Pedro Miguel
En
sólo seis semanas ustedes han podido constatar cuánto hemos cambiado:
somos un equipo incluyente, plural, con visión de país y sensibilidad
política. Sobre todo, tenemos propuestas y ofertas concretas para todos
los sectores, como ya se han ido enterando.
No, perdón: como nunca antes.
A ustedes, los integrantes de una sociedad cada vez más insumisa, les proponemos un pacto: ustedes se olvidan de las circunstancias de nuestro triunfo –el favoritisimo mediático, los millones de votos comprados, el dinero lavado, la brutalidad policial– y nosotros les perdonamos sus exigencias de honestidad, su antipriísmo mayoritario y (concedamos) acaso irremediable, sus extravíos ciudadanos –esperemos que pasajeros–, su desprecio, su irritación, sus burlas y, sobre todo, sus afanes de organizarse al margen de estructuras corporativas y su empecinamiento en llenar las calles para repudiarnos.
Ya lo verán: tenemos cargos, encargos y escritorios para opositores de todas clases. Podemos forjarle una nueva vida a académicos desencantados; procurarle un futuro digno (es decir, con yate) a dirigentes sindicales hasta ahora independientes; mimar a activistas sociales; hacer la claridad en la cabeza de intelectuales melancólicos; rehabilitar a princesas mancilladas por el escándalo; resucitar a cadáveres políticos. Contamos con recompensas para cualquiera que aspire a superar la plaga populista del lopezobradorismo, a curarse del virus #YoSoy132, a sanar del zapatismo, a capitalizar su disidencia, a convertir en posición cómoda y honorable su lucha de toda la vida. A los panistas no necesitamos reclutarlos porque son nuestros: lo han sido desde 1988 y hasta nos hemos dado el lujo de gobernar por medio de ellos. Ah: y contaremos con una izquierda civilizada, educada, bien vestida, pasteurizada y con agregado de vitaminas por la vía de las prerrogativas electorales. Para ella, la promesa de que no la olvidaremos a la hora de formular los presupuestos.
Conocemos
al dedillo las artes de la cooptación y de la seducción y si con ellas
no bastara, sabemos también la manera de provocarles las peores
pesadillas.
Aunque, claro, esto último no vamos a pregonarlo a voz en cuello como lo hicieron nuestros torpes antecesores panistas. A buen acatador, pocos garrotazos.
Las viejas generaciones conocen nuestras habilidades en la guerra sucia, en la desaparición, la tortura, el descrédito y el silencio. En cuanto a las más recientes, algo habrán aprendido en mayo de 2006 en Atenco, y las últimas han tenido su lección el pasado 1º de diciembre y en las semanas sucesivas.
Dennos un punto de apoyo y moveremos al mundo. No importa que no nos crean: simulen creernos y verán qué bien nos entendemos. Pronto caerán en la cuenta de que nosotros hemos sido, somos y seguiremos siendo su mejor opción, por más que no hayan optado por nosotros. Reconocemos los problemas, los encapsulamos y procuramos resolverlos de manera quirúrgica, es decir, sin tocar más que lo indispensable, sin trastocar este orden que le hemos dado al país, sin alterar las lógicas a las cuales servimos. Sabemos que forma es fondo y, por lo tanto, la apariencia de paz es paz, la apariencia de democracia es democracia y la apariencia de honestidad es honestidad. Ni le busquen.
Resistan, pero fortalézcannos. Opónganse, pero sírvannos, y ya verán que no vamos a tener ningún disgusto.
Sabemos ser diferentes sin perder nuestra esencia; somos capaces de cambiar todo lo que sea necesario para que no cambie nada y tenemos una vasta experiencia en el intercambio de dignidad por comodidad y, como pueden ver, hemos cambiado.
navegaciones.blogspot.com
Twitter: @Navegaciones
Aunque, claro, esto último no vamos a pregonarlo a voz en cuello como lo hicieron nuestros torpes antecesores panistas. A buen acatador, pocos garrotazos.
Las viejas generaciones conocen nuestras habilidades en la guerra sucia, en la desaparición, la tortura, el descrédito y el silencio. En cuanto a las más recientes, algo habrán aprendido en mayo de 2006 en Atenco, y las últimas han tenido su lección el pasado 1º de diciembre y en las semanas sucesivas.
Dennos un punto de apoyo y moveremos al mundo. No importa que no nos crean: simulen creernos y verán qué bien nos entendemos. Pronto caerán en la cuenta de que nosotros hemos sido, somos y seguiremos siendo su mejor opción, por más que no hayan optado por nosotros. Reconocemos los problemas, los encapsulamos y procuramos resolverlos de manera quirúrgica, es decir, sin tocar más que lo indispensable, sin trastocar este orden que le hemos dado al país, sin alterar las lógicas a las cuales servimos. Sabemos que forma es fondo y, por lo tanto, la apariencia de paz es paz, la apariencia de democracia es democracia y la apariencia de honestidad es honestidad. Ni le busquen.
Resistan, pero fortalézcannos. Opónganse, pero sírvannos, y ya verán que no vamos a tener ningún disgusto.
Sabemos ser diferentes sin perder nuestra esencia; somos capaces de cambiar todo lo que sea necesario para que no cambie nada y tenemos una vasta experiencia en el intercambio de dignidad por comodidad y, como pueden ver, hemos cambiado.
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