Por la Redacción
México, DF, 15 ago 12 (CIMAC).-
Además de su inequitativa participación en el mercado laboral, limitado
acceso a la seguridad social, menores condiciones de salud y el relego
social, las mujeres tienen que enfrentar las desventajas del
envejecimiento.
En el “Diagnóstico socio-demográfico del
envejecimiento en México”, elaborado por el Consejo Nacional de
Población (Conapo), se advierte que la vejez es mayormente femenina y
se proyecta que para el año 2050 habrá 15.6 millones de adultas
mayores.
Conapo explica que en el futuro las mujeres
enfrentarán un panorama sombrío, ya que en la etapa de la vejez se
quedarán solas, se volverán dependientes y la mayoría deberá vivir
solventando los gastos de enfermedades crónicas.
A partir de
los 65 años las mujeres se vuelven dependientes debido a la aparición y
acumulación de padecimientos crónicos, incurables y progresivos que si
bien no son fatales sí tienen serios efectos en la calidad de vida de
las personas, se destaca en el diagnóstico.
Ellas se vuelven
presas de las enfermedades del corazón, la diabetes, los cánceres y las
enfermedades cerebro-vasculares, padecimientos que requieren atención
médica y cuidados de largo plazo, y que además son las principales
causas de muerte en esa etapa de la vida.
En las últimas
cuatro décadas, de 1970 a 2010, la población de 65 años y más pasó de
1.8 a 7 millones de personas y se prevé que para 2050 la cifra crezca a
casi 28.7, y por tanto habrá 15.5 millones de mujeres contra 13.1
millones de hombres en esa edad.
En este contexto, el
diagnóstico advierte que esta situación era poco problemática cuando
los volúmenes de población envejecida eran menores, pero ahora, y sobre
todo a futuro, las dificultades se multiplican ante el inminente
envejecimiento.
Uno de los principales males del
envejecimiento son las enfermedades y la incapacidad que originan, ya
que las mujeres y los hombres se volverán dependientes, lo que
significan cargas sociales, económicas y emocionales para la persona,
la familia y la sociedad, indica el Conapo.
De acuerdo con la
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2006, las personas de
65 años y más tienden a padecer hipertensión, en primer lugar, diabetes
en segundo, y en tercero enfermedades del corazón.
Hay
diferencias significativas por sexo, toda vez que la prevalencia de
padecimientos crónicos en las mujeres es mayor que en los hombres. Por
ejemplo, la prevalencia de diabetes fue mayor entre las mujeres, con
19.7 por ciento, y en los varones con 14.6.
El Conapo señala que
ante la necesidad de prevenir y controlar estas enfermedades para
mitigar sus efectos, se genera una creciente necesidad de adaptar y
reforzar los sistemas de salud, las instituciones de seguridad social y
las relaciones familiares.
El reporte expone que en el año
2000 la mayor parte de las mujeres de 65 a 69 años de edad se dedicaba
al hogar (63.7 por ciento), y para 2010 el 68.4 por ciento hacía estas
actividades, es decir, hay una baja proporción de adultas mayores
trabajando.
El no tener un trabajo con seguridad social
repercute en el futuro de estas mujeres; así por ejemplo para el año
2000 sólo entre el 14 y 17.1 por ciento de las mujeres tenía ingresos
por jubilación.
En 2010 la cifra aumentó a entre 17.6 y 21.2 por
ciento, lo cual se explica por el alto envejecimiento de trabajadores
con seguridad social.
A lo anterior hay que sumar que las
mujeres que no tuvieron oportunidad de trabajar y no tienen seguridad
social, en la vejez probablemente se quedarán solas pues el diagnóstico
revela que la viudez de las mujeres se acentúa a los 75 años de edad.
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