7/29/2012

Preparar a la gente a luchar en las calles no en el parlamento, que beneficia sólo a partidos


Pedro Echeverría V.

1. Enrique Krauze y Denís Dresser, entre muchos, encabezan la campaña por la formación de un partido decente, moderno, abierto y negociador de centro izquierda, muy parecido al PRD de los “chuchos”, pero sobre todo culto. La población mexicana, al contrario –después de tres campañas políticas de Cuauhtémoc Cárdenas y dos de López Obrador, que fueron defraudados en sus ilusiones por ganar la Presidencia de la República- señala que los políticos, partidos, gobiernos y parlamentos, valen un carajo porque son sólo un medio para obtener enormes salarios y realizar muchos negocios. Y, preguntan: ¿habrá un político en México que sólo en salarios no se haya llevado a la bolsa de 200 a 500 mil pesos cada mes mientras los trabajadores sólo obtienen dos mil pesos mensuales? ¿Para qué entonces queremos partidos?

2. Las llamadas democracia maderista (1911-13) y luego vasconcelista (1929) han representado siempre en México la ilusión de los derechistas, hacendados y los bien alimentados que -como diría Gorz en Historia y enajenación- pueden esperar las “calendas griegas” regocijados en su comodidad. Sin embargo el pueblo mexicano, así como muchos pueblos asiáticos, africanos y de nuestra América, exigen cambios hoy y no para cuando todos estén muertos. En México –con la Revolución burguesa que se hizo gobierno- hemos vivido la dictadura de los gobiernos empresariales del PRI y del PAN a lo largo de por lo menos 82 años: al pueblo se le ha engañado cada cuatro o seis años diciéndole que ahora si mejorará su situación; sin embargo esa mentira se ha agotado y parece que el radicalismo del pueblo miserable lo expresa contra todos los partidos.

3. Televisa, TV Azteca, la radio y todos sus comentaristas, han hecho largas campañas contra López Obrador y los jóvenes del Yo soy 132 porque convocan a concentraciones, cercamientos y marchas en las calles. Estas movilizaciones han sido muy pacíficas y respetuosas porque hasta ahora la policía no ha recibido órdenes de reprimir, encarcelar o matar. ¿O acaso salir a las calles con pancartas, mantas, gritos, es violencia cuando la famosa Constitución (aunque burguesa) exige respeto a las demandas populares? La única violencia que conozco es cuando policías y milicos con caballos, perros, gases lacrimógenos y armas de todo tipo, bloquean cualquier protesta contra el gobierno, empresarios o Estado. ¿Alguna vez los que protestan han arrojado balas o gases lacrimógenos contra los represores? Lo más que han encontrado en su camino son piedras.

4. Los partidos son terribles estructuras de poder que imponen a sus cuadros medios y de base las determinaciones centralistas tomadas desde arriba. En México nunca han batallado por los intereses de los trabajadores porque sus fines siempre han sido el gobierno, los procesos electorales y los cargos de poder, así como el dinero. ¿Le ha importado a los partidos alguna vez (con excepción de los pequeños en los años sesenta y setenta) la lucha concreta de los ferrocarrileros, electricistas, mineros, petroleros, profesores, estudiantes, sin poner en primer lugar las luchas electorales por cargos y el fortalecimiento del partido? El fetiche del fortalecimiento de la organización centralizada se impone siempre porque es el medio para escalar en el partido, el gobierno y el Estado. El partido siempre lo es todo; los trabajadores nada. El poder obnubila la visión y la mente.

5. Los partidos de derecha como el PRI y el PAN nacieron (no podrán silenciarlo ni esconderlo, porque ellos mismos han sido gobierno) para servir al Estado y a los empresarios; pero el caso de los de izquierda y centroizquierda es muy grave que sigan la misma línea que la burguesía les ha marcado. Con excepción del diputado Noroña y uno o dos más, los gobernadores, presidentes municipales y parlamentarios sirven para negociar votos y cobrar sus gigantescos salarios. Esta corrupción y la falta de compromiso con los trabajadores es lo que ha observado la población y por ello ha preferido aislarse de todos los partidos, por ello también ha seguido a los movimientos de masas que no tienen compromisos con esos organismos de mando y obediencia. Quizá por ello el Yo soy 132 y la CNTE de Oaxaca son movimientos masivos.

6. No debemos olvidar las palabras dichas por un estudiante del Yo soy 132 que habló durante el cerco al edificio de Televisa del pasado 26 y 27 de julio: “Sobre esta muralla los grandes poderes colocan con descaro su opulencia. Sus ladrillos son la pobreza de más de más de la mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los 10 hombres más ricos del país concentran el equivalente al ingreso de 40 millones de pobres. Los poderes fácticos se concentran en estos medios. De los 10 hombres más ricos de México, cinco se encuentran en las mesas directivas de las televisoras: Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas, Alberto Bailleres, Germán Larrea y Pedro Aspe”. El PRI y el PAN están aliados o forman parte de esos poderes fácticos, ¿es lo que persiguen los socialdemócratas o seguidores de centro izquierda?

7. ¿Cuánto más debemos esperar los explotados para liberarnos de esa terrible clase capitalista que con sus partidos, medios de información, iglesias y escuelas, nos oprime y aprisiona? Por las decenas de miles de denuncias contra Televisa, el PRI y el gobierno panistas, así como por las movilizaciones que han crecido en número, pareciera que cada día estamos más cerca de los grandes estallidos sociales. Los partidos no pueden ser más los condones de la libertad, los instrumentos que use la clase dominante para mediatizar las luchas sociales. Construyamos organizaciones horizontales, sin proclamados dirigentes, que se coordinen para acciones concretas en las luchas de los trabajadores. Llevamos ya más de 100 años luchando contra una revolución que sólo sirvió para entregar un nuevo poder a la burguesía mientras en México sigue existiendo un 70 por ciento de población pobre y miserable. (29/VII/12)

http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx

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