8/15/2012

Luces y sombras de Londres

Detrás de la noticia


Francia recibió a sus héroes olímpicos llegando a la capital del mundo en su tren de gala: el festejo fue, por supuesto, en los Campos Elíseos; luego, los atletas desfilaron por la tarde de París saludando a los aficionados. En Santo Domingo, capital de la República Dominicana, miles acompañaron a sus atletas desde el aeropuerto y a través de 20 kilómetros de marcha triunfal hasta su centro histórico donde hubo una gran fiesta. En China, miles de aficionados con ramos de flores siguieron a sus exitosísimos deportistas del aeropuerto a Beijing en una calurosa bienvenida en la que se escucharon mensajes de varios de sus medallistas. Guatemala vivió un día de júbilo a la llegada de su delegación, que fue recibida por el presidente y la vicepresidenta y luego de una caravana fue aclamada por miles de entusiastas chapines. Los holandeses montaron una espectacular escenografía en forma de medalla en la célebre Stationsplein que se vio desbordada por los decenas de miles que fueron a vitorear a sus atletas. En Brasil, la imponente Sao Paulo fue la ciudad encargada de recibir al ritmo de batucada interminable a sus competidores que, trepados en carros de bomberos, fueron celebrados con alegría tumultuaria. En México, los que quieran ovacionar a nuestros “héroes olímpicos” tendrán que pagar de 200 a mil pesos para ingresar al estadio Azteca. Y es que los vivísimos directivos de la Federación Mexicana de Futbol creen que todos somos idiotas. Así que a algún genio imbécil se le ocurrió que sería muy buen negocio obligar a la gente a asistir al estadio y sacarle lo que se pudiera con el pretexto de un homenaje a nuestros ganadores de la histórica medalla de oro frente a Brasil.

Una decisión tan centavera que lo único que hace es revelar una vez más la concepción mediocre y mercantilista de nuestros dirigentes deportivos. Todos ellos incapaces de entender la importancia social que alcanza el futbol en el mundo entero, pero sobre todo en un país como el nuestro, tan urgido de fiestas auténticas como de buenas noticias.
Pero vamos por partes: antes que nada habría que reconocer los admirables esfuerzos individuales de Paola, Alejandra, Germán, Iván, Laura, Aída, Mariana, Rosario y, por supuesto, de todos los integrantes del equipo de futbol que nos han dado una alegría tan grande, que cupo ahí la lágrima inolvidable del Flaco Tena, cuando se escuchaba nuestro himno nacional en el mítico estadio de Wembley.

Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que, como país, seguimos acumulando fracaso tras fracaso en materia deportiva: un potencial de 110 millones de habitantes; el lugar número 12 de la economía global; más de siete mil millones de pesos en infraestructura, que es el presupuesto de la Comisión Nacional del Deporte y 600 millones de pesos tan sólo en el rubro de atletas de alto rendimiento. Y claro que las comparaciones son odiosas pero más que nunca necesarias. Desde luego no hay necesidad de establecerlas con los países más desarrollados o de mayor crecimiento económico como EU, China y las potencias europeas. No es necesario marcar diferencias abismales. Pero basta con mencionar países de economías raquíticas frente a la nuestra —número 12 del mundo— que alcanzaron muchos mejores resultados: Kenia, economía 83, con 11 medallas, dos de oro; Etiopía, una de las naciones más pobres de la tierra alcanzó tres medallas de oro y otras cuatro de plata y bronce; Jamaica, de la centésima parte de nuestro potencial económico, se llevó cuatro de oro y 12 en total. Sí, ya sé que me dirán que estos son países que tienen corredores excepcionales. El problema es que nosotros no somos excepcionales en nada.

El tema no es ese. Y ahí está el caso de Cuba, que con el PIB 64 del mundo quedó en el lugar 15 del medallero general de Londres 2012 con cinco preseas áureas y un total de 14. La diferencia es elemental: allá el deporte es prioridad nacional, un asunto de estado; mientras aquí seguimos con los mismos voraces y panzones dirigentes de toda la vida o tenemos al frente de la Conade a Bernardito, cuyos únicos méritos son la oportunista renuncia a una candidatura presidencial de pacotilla y ser muy cuate del presidente Calderón.
¡Ah! También están los miserables que quieren cobrarnos por aplaudir.
 
@RicardoRocha_MX
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Periodista

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