LABORAL
Independencia económica y libertad sobre la maternidad
Especial retomada del sitio cepes.org.pe
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.- Al
aumentar la presencia de las mujeres rurales en labores agrícolas
remuneradas, no sólo ellas se fortalecen económicamente, sino que
también cambian las estructuras familiares tradicionales y surgen
nuevas formas de identidad femenina, consideran investigadoras chilenas.En el artículo “Mujer, trabajo y familia. Tensiones, rupturas y continuidades en sectores rurales de Chile central”, Julia Fawaz Yissi y Paula Soto Villagrán establecen que al tener ingresos por su trabajo en el campo, las mujeres rurales cuentan con más posibilidades de modificar las relaciones intrafamiliares, y se les abren mayores oportunidades de autonomía personal.
Con base en una investigación en la central provincia de Ñuble, las especialistas analizaron si la reciente incorporación de las mujeres rurales al mercado de trabajo ha creado nuevas percepciones sobre las actividades y labores que desempeñan en la familia.
De acuerdo con Fawaz y Soto, existen “formas variadas de empoderamiento de género”, ya que al contar con un ingreso las mujeres establecen nuevas redes y círculos de apoyo, diversifican las actividades del hogar, e involucran a los varones en ellas.
En Chile, los programas de apoyo al trabajo rural se han modificado en los últimos 20 años y han permitido la incorporación de las mujeres en actividades agropecuarias remuneradas, lo que según las investigadoras ha favorecido a las habitantes rurales, ya que les abre la posibilidad de “reconstruir los arreglos culturales” a los que están sometidas.
Y es que en el país sudamericano, las mujeres rurales ahora obtienen recursos económicos en ocupaciones que tienen que ver con el trabajo en el campo y la venta de productos agropecuarios, así como con tareas microempresariales y empleos en zonas urbanas.
En el artículo publicado en la revista mexicana La Ventana –editada por el Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara (UdeG)–, las especialistas observan que uno de los efectos culturales y económicos de esa situación es el aumento de 27 por ciento en el número de jefas de familia en zonas rurales.
También se detectó un decremento de la tasa de fecundidad de esas mujeres, quienes tradicionalmente estaban destinadas a formar familias numerosas.
Sin embargo, aclaran las autoras, se debe considerar que las transformaciones culturales no son lineales y presentan ciertas “contradicciones”, toda vez que el valor económico y social del trabajo de las mujeres rurales va asociado al bienestar familiar y no sólo el personal.
Por lo que, concluyen Julia Fawaz Yissi y Paula Soto Villagrán, es necesario expandir las formas en que las mujeres de medios rurales pueden alcanzar el empoderamiento personal.
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