó a una tasa de 0.9 por ciento en promedio anual. Así, la deuda pública creció, en términos nominales, a una tasa que superó en 18 veces a la registrada por la economía en su conjunto entre diciembre de 2006 y el mismo mes de 2010. El saldo alcanza $5.5 billones, equivalente a 42% del PIB, y rebasa los parámetros del FMI. (La Jornada de hoy)
2. La revista Proceso de hoy 19, también, publicó que “en 10 años de gobiernos panistas la economía ha sido un verdadero fracaso o desastre. De 2001 a 2010 registró una tasa de crecimiento anual de 1.7 % en promedio. En los últimos años, el crecimiento del PIB de México, de 5.4 es apenas superior al 4.4% de los países de oriente medio y del Norte de África; idéntico al 5.4 de países África subsahariana… pero lejísimo del 10.3 de China o el 10.1 de la India. En la región Paraguay creció al 15, Argentina al 9.2, Perú al 8.8, Uruguay al 8.5, Republica Dominicana al 7.8 y Brasil y Panamá al 7.5 %. Basta ver un ejemplo que publica la misma revista Proceso: “Mientras Brasil generaba el 32.7 % del PIB de AL en 2006 y pasó al 34 en 2010, México caminó en sentido contrario: en 2006 generaba el 27.1 del PIB de AL pero en 2010 fue de 24.4 %”. En endeudamiento externo de México será motivo de otro estudio.
3. ¿Se necesitarán algunas explicaciones sobre estas cifras que hablan claramente de la gigantesca deuda pública oficial, por un lado, y del crecimiento económico desastroso del país durante los regímenes panistas? Pero en campañas políticas es muy difícil, por no decir imposible, pensar en juicios serios porque siempre se atribuyen a “falsos argumentos políticos” y, cuando éstos se empiezan a desarrollarse e investigarse, surgen “arreglos” entre partidos para que dejen de difundirse a cambio de otros negocios. La realidad es que los dos problemas apuntados, más la gigantesca deuda externa son problemas que deberían poner en la cárcel a los presidentes, expresidentes y demás por los daños masivos que han ocasionado al país. Pero basta conocer mil experiencias en México en las que López Mateos no fue juzgado por la represión de más de tres mil ferrocarrileros; Díaz Ordaz y Echeverría por los asesinatos de estudiantes en 1968 y 1971; ni Salinas por la destrucción del país ni Zedillo por Acteal.
4. Desafortunadamente el saqueo de la burguesía empresarial y política es gigantesco, junto a la complicidad de los partidos políticos e intelectuales que lo silencian. Entre tanto nuestro pueblo mexicano –igual que Centroamérica y parte del Sur del continente- llevado al hambre, a la indigencia e ignorancia, prefiere la enajenación ante los programas de televisión y los anuncios de la próxima visita del Papa. Ya el analista de medios Giovanni Sartori decía que los trabajadores, cansados hasta el tope de su labor, se sentaban frente al televisor a ver, escuchar y aceptar toda la basura que los empresarios de medios querían meterle a la cabeza. “Un mundo concentrado sólo en el hecho de ver es un mundo estúpido. El homo sapiens, un ser caracterizado por la reflexión, por su capacidad para generar abstracciones, se está convirtiendo en un homo videns, una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende”.
5. No le hagas mucho caso a Sartori, te basta escuchar a cualquier grupo de muchachitas hablando de modas, perfumes y programas o a jóvenes conversando de coches y de chavas para conocer la profundidad en que está presente la TV en la vida cotidiana. ¿Y entre los trabajadores? Pues basta saber de la idea que ha externado el filósofo Marcusse: Si una secretaria, un trabajador tienen los mismos gustos y las mismas ambiciones capitalistas de poseer un coche nuevo, una sala de su casa o un vestido igual al de sus patrones, esto habla de la total conquista cultural, espiritual, del pensar, del proletariado. ¿Por qué la TV va a ocupar sus pantallas con problemas de los campesinos, los obreros, las luchas sociales, problemas económicos del país, si -según los empresarios- lo que quieren los trabajadores es descansar, distraerse, con programas divertidos, preparados -especialmente para ellos- por los psicólogos asesores de la TV?
6. En las últimas semanas los medios de información no han descansado en informar de la “sacrosanta visita papal” en el mes de marzo. El PAN y el alto clero –con la voz del cardenal-arzobispo “supremo” de México- han lanzado un llamado para que ningún católico vote a favor de quienes han ofendido a la iglesia estando de acuerdo con el aborto y con la libre convivencia –o adopción de hijos- de los homosexuales. La iglesia –como lo ha hecho todos los años- interviene de manera directa en política guiando el voto de sus feligreses; pero ningún partido, por miedo, -ni siquiera de los sedicentes de centroizquierda- se atreve a responder al clero a partir de las posiciones ideológicas y morales. ¿Cuándo los trabajadores mexicanos, que según se dice es un 80 por ciento católico, podrá liberarse de lo que Marx llamó “el opio del pueblo”? ¿Cómo lo hará si durante las 24 horas del día –desde que nace- permanece atado a las costumbres?
7. Sigo esperanzado que en un año de estos, encabezado por las luchas de los trabajadores, se rompan muchos monopolios en México y en el mundo. En México hay que alentar y empujar más la bronca Slim-Televisa para que al fin Teléfonos-TV desaparezcan como monopolios; lo mismo debe hacerse entre los partido PRI y PAN que monopolizan el Estado o entre el ejército yanqui y el mexicano que monopolizan la compra y venta de armas; así como entre los grupos del narcotráfico que compiten entre sí. Aunque estos monopolios, antes de debilitarse o morir, buscarán unir sus fuerzas contra el pueblo. ¿Para qué podrán servir las constantes publicaciones de denuncia del diario La Jornada y del semanario Proceso si las fuerzas políticas siguen con un bozal? La situación en México es desesperante tanto por su agravamiento económico y político como también porque la población no parece enterarse de nada.
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Correo: pedroe@cablered.net.mx
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