LA OTRA RUTA MIGRATORIA
Las “confunden” con centroamericanas y les piden “mordida”
Por Patricia Mayorga, corresponsalChihuahua, 15 ago 12 (CIMAC).- Para poder sobrevivir a las carencias económicas de su pueblo en el sureño estado de Oaxaca (uno de los más marginados del país), las hermanas adolescentes Cristina e Irene Ciriaco Marín, así como su padre y tío, han tenido que viajar 40 horas a bordo un camión en malas condiciones que les cobra 550 pesos por persona.
Estas dos jóvenes de 15 y 17 años de edad decidieron dejar sus estudios de educación secundaria por segundo año consecutivo, emprender un viaje de 2 mil kilómetros de distancia entre Oaxaca y Chihuahua, porque lo importante es comer y generar dinero para enviarle a su madre, dos hermanas y un hermano que se quedaron en su pueblo natal Cinco Palillo.
Ahora ellas esperan que llegue el resto de la familia y sus compañeros para presenciar la ceremonia de inicio de la construcción del albergue para jornaleros migrantes que llegan cada año a la pizca de chile al Ejido Benito Juárez, en el municipio de Buenaventura.
Esta ceremonia tiene por objetivo poner la primera piedra de uno de los tres albergues para migrantes en este estado, para que ya no paguen los 500 o 600 pesos de renta al mes por familia, es decir, sería un ahorro, pero aún no hay fecha para que se concluyan, así que deben sólo confiar en la buena fe de los gobiernos federal, estatal y municipal.
A este ejido llegaron hace cinco días, dice Gilberto Ciriaco Benítez, padre de Irene y Cristina. Estas dos hermanas y su padre se unen a la larga lista de jornaleras y jornaleros de Oaxaca y Guerrero, que cada año emprenden el viaje que las trae a Buenaventura con la esperanza de tener mejores ingresos y mejorar un poco su calidad de vida.
Gilberto cuenta que para salir de su pueblo contrataron el servicio de un camión “pirata” que les cobró 22 mil pesos (550 pesos por pasajero). Al camión se subieron 40 personas e hizo un trayecto de 40 horas. Es el segundo año que llegan a Chihuahua las hermanas con su papá y un tío paterno.
Así como el camión en que viajaron las hermanas Cristina e Irene con su papá y tío, llegaron decenas de camiones más a Chihuahua a inicios de este mes de agosto para la pizca de chile en la zona noroeste del estado, y la que registra mayor número de jornaleros de otras entidades del país.
Al gasto corriente para su pasaje, las y los migrantes también deben llevar un “extra” de 500 y 600 pesos por si la policía los detiene bajo el argumento de que son centroamericanos y deben pagar “la mordida”.
Una vez que las y los migrantes jornaleras llegan al lugar donde trabajarán, su prioridad es la construcción de albergues limpios y la orientación para tramitar documentos oficiales, porque muchos viajan sin ellos, indica el delegado de la Secretaría de Desarrollo Social, Arturo Fuentes Vélez.
De acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Chihuahua, al estado llegan alrededor de 25 mil jornaleros por año, de los que casi el 50 por ciento son mujeres.
ASUMIENDO EL RIESGO
Ciriaco Benítez narra que en esta ocasión el camión falló, él de antemano sabe que siempre falla, pero el riesgo lo asumen y esta vez llegaron bien. “Viajan muchas familias, con niños de todas las edades”, dice el padre de familia.
Ellos regresarán a Oaxaca en octubre próximo, cuando termine la pizca de chile y comience la de zacate. Su vocación es ser jornaleros, dicen que aman la tierra y les gusta su trabajo. Apenas en julio pasado terminó en Oaxaca el temporal de maíz y frijol, y con ello se quedan sin trabajo en sus poblados, por eso viajaron a Chihuahua.
Irene, la hermana mayor, comenta que suspendieron sus estudios en secundaria, para apoyar con el trabajo a sus padres.
Se estima que en Chihuahua trabajan o acompañan a sus padres jornaleros 6 mil 695 menores de edad, de quienes mil 905 son niñas y niños entre cero y cinco años.
Ellos truncan sus estudios o los continúan de manera deficiente en los lugares a los que llegan a trabajar, por lo que con los albergues buscan darles una educación que tenga continuidad entre una ciudad y otra a la que viajan, a través del Programa de Educación Primaria para Niños y Niñas Migrantes (Promin).
Con la construcción del albergue de Buenaventura en el Ejido Benito Juárez se beneficiarán 613 niñas y niños y jóvenes de hasta de 18 años que estén inscritos en una institución educativa; 2 mil 747 niñas y niños y 4 mil 843 familias contarán con alimentos preparados al mes.
Las dos adolescentes aseguran que les gusta más Chihuahua que su tierra, porque hay más opciones para conocer lugares y pasear, aunque extrañan a su mamá Francisca Marín y a sus hermanos.
A las 6 de la mañana a Cristina e Irene, como cientos de niñas, niños y adolescentes, ya se les ve activas, listas para iniciar una jornada laboral de 10 horas.
Cubren su cabello negro y sedoso para que no lo dañe el sol, así como su cara. Visten un pantalón para facilitar su tarea de pizcar entre 130 y 140 kilos de chile, para ganar cada una alrededor de 160 pesos diarios.
En el Ejido Benito Juárez cada año se rentan pequeñas casas a las y los migrantes por entre 500 y 650 pesos al mes. Estas dos hermanas, su papá y su tío ganan cerca de 500 pesos diarios. Por la tarde las mujeres cocinan para todos al regresar del trabajo, sin remuneración alguna. Durante la jornada laboral sólo se dan unos minutos para comer algún lonche que se preparan.
El proyecto de los albergues estará a cargo de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social, el gobierno del estado y del ayuntamiento de Buenaventura. Otros municipios que serán beneficiados con albergues son Meoqui y Namiquipa, mientras que Ascensión, Delicias y Saucillo contarán con obras de equipamiento porque tienen otras necesidades
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